Archivo por meses: abril 2013

Santiago Ramón y Cajal

El próximo primero de mayo se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de uno de los dos científicos españoles que han alcanzado la gloria de un Premio Nobel. Lo consiguió en 1906, el de Fisiología y Medicina. Ese mismo año precisamente en su país había rechazado el cargo de Ministro de Instrucción Pública. Santiago Ramón y Cajal tenía entonces 54 años. El neurobiólogo nacido en un enclave navarro en Aragón realizó una aportación excepcional a su especialidad: demuestra que las conexiones neuronales, las sinapsis, no se producen de una manera aleatoria, casual, sino que son muy organizadas y tienen un carácter específico. Así, publica muchos trabajos sobre la neuro arquitectura de diferentes porciones del encéfalo, identifica numerosas células y, en la medida que le fue técnicamente posible, explica cómo se producen las conexiones entre las diferentes estructuras nerviosas que describe.

Algo que para los inicios del siglo pasado con los escasos medios técnicos que se contaba era realmente increíble. Como extraordinaria fue la vida de este doctor afincado en Zaragoza y que compra su primer microscopio a los 25 años con el propósito de crear un laboratorio de histología. Padre de siete hijos, sufrió diferentes enfermedades durante su vida, como la hemoptisis, pero su precaria salud no le dispensa de su continuo trabajo. Su prestigio lleva al Gobierno español a crear el Laboratorio de Investigaciones Biológicas en 1901, una de las instituciones fundamentales de la ciencia española del siglo XX. La personalidad científica de Ramón y Cajal fue la aglutinante de toda una generación de investigadores que alrededor de ese centro y los laboratorios creados en la Residencia de Estudiantes, consolidaron la base científica española y fueron la referencia para un gran número de trabajos en neurología, histología y fisiología del sistema nervioso.

El programa estrella de incorporación de científicos de alto nivel puesto en marcha hace más de una década para recuperar y atraer cerebros al sistema de I+D español se llama precisamente por ello ‘Ramón y Cajal’. La herencia de don Santiago la recogió en 1959 un asturiano, Severo Ochoa, que ese año recibiría el premio Nobel por sus investigaciones en el ácido ribonucleico ARN, ya con la doble nacionalidad norteamericana y española.

Han pasado más de cincuenta años desde el último premio nobel español en alguna especialidad científica, en este caso se da el hecho que los dos galardonados patrios coinciden en Fisiología y Medicina; de todos los premiados en esta área 90 son norteamericanos, 29 del Reino Unido, 16 alemanes y 10 franceses. Solo 24 países han recibido este premio, aunque es abrumadora la mayoría americana. Al contrario, en el Nobel de Literatura, el país que más ha recibido es Francia con 14 y España cuenta con 6 (Echegaray, Benavente, Jiménez, Aleixandre, Cela y la doble nacionalidad de Vargas Llosa). La creación literaria parece que no necesita de los recursos con que debe contar la investigación científica, y dado que cuántos más recortes, menos ciencia, nuestro país quizá deba esperar mucho más tiempo a otro reconocimiento internacional como un Nobel, teniendo en cuenta que este galardón sueco en el área de la Ciencia está restringido a la Física, Química, Medicina, además del de la Paz, la Literatura y el de Economía.

Castellanos y leoneses orgullosos

Juan de Padilla, Juan Bravo, Francisco Maldonado fueron los capitanes comuneros decapitados un 24 de abril de 1521 –en unos años llegaremos al V Centenario-, el día después de la batalla de Villalar, un episodio clave en la Guerra de las Comunidades en las que se enfrentaron las fuerzas imperiales de Carlos I y las de la Junta Comunera. Como en Castilla y León somos así, en lugar de celebrar una victoria, como ocurre en mi tierra asturiana con Don Pelayo, lo hacemos con una derrota, pero una pérdida que debería ser ejemplo de pundonor, de esfuerzo, y de honor de un pueblo. De David frente a Goliat, aunque muchos años sin embargo la fiesta estuviera proscrita y más tarde recuperada más que por los valores que encerraba por necesidades políticas.

