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La memoria en el camino

Le conocí en Pamplona, el tipo es un poco desgarbado, forofo de Osasuna, republicano (o eso dice), buena persona y periodista. Tuvimos ocasión de trabajar juntos en un proyecto que si no culminó con la continuidad, creo que valió para trabajar en equipo un puñado de jóvenes inquietos y donde teníamos que doblegar al dragón, no lo conseguimos porque el dragón era muy grande, y en parte porque tampoco nos dieron mucho tiempo para alcanzarle.

Este elemento pretende en los próximos días iniciar un viaje desde Finisterre hasta Jerusalén, lo que supone, según ha calculado, más de diez millones de pasos. Lo hace para llamar la atención sobre una enfermedad que es la del alzheimer que se va extendiendo como una gran mancha y que no solo afecta a los propios pacientes, sino sobre todo a las familias de ellos.

He visto ejemplos enormes de dedicación y entrega a parientes con alzheimer, sin ley de dependencia y con ella, pero sobre todo con dosis de amor increíbles. No hace muchas semanas me encontré con un matrimonio ya de abuelos. El marido lleva diez años con su alzheimer, ella le saca a la calle pacientemente todos los días, un par de horas, y siempre que se encuentra con algún conocido sonríe, él también ajeno a la realidad o quizá contagiado por la persona con la que ha compartido su vida.

Guillermo Nagore también tiene en su familia un caso de alzheimer.  Y va a caminar, y mucho, con una mochila al hombro y la generosidad de por ahora un patrocinador, El Naturalista, y esperemos que con alguno más. El blog en el que contará su experiencia se llama ya La memoria en el camino y si escribe tan bien como sus habituales post será sin duda una lectura obligada durante este tiempo.  Para Guillermo, el alzheimer  es una enfermedad “con nombre de alemán ladrón de recuerdos, una enfermedad que no es ningún fenómeno metereológico inevitable sino que se puede y se debe combatir con medios de todo tipo para tratar de conseguir la utopía de una vejez digna y en condiciones para todos. Desde que el mundo es mundo, la única garantía de conseguir avances ha sido, es y será perseguir la utopía y eso es lo que haremos mientras caminemos hacia la madre de todas las ciudades, de todas las civilizaciones”

Serán 10 meses atravesando 14 países, en el camino de vuelta del que hizo hace veinte siglos Santiago. Parte atravesando ese Camino que ha supuesto la transformación interior de muchos de sus peregrinos, otra por lugares más inhóspitos y menos civilizados, y en todos con la idea de transmitir en palabras lo que supone el alzheimer, porque es serio, muy serio; estoy seguro que a este periodista de raza no le será difícil encontrar esas historias. Que conste que antes de partir el próximo mes de marzo quedó en hacer una visita al Museo de la Evolución, espero al menos que en la etapa que pase por Burgos se acuerde de saludarnos. Aquí pretendemos contar la historia de casi cinco millones de años. El busca la del día a día, la actual, con sus alegrías y tristezas, con sus pasiones, con sus emociones, con sus dudas y también con sus miserias.

