25 años de Las Edades del Hombre

Valladolid, en octubre de 1988, fue el punto de partida, luego llegarían Burgos, León, Salamanca, Amberes, Soria-Osma, Palencia, Astorga, Zamora, Nueva York, Segovia, Ávila, Ciudad Rodrigo, Ponferrada, Soria, Medina del Campo/Medina de Rioseco, Oña y estos días Arévalo. La estación de 2014 será Aranda de Duero. Veinticinco años con un balance hasta la actualidad de más de 10 millones de visitantes. La iniciativa partió de las 11 diócesis que conforman Castilla y León y la financiación ha ido viajando de lo privado a lo público, con la duda de qué ocurrirá después del paso por  la capital ribereña el año próximo. La Fundación, por otra parte, sigue trabajando en sus tareas de restauración de Valbuena de Duero, imagino que con los justos recursos para un patrimonio de la Iglesia que supone el cincuenta por ciento del total que hay en España.

Las Edades del Hombre es una gran idea. Única además. Cuando todos los especialistas en marketing se preocupan por la ‘marca’ de prestigio cultural, esta exposición la consiguió ya al inicio de su andadura. El trabajo para poner en valor miles de piezas ha sido ingente. Y no solo de las obras expuestas, logró que contempláramos con otra mirada las catedrales y las iglesias que se convertían en las sedes durante unos meses, e hizo casi un acceso universal a la cultura por el accesible precio de sus entradas y la movilidad a lo largo y ancho de la geografía castellano y leonesa de todas sus exhibiciones, con viajes al exterior como el caso de Bélgica y Estados Unidos.

Cuando se inauguró la primera muestra de Las Edades en Valladolid pocos pensaban que pudiera permanecer en el tiempo un cuarto de siglo después, y menos se imaginaban entonces la ingente cifra de visitantes que acumularía. En principio, solo serían las Catedrales de la Comunidad las que albergarían este evento. Pero muchas otras localidades, dado el éxito de las primeras muestras, solicitaron ser también sedes, a lo que hay que sumar el reparto territorial que parece que siempre hay que hacer en Castilla y León, por lo que se extendió por las nueve provincias. Sobre esto no caben dudas pues aunque las cifras millonarias de las muestras han ido disminuyendo, son todavía cientos de miles los visitantes que las últimas exposiciones han tenido, desde las Medinas de Valladolid a la localidad burgalesa de Oña. Las Edades además es una ocasión para conocer todo el entorno  como ocurre ahora con La Moraña abulense, por lo que es clave para el turismo presente y futuro de Castilla y León. Motivos hay para su continuidad, porque la clave es conseguir mantener la emoción ante una obra de arte, además del afán evangélico que motiva para la Iglesia esta presentación, el reto es esa provocación que hay que lograr del espectador en espacios que son únicos, algunos de ellos ya de por sí Patrimonio de la Humanidad.  Pero el desafío se mantiene cada año.  Suerte para esta recién inaugurada exposición en Arévalo y para la futura de Aranda de Duero.

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