Archivo por meses: noviembre 2012

Del Madelman al Playmobil

Confieso que después de los indios y vaqueros de plástico que movía por la alfombra junto a las chapas fui del Madelman, de esos que lo podían todo, o al menos así lo afirmaban en sus cajas, de las botas difícil de colocar y unos cascos envidiable, aquellos hombres articulados dispuestos para la acción, desde el submarinista a los escaladores o aventureros que de pronto se convirtieron en el Geyper Man a los pocos años.

De una infancia de Reyes Magos de familia numerosa sorprendidos cada 6 de enero de madrugada. Ahora, mis sobrinos avanzan entre las aventuras de Mario Bross en la wii o en la nintendo -después de haber aprendido a hablar con Pocoyó, geniales los españoles que los crearon que ahora pasan por problemas-  a unos extraños seres llamados Gormitis con nombres tan ajenos a nuestra civilización como Helios, Barbataus, Carrapax, Granarbol, Noctis, Tasarau… con potencia suficiente casi para destruir el mundo.

Pero siempre nos quedarán los Playmobil, ideados por un alemán en los años 70 se fueron convirtiendo en todos los héroes de nuestras vidas, ya incluso de jóvenes y adultos. En España fueron inicialmente los clicks de Famobil. Curiosamente su creador aseguró en el diseño que se pudieran mantener de pie sin problemas, algo que costaba con los aguerridos soldados Madelman, además permiten ‘tunearlos’ con relativa facilidad y crear un mundo de ensueño.

Estos días he tenido la ocasión de compartir unas pocas horas con algunos de los miles de seguidores que de este pequeño juguete hay en España. Han creado una Asociación de Coleccionistas de Playmobil, Aesclick, y en muchos rincones de Europa recrean lugares especiales, como el paisaje de Atapuerca y el Museo que han visto más de 35.000 personas en el MEH, que ha viajado a Intur este pasado fin de semana, que lo hará también en Fitur a finales de enero, y que pasará por el Palacio Euskalduna de Bilbao para hacer realidad un sueño, reunir miles de estos pequeños hombrecicos durante las Navidades para deleite de sus visitantes. El récord lo consiguieron los chicos de Aesclick en Barbastro con más de 70.000 de ellos, de todas las edades y condición, porque es que además nos enseñan historia o geografía, prehistoria, la vida en la granja, en la Prehistoria o en un hospital… Mi sobrinillo pequeño ha identificado a uno como Miguelón, que vive en el Museo como su tío, y el tío orgulloso ;).

Y un dato, en 2011 vendieron 55 millones de piezas.

Estos fans de Playmobil a los que une Aesclick tienen además de su pasión por las pequeñas figuritas, unas buenas dosis de ingenio, bastantes de trajín y les sobra trabajo. Son miniaturistas que además en muchas ocasiones se afanan por amor al arte, un oficio que es muy agradecido, porque provoca emociones, sonrisas y muchas ilusiones entre los más pequeños y los no tantos. Y quizá una partecica de eso sea lo que el mundo necesita.

Saben, mi instinto de periodista me decía que quizá hoy debería haber escrito sobre Cataluña, bien es cierto que me quedé hasta la noche para conocer los resultados, pero hace tiempo que la política aleja de la sociedad y de la gente. Prefiero, si puedo, provocarles un buen recuerdo, o al menos un guiño.

¡Burgos, no pierdas tu industria!

Estuvimos a punto de convertirnos en la capital económica de Castilla y León, luego fuimos la ciudad más verde, la más ecológica, con la escoba más lustrosa; e incluso nos dieron un título de Ciudad de la Ciencia y la Innovación,  últimamente los esfuerzos parece que se centran en convertirnos en la capital turística por excelencia del interior de España.

Sin embargo, Burgos siempre ha sido, desde aquel Plan de Desarrollo que nos convirtió en uno de los pocos Polos existentes en España, una ciudad industrial. Así lo recordaba recientemente con un empresario asentado pero que está levantando su industria con esfuerzo, talento e imaginación, y no sin disgustos. Este hombre lamentaba que quizá el sector que más empleo ocupa, es el más olvidado. Echar un vistazo al plano de Burgos y comprobar el suelo que ocupan los diferentes polígonos en relación con el urbano sorprende.