Ultreya Guillermo, y si quieren seguirte por twitter @gnagore

Artículo publicado en DB el 20 de febrero de 2012

Con la radio a cuestas

Pareciera que con los dedos deslizándose sobre la pantalla del iphone o pegados a la teclas del twitter o los 100 minutos que según declaraba una de sus responsables dedicaban los chavales diariamente a tuenti no hubiera tiempo para que en nuestro Time Line particular la radio ocupara un espacio, y bien merecido, porque calidad no le falta a los programas españoles.
Es cierto que en función del trabajo que uno realiza las ondas te proponen diversas alternativas, y de los tertulianos por la mañana para aquellos que desean chutarse directamente en las venas a las horas madrugadoras, puedes pasar a la música solo en castellano con Cadena Dial.
Desde hace no muchos meses descubrí que la mejor manera de empezar el día con una sonrisa era escuchar Buenos días Javi Nieves de Cadena Cien, con Javi y Mar Amate (por cierto, personalmente encantadores), que ya está el mundo como está como para que encima algunos ginebrones (nombres con los que un amigo americano define a los tertulianos) te lo amarguen. Si tuviera un día dedicado exclusivamente a la radio les podría decir que tras @javinieves y @maramate , pasaría un rato por Herrera en la Onda  @herreraenlaonda, sobre todo entre las 10 y las 11 donde los lectores, sus fósforos, ofrecen increíbles historias reales (confrontar @rosanaguiza).  También podría alternar con Juan Ramón Lucas @juanralucas que presenta un magazine ejemplar en la radio pública.
Los programas locales con los que el oyente aterriza a media mañana en la mayoría de las emisoras merecen el máximo respeto por la profesionalidad y el buen hacer que consiguen pese a los pocos recursos que tienen. Es una pena que en todas las concesiones que se hayan hecho por parte de los poderes políticos se hayan incumplido los objetivos de una información más local y más cercana, cada vez las grandes compañías arrinconan este espacio y en algunas acaba desapareciendo. Bien es cierto, que hay otras que logran ir ganando resquicios a los programas nacionales, mi aplauso por ello, e incluso emisoras que han surgido al amparo de lo local y que esperamos se mantengan o crezcan.
La tarde es tiempo para el remanso. No oigo radio en estas horas, pero no me importaría hacerlo de la mano de Luis Herrero @encasadeherrero. Siempre me ha parecido un tipo templado y preparado.  A las ocho, eso sí, el inicio de La Brújula de @carlos_alsina merece una especial atención y casi devoción, así como su espacio de economía, incluso para dummies. Como siempre es bueno escuchar varias tendencias de vez en cuando se puede hacer zapping con @abarceloh25.  Para la noche, cualquier opción a esas horas puede resultar hasta interesante. Los fines de semana no se olviden de No es un día cualquiera con Pepa @NEUDC_RNE. Les seguiría haciendo una lista interminable, pero por si alguno quiere probar alguno de estos programas lo tiene fácil, cambie su dial.

(Publicado en DB el 13 de febrero, con motivo del #diamundialdelaradio)

por si no conocéis a Nina Simone

Más de cien mentiras

Unos cuantos lectores de esta Página Par me han preguntado quién era Nina Simone, otros ya habían calculado la edad del columnista basándose en sus gustos musicales, ciertamente son los de toda una generación. Como algunos de los políticos que dirigen nuestras vidas uno es bastante previsible, aunque también es cierto que eso no es incompatible con intentar ser un forofo de la innovación y las buenas ideas, que son las necesarias en los momentos de penuria económica para salir adelante.
Genios parece evidente que no hay muchos para admirar, aunque si volvemos a la música, también soy un enamorado de la mayoría de las letras de Joaquín Sabina, porque también dan razones para seguir viviendo, y no desde luego superficiales y nimias. “Más de cien palabras, más de cien motivos  para no cortarse de un tajo las venas,  más de cien pupilas donde vernos vivos,  más de cien mentiras que valen la pena”.
A buen seguro que la mayoría de ustedes coinciden con ello, con que: “Tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos los trenes, la risa, los bares,  tenemos la duda, y la fe, sumo y sigo,  
tenemos moteles, garitos, altares.  Tenemos urgencias, amores que matan,  tenemos silencio, tabaco, razones;  tenemos Venecia, tenemos Manhattan,  tenemos cenizas de revoluciones”.  
 
A pesar de eso, de las cien mentiras de Sabina, todavía nos deben faltar aún más razones, porque parece que gran parte de la sociedad se ha anestesiado o adormecido y del 15 M, por señalar un ejemplo, o los diferentes movimientos sociales que emergieron por el planeta, no parece haber quedado nada, salvo algunos soñadores o determinados grupos en las redes sociales que todavía se mantienen vivos merced a la ilusión de unos cuantos.
La economía ha golpeado y duro. Nos hemos vuelto más individualistas, aunque paradójicamente la generosidad con algunas ONG también se ha multiplicado. Sin embargo, hay también aspectos positivos que nos ha traído la crisis y es que parece que va a acabar con la cultura del derroche en las personas y en las instituciones y quizá ponga más la imaginación a trabajar, y por fin esos jóvenes sobradamente preparados puede que si se arriesgan tengan posibilidades para crecer. No deberíamos mirar tanto a los políticos sino ponernos en marcha una sociedad civil que supera con creces la capacidad de muchos de nuestros gobernantes (hay otros que merecen la pena pero a veces sus propuestas son aplazadas).
Pero en todo este enjambre también surgen optimistas por convicción que buscan todos los días motivos para celebrar, o personas encantadasp por su profesión (en el Museo de la Evolución estoy rodeado de ellas, desde los monitores del propio centro a los guías de Atapuerca) que pese a la precariedad de muchos de sus trabajos, cada día se presentan como si comenzaran de nuevo, o padres de familia que intentan como pueden que sus hijos no crezcan con las mismas dificultades que ellos tuvieron.

Y como dice Sabina: “Tenemos proyectos que se marchitaron, crímenes perfectos que no cometimos, retratos de novias que nos olvidaron y un alma en oferta que nunca vendimos”.  Todavía hay tiempo para la esperanza.