532 días

Escribo el jueves, 20 de octubre de 2011, quién sabe si una fecha clave en la historia de España, al menos una marca en el calendario que ha servido de respiro para muchos ciudadanos de un territorio al norte de nuestro país. Escribo sin haber leído los periódicos digitales, escuchado cualquier tertulia de radio habitual a estas horas –son las once y media de la noche- y sin acercarme a los informativos de las televisiones. Apenas unas ojeadas a las cuentas de twitter por si hay alguna contestación pendiente. Escribo desde la paz, con la memoria.

Recuerdo que hace justo quince años por estas fechas, un funcionario de prisiones burgalés llevaba enterrado en vida más de 300 días, y aún le quedaban 200 más por sufrir, al final 532 con tal hartazgo que por su cabeza pasó quitarse la vida y con tal frustración que cuando la policía que le liberó entró en el zulo -donde cuatro asesinos le habían secuestrado- pidió que le mataran, suponiendo que era uno de sus carceleros. Pocos días después, en venganza, asesinaron a un joven concejal de Ermua a quemarropa, con preaviso, en los dos días de mayor angustia colectiva que ha vivido España. Esos días estaba en San Sebastián y lloré, lloré mucho. José Antonio y Miguel Ángel han sido dos de los emblemas de las miles de víctimas –más de 800 muertos- que ha tenido este país en los últimos cuarenta años causados por una banda de terroristas.

Tras estos dos sucesos, decidí escribir un libro –junto a Belén, una compañera y gran profesional- con para mí el único objetivo de que esos días no se olvidaran, dada la frágil memoria que tiene la sociedad y su facilidad para ser anestesiada. Fue un año en que conocimos las andanzas de cuatro tipos despiadados y de sus sanguinarios líderes. Fue adentrarte en un mundo de odio radical y violencia. Aun repaso también los momentos en que decidí estudiar en Pamplona y como mi padre –que en gloria esté- me presentaba los recortes de periódicos de unos años de plomo, intentando cambiar mi decisión. O como en Madrid, en mi primer trabajo, escuché desde la redacción el potente coche bomba que acababa con la vida de más de una decena de jóvenes guardias civiles. O en otra redacción en Burgos, el estallido de una comisaría de policía y ya desde el extranjero el de unas viviendas de guardias civiles en Burgos que solo dos milagros evitaron que se convirtieran en tragedia.

Me dicen que tengo que perdonar. No soy un héroe, que se les juzgue y que se pudran.

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6 comentarios en “532 días

  1. Esplendido ultimo parrafo.Lo anterior descriptivo,esto ultimo me tranquiliza pues una buena gente como tu comparte sentimientos

  2. Totalmente de acuerdo. Gran artículo. Aún nos queda confirmar que no es sólo un sueño, sino una realidad. Sinceramente, yo no los creo.

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