No podemos perder las señas de identidad de Burgos. Antes faltaba suelo, y ahora que nos sobra debemos abordar cómo podemos hacer que en tiempo de crisis las pocas o muchas iniciativas empresariales puedan converger en esta tierra. No puede ocurrir que sindicatos se nieguen a un tercer turno de trabajo en una empresa, o a la flexibilidad de horarios, o que empresarios promocionen un ERE cuando declaran beneficios. La respuesta, parece clara: la unión hace la fuerza. Lo vimos el día de la huelga general. Pocos se subieron al carro del paro, muchos al de la manifestación, porque realmente no está el horno para bollos, pero sí para protestar. Ha costado mucho tiempo conseguir unas condiciones laborales dignas, como para perderlas en pocos meses. Pero tampoco el camino de los representantes sindicales ha sido el mejor, demasiados liberados, muchas excepciones, y pocas facilidades para la negociación. Hay empresarios y sindicalistas honrados, juntos podemos. Hay empresarios, o gerentes de empresas, que trabajan de sol a sol por mantener los puestos de empleo en su fábrica; quizá haya algunos aprovechados, pero son los menos. Y hay trabajadores auténticos profesionales, los más. Pero ya nunca le digan,  porque ni es necesario, ni es motivador, que su empresa es su familia.

Y podemos y debemos también exigir que el entorno de esta ciudad industrial no solo tenga suelo, sino también futuro. Parece que las nuevas tecnologías son parte intrínseca de ese futuro. Sigo reivindicando ese espacio en el Hospital de la Concepción para el Centro de Nuevas Experiencias Digitales de Castilla y León (CNED), quizá con planteamientos nuevos y con unos presupuestos un poco más ajustados, pero inexcusable. Y ese Parque Tecnológico de nunca acabar, que ha llegado tarde, pero justo a la reactivación económica, si esta se produjera en las fechas que marcan desde la UE. Y seguro que la alta velocidad avalará también la presencia de nuevas iniciativas. Y es bueno en todo ello trabajar juntos, empresarios, sindicatos, administraciones, también la local y no vale una concejalía con pocos recursos, instituciones, centros educativos, comunicadores… Hasta un Plan Estratégico que un día recordó ese Burgos industrial que nunca debemos olvidar.

 

Los tres tenores

El 30 de noviembre de 2000 el sitio arqueológico de Atapuerca, como así declaraba la Unesco, quedaba inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Sería el tercero de la provincia de Burgos, tras la Catedral y el Camino de Santiago. Mientras, a la espera, se encuentran candidaturas como las icnitas de los dinosaurios de Salas, en conjunto con el resto de España; el claustro de Silos; el románico norte de Burgos, Santander y Palencia; o el centro histórico de Burgos en esa ampliación que se pretende realizar con la Catedral. En el caso de Atapuerca era la culminación de un trabajo de investigación de más de 20 años tras encontrar los vestigios de los primeros pobladores europeos, una especie nueva, el Antecessor, acreditaba ya por todos los especialistas.  Ya se habían descubierto también fósiles tan importantes del Heidelbergensis como el cráneo 5 o la pelvis. Unos meses antes visitaba también los yacimientos el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, que se comprometía a dar un espaldarazo, si de el dependiera, a la candidatura avalada por la Junta de Castilla y León.

Muchos fueron los catalizadores que convergieron para lograr el objetivo, desde los propios científicos y excavadores, a los espeleólogos de Edelweiss, los habitantes de las localidades que abarca la Sierra, hasta ciudadanos desconocidos que colaboraron desde el primer momento, y que culminaron también en la creación de la propia Fundación. Dejo muchos nombres en el tintero, porque en este nuevo aniversario de la declaración,  es de justicia de nuevo reconocer el trabajo de Arsuaga, Bermúdez y Carbonell, el ABC de Atapuerca, en este logro. He pasado del mundo del periodismo al de la comunicación científica, y en este entorno son muy pocos los que no valoran el esfuerzo de divulgación realizado por los tres codirectores. Algunos, con voz chillona, les llegaron a denominar “los tres tenores”, para mí es más un elogio que una crítica, porque con su voz han logrado que Atapuerca, que Burgos, traspase todas las fronteras, y es precisamente lo que lamentan muchos que tienen que promocionar descubrimientos, la dificultad para que sus investigadores sean capaces de llegar al gran público, o ser al menos conocidos. Asistir a una charla de Juan Luis, de José María o de Eudald es sin duda un placer que pocos, por muy alejados que se encuentren de la Ciencia o la Prehistoria, podrían perderse.

