El reino de los ceros

Tuve un profesor en Educación General Básica –un concepto que desapareció en uno de los numerosos cambios de educación posterior como fue la Logse-  que mantenía siempre el mismo aviso ante casi cuarenta adolescentes que ocupábamos los bancos: ‘el que copie o se sospeche que copie es el reino de los ceros’. Con ese aval, nos creó un temor a todos –igual se me ha escapado algún compañero al que no pilló-, que en ningún examen de su asignatura nos llegamos a plantear ni girar la cabeza, ni llevar una chuleta. O estudiabas o suspendías. No sé si por la presión de este profesor,  o por otras razones, puedo escribir  que octavo de EGB fue el mejor curso de toda mi vida escolar. Todos sobresalientes, menos una resistente gimnasia donde nos hacían saltar altura al estilo tijera, en torno a 1,50 si mal no recuerdo, o correr 1.000 metros en menos de un tiempo para mi inalcanzable si quería sacar una buena nota.

Luego vendría el BUP, ahora también inexistente, el COU, desaparecido, y una carrera de cinco años actualmente acortada a cuatro. La Educación siempre ha generado polémicas y en un período de veinte años hemos contado con la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (1985), La Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo en España –Logse- (1990),  La Ley Orgánica de Calidad en la Eduación (LOCE) en 2002 y la Ley Orgánica de Educación en España (2006) a la que hay que sumar la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) recientemente aprobada; casi todas leyes con el visto bueno de gobiernos socialistas, menos la de 2002 paralizada en 2004 por Zapatero ya en el Gobierno; y la aprobada actualmente.

Si uno acude a la enciclopedia actual, lo que viene a ser la Wikipedia, no puede haber más unanimidad cuando buscas cada uno de los artículos que hablan de las leyes educativas, nos encontramos con dos avisos casi similares al inicio de todos: ‘Existen desacuerdos sobre la exactitud de la información en este artículo o sección’ o ‘Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versión actual de este artículo o sección’. A nuestras leyes educativas les ha sobrado ideología a montones, y les ha faltado acuerdos, pero es tan importante la formación que hasta cuando Guerra quiso decir que este país ‘no lo iba a conocer ni la madre que le parió’ se podía referir más a la LODE y a la LOGSE que a otras decisiones de Gobierno.  De hecho muchos de los apoyos y votos nacionalistas han surgido de las aulas, y de la educación allí recibida.

No recuerdo ahora por qué en un tuit hace ya algún tiempo cité a la Logse, quizá para echarle la culpa de algo. Inmediatamente, y no me pregunten cómo, Javier Solana –su impulsor- intervino para decir que ese tema no era culpa de la Logse sino de otros motivos, luego entró en la conversación Javi Nieves, el periodista de la Cope y buen amigo. Estuvo animado el debate. Al final nos seguimos entre todos y estoy esperando que Solana nos acompañe un día a una visita prometida al MEH y Atapuerca. Somos muy sensibles a estos temas.

Ahora con la LOMCE no me he aclarado, pero una ley de la que echan chispas por un lado la izquierda y por otro la Conferencia Episcopal, quizá se pueda esperar algo bueno, si nos alejamos de la sombra de la imagen del ministro que la propone. Algo tenemos que hacer cuando hasta los informes de evaluación de la competencia de adultos de la OCDE nos interpelan a mejorar la situación, y ya no es solo el Pisa, y cuando de la gente que solo tiene estudios primarios, el 61 por ciento está en paro. La educación tiene muchas debilidades y debe mejorar su calidad, y no es menos cierto que ciudadanos mejor preparados podrán afrontar un futuro mejor.

(Publicado en Diario de Burgos el 14 de octubre de 2013)

 

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