Por eso esta fiesta no ha sido mayoritariamente celebrada –salvo por el día de asueto-, porque no ha sido entendida. Sin embargo, sí que recoge esos valores que a veces reclamamos para Castilla y León, desde la austeridad, tantas veces reflejada hasta en encuestas para entender a este pueblo, como la confianza y el orgullo, muchas veces reclamado. Y hay motivos, miles, para estar orgullosos de este territorio, y no solo por su historia y por su patrimonio, que ya de por sí sería suficiente para hacer valer la potencia de esta Comunidad, sino también por su presente y su futuro. Cuando se valora la educación, la sanidad, la atención a las gentes, la capacidad de trabajo y de diálogo pareciera que estaría mal visto vanagloriarnos de ello. Y eso sobre todo también es gracias a los ciudadanos de esta región.

Recientemente, durante el tiempo compartido con los periodistas de un programa de difusión nacional de RNE en el Museo de la Evolución, pude observar también la envidia que a estos, también apasionados por la Ciencia, les merece no solo lo encontrado en los Yacimientos de Atapuerca sino la puesta en valor realizada sobre esos fósiles. Envidia que encuentro en todo tipo de reuniones, congresos o jornadas. Un esfuerzo obtenido por el trabajo conjunto de varias administraciones y el de muchas personas a título individual, pero también formando equipo.

Pero ni el ejemplo dejado por Padilla, Bravo y Maldonado parece que pudiera sobrevivir a veces a este carácter que dicen que es castellano, pero más pertenece al hombre que a una tierra a veces heroica y en otras ocasiones encogida. De lo titánico, y contamos con héroes casi inmortales, a lo apocado. De ahí la reclamación de un orgullo sano, muy lejano del que aparentan los ciudadanos de otras comunidades, menos históricas pero más victimistas, pero orgullo en definitiva, que no es ni engreimiento, ni palabrería, sino que está basado en hechos y datos. Entonces con nuestros capitanes comuneros, y ahora con el trabajo de miles de personas. Castilla y León bien merece una bandera, y un himno, y una tierra, pero quizá no sean suficientes todavía sus abanderados.

Luces y sombras en el albero

Mi padre era un gran aficionado taurino, muy grande, como padre y como aficionado. Así que decidió cuando cumplí los 14 años –entonces la autoridad no permitía a menores entrar a los festejos- que mi regalo sería asistir a una corrida de toros. La más cercana en fechas a mi cumpleaños era en Oviedo, con un cartel entonces de lujo, y muy castellano: Julio Robles, El Niño de la Capea, Palomo Linares. Los tendidos llenos y la plaza alborozada y en colores. Lo único que había visto de la fiesta nacional era a través de un pequeño televisor y, por supuesto, en blanco y negro. Y eso fue lo que más me sorprendió: la vida también allí, en ese recinto en Oviedo, era en color, casi lo recuerdo tanto como el cambio de los periódicos del  blanco y negro a los colorines. Y también sorprendía el jolgorio. Estaba Palomo y soltaron palomas, claro. De lo ocurrido en el albero no conservo nada en mi memoria.

Desde ese momento heredé una cierta afición –no era pasión como la de mi padre y uno de mis hermanos que llegaron a fundar una peña en Gijón- que me hizo seguir más o menos las carreras de los diestros, asistir a alguna corrida y respetar al menos el oficio, el valor, y también la raza de los animales.

Gracias a Antonio Bañuelos, cuando vine a Burgos, comenzó a gustarme más el campo que el albero. Y ver a esos morlacos libres por La Cabañuela eran indudablemente sensaciones distintas a las que ocurrían en la plaza. Y fue dejándome de gustar la feria –la culpa, al empedrado: toreros, ganaderías…- y ahora no pagaría un euro por asistir a una corrida de toros, salvo que fuera una ocasión excepcional o un compromiso ineludible, pero de esos hay pocos.