El complejo de la Evolución Humana está en Burgos por su culpa –con el dinero de todos los ciudadanos, eso sí- porque fueron ellos los que creyeron en este empeño. Dos ya viven en Burgos y el tercero prácticamente. Aquí han creado un Máster en Evolución Humana, que en pocos años se convertirá en uno de los mejores del mundo, porque el equipo de investigación de Atapuerca goza de buena salud: Ignacio Martínez, Ana Gracia, Maria Martinón, Josep Maria Parés, Robert Sala, Emiliano Brunner, Carlos Díez …. Y un sinfín de pacientes currantes que no han perdido en ningún momento la ilusión del primer día. Recuerdo el primer premio que recibieron en esta tierra, el Martinillos de Oro de Diario de Burgos, luego llegaría el gran reconocimiento del Príncipe de Asturias, con Emiliano Aguirre de padrino de esta generación, y más tarde doctorados honoris causa, distinciones, galardones… Son además cercanos y entrañables. Y lucharán por Burgos como un burgalés más, que no hace falta haber nacido en esta vieja capital de Castilla, para promocionarla y defenderla en catalán, madrileño o vasco. Aquí mi pequeño homenaje para unos grandes tipos.

Columna publicada en Diario de Burgos el 12 de noviembre de 2012

Italia lo ha hecho: Menos es más

No es tarea fácil, pero si lo han hecho los italianos, con su asomo de corrupción, por qué no puede asumirlo España. Son otros modelos, pero no son diferentes las circunstancias. Nuestras provincias son más grandes que las suyas, y las funciones diferentes, y aunque no conozco de cerca la gestión administrativa del país transalpino creo que las autonomías pintan menos que aquí, pero han hecho el gesto, y se ahorrarán, dicen, 40 millones de euros al año, al pasar de las 86 provincias actuales a 51 dentro de un año, tras las nuevas elecciones que se celebrarán en noviembre de 2013 y que traerán nuevas juntas provinciales, menos políticos y diferentes funciones.

Es un paso. En España los políticos no han hecho ni un solo guiño para que los ciudadanos puedan pensar que están dispuestos también a reducir el número de cargos. Y de ahí que ahora mismo estén cuestionados por el pueblo que les vota, y que se miren con lupa todas las actuaciones, y que ya no se pase ni un solo atisbo de corrupción. En Italia, su Gobierno con este cambio ha dicho que con menos podemos hacer más. Creará además ciudades metropolitanas, sobre las que girarán territorios, serán diez: Roma, Turín, Milán, Venecia, Génova, Bolonia, Nápoles y Reggio Calabria.

Monti no lo ha tenido fácil en su empeño, ha luchado contra la resistencia feroz de las oligarquías políticas locales, se ha visto obligado a hacer excepciones, pero al final parece que lo va a conseguir. Piensa el Gobierno que en algunos casos ha sido numeroso el despilfarro y en otros demasiados funcionarios. Así que de aquí a un año cambiará la geografía provincial italiana, algo que solo podía hacer un gobierno de técnicos. En España muchos ciudadanos se plantean que la administración provincial y la autonómica en muchos casos está duplicada y que la primera sobra. Tenemos cuatro administraciones: local, provincial, regional y nacional. No parece el mejor ejemplo de eficacia.

En Italia ha habido provincias que han argumentado razones históricas y socio culturales para continuar existiendo. Otras han esgrimido puros motivos geográficos, por encontrarse en macizos montañosos o de comunicaciones difíciles. Hay que tener en cuenta que algunas provincias en Italia son muy pequeñas en extensión y en población, por eso han fijado el criterio de que desaparecen aquellas con menos de 350.000 habitantes con un criterio de población, o inferior a 2.500 kilómetros cuadrados con el criterio de extensión. Han pactado por ejemplo que la provincia eliminada acepte que la capital se mantenga en la provincia más grande, pero a cambio obtiene la jefatura de policía u otros menesteres.

Ahí no se queda Monti, piensa que las actuales 20 regiones son demasiadas. Y también los 8.000 municipios. Pero a este ejecutivo tecnócrata no le va a dar tiempo. Tiene elecciones en primavera, y solo podrá dejar esbozado un proyecto en busca de una mayor y mejor eficacia para el ciudadano. ¿Y en España? No se preocupen los políticos, todavía tienen sus puestos asegurados.

Columna publicada en DB el 5.XI.2012