No soy anti taurino y respeto profundamente a aquellos que defienden los toros. Y en Burgos es el alma de la fiesta. Es imposible imaginar –aunque también pudiera que ocurriera, como ha pasado en otras capitales que luego la han recuperado- las fiestas de San Pedro y San Pablo sin toros en el albero y sin paseíllo de las peñas con sus charangas a todo trapo. Pero parece un gasto innecesario –quizá hace unos años no- tener un edificio como es el de la plaza de toros de El Plantío vacío todo el año para un uso de una semana en 365 días, debido precisamente a que este inmueble no está preparado para celebrar casi ningún otro evento, como pudiera ser el caso de la cubierta de Leganés o de Vista Alegre. Pero esta ciudad es Burgos, y tampoco puede multiplicar sus actividades para que una nueva plaza sea utilizada, teniendo un Fórum recién abierto.

Parece que la próxima será la última feria en el coso actual. Que siga la fiesta, pero con el menor dinero posible a costa de los vecinos de Burgos. Y ojalá se tornen luces para que la financiación privada asuma la construcción del nuevo recinto que sirva para la celebración de la feria. Pero si no puede ser en el 2014, tampoco se produciría una gran hecatombe.

 

Aparcamientos para autocaravanas

Esta petición no estará seguro entre las más demandadas para la ciudad de Burgos. Además, de ella no se benefician los hosteleros, porque los chicos vienen con su cama a cuestas, y probablemente algunos piensen que son unos vecinos insolidarios. Pues bien, se equivocan, si entran por ejemplo en un foro –de los cientos que hay- de autocaravanas en España se pueden encontrar con que alguno solicita donde comer un buen cordero el día que quiere acercarse a los yacimientos de Atapuerca, los hay que contestan que la gastronomía en Burgos es buena, y que tiene muchos lugares, otros citan a Los Claveles y su olla podrida, cerca de los yacimientos, y también se señala, por ejemplo, a Casa César. En fin, participativos. Así es que también gastan, sino en habitaciones, sí en mesa en mantel. Y son muy buenos vecinos, en general respetan los horarios, y en seguida cierran su casa a cuestas.

En la capital algunos navegadores ubican un posible aparcamiento de autocaravanas en la plaza de Santa Teresa, habrá sido por costumbre que no por requerimientos. Es un lugar céntrico, y hacia el que se dirigen decenas de conductores, pero ni está preparado, ni quizá sea el mejor espacio, porque no cuenta ni con facilidad de maniobra, pero es el que hay y el que se ha extendido ‘boca a boca’. Burgos por su situación estratégica debería contar con un espacio para autocaravanistas. Se comentaría por todas las webs y foros que consumen el que contamos con ellos, y si echan un vistazo a su alrededor, sobre todo en temporada alta, comprobaran que son muchos, y también extranjeros, los que se mueven por nuestro país con este vehículo. Y también que en nuestras provincias del entorno tampoco hay muchos lugares. Briviesca, por ejemplo, ya ubicó un espacio al menos para estos viajeros.

Ese lugar apenas necesitaría de un buen asfaltado, una toma de agua, y un desagüe de aguas sucias, algo de iluminación, y en una zona habitada. La electricidad no sería necesaria, porque las baterías  se van cargando durante el día. Podría ser incluso un aparcamiento donde pueden convivir automóviles con autocaravanas, aunque algunos espacios habría que delimitarlos. Mientras escribo pienso en varios lugares, porque los hay. Ya han utilizado también en Burgos la zona del Camino de la Plata. En Francia la mayoría de las áreas de servicio están preparadas para este uso. Hay muchos autocaravanistas que llevan bicicletas y que luego se desplazan por la ciudad en la misma. Habría quizá que preguntar también a las asociaciones que reclaman estos espacios y ver dónde se podría ubicar.

Todo es cuestión de voluntades, en este caso de la municipal. No van a sumar muchísimas visitas, pero sí quizá miles de personas a lo largo del año si hacemos que ese espacio se demande y se popularice. Tampoco entrarán en la estadística de visitantes, porque los datos se hacen de las pernoctaciones en los establecimientos hosteleros -¿conoceremos alguna vez cuántos turistas pasan por Burgos en total, incluyendo los que no se quedan a dormir, que también son turistas?- , pero serían buenos prescriptores de la ciudad si al menos tienen un mínimo de atenciones. Y les aseguro que el plan de muchos de ellos no es precisamente de mochileros, solo hay que asomarse a una web y comprobar lo que cuesta una caravana o una autocaravana, aunque sea de alquiler. Bienvenidos sean.

Felicidades Diario de Burgos

Ocupaba este mismo espacio hace un par de semanas para defender lo que entiendo una necesidad, pagar por la información que generan los medios de comunicación.  Bien es cierto, que hasta no hace mucho tiempo, el mayor porcentaje de los ingresos recibidos se conseguía gracias a las campañas de publicidad de los anunciantes privados, sobre todo en los periódicos locales, pero estas empresas, muchas de ellas pymes, y en la mayoría de los casos familiares, están sufriendo las consecuencias de una crisis que dicen que parece que ya tiene una luz al final del túnel, pero en el día a día no hay apenas señales que la muestren.

Otros de los anunciantes eran las Cajas de Ahorros tradicionales, que ahora en nuevos grupos bancarios esperemos encuentren su proceso de asentamiento. Están también las marcas de automóviles, las centrales de distribución y hace tiempo todavía podíamos comprobar páginas y páginas de anuncios por palabras que han encontrado en internet su verdadero negocio al poder ofrecer a través de esa plataforma, imágenes, vídeos, respuestas directas, etc.

Diario de Burgos ha estado muy bien acompañado de todos ellos durante todos estos años, 122 cumple hoy, camino de los 125. Quiero hacer extensiva mi felicitación en esta página par que semanalmente me cede el Diario a los trabajadores de los medios de comunicación locales, no solo en Burgos y su provincia, sino en todo el territorio español.  Escribía también hace quince días que en todo este tiempo no ha sido valorado el trabajo que aportan los periodistas a la hora de que los consumidores vayan a los kioscos y gasten 1’20 euros en su periódico diario. Nunca nos ha importado pagar por una copa de vino esa cantidad tras una degustación de apenas minutos y siempre la sociedad se ha cuestionado el precio en la tapa de unas páginas que pueden ser leídas durante largo rato al calor del hogar en un buen sillón.

La proporción de ventas en Castilla y León es mucho menor que en todas las regiones del norte de España y el Levante, aunque superior a Castilla La Mancha o Andalucía, y por supuesto por debajo de otros países europeos. El periódico local le ha ofrecido siempre la información más cercana y les aseguro que la calidad de los medios de comunicación locales en España, a pesar en muchas ocasiones de su precariedad, es buena en relación con los de otros lugares. Es cierto que la competencia es permanente entre periódicos, radios, televisiones, ya sea impresos o en las ondas, o en la web. Y que una noticia de alcance local siempre debe merecer el punto de vista más cercano. Lo hemos visto en el seguimiento de la Plataforma de Afectados por los Deshaucios recientemente, con el caso de Teo en Burgos. Porque ya la globalidad ya pasado en convertirse en glolocal y todo nos afecta directa o indirectamente, desde las decisiones del Banco Mundial a los descubrimientos científicos o el nombramiento de un nuevo presidente en los Estados Unidos o en Italia.

He pasado buenos años de mi vida en Diario de Burgos, he dejado algunos amigos, buenos compañeros, y grandes profesionales. Son además periodistas que escriben, y escriben bien, e incluyo también enormes fotógrafos, diseñadores –de los mejores de España- , etc. Llevan unos cuantos años en ese proceso de transformación camino de un nuevo modelo de negocio, pero lo que nunca nos faltará a los que ahora estamos al otro lado de la barrera –provisional o definitivamente- es la curiosidad por conocer aquello que nos interesa, o que algunos no quieren que se conozca. Esa búsqueda la realizan los profesionales de la información. Y en Burgos, les aseguro, hay unos cuantos. Dónde les encontremos, bien sea  en un trozo impreso de papel o en la pantalla de una Tablet, con un diseño u otro, lo decidirá el futuro, al que a buen seguro seguirán adaptándose. Felicidades por estos 122 años.

Esta columna fue publicada en Diario de Burgos el 1 de abril de 2013