No es país para madres

No creo que para el Partido Popular su fuga de votos vaya por la reforma de la ley del aborto. Se salvará si hay transparencia, si elimina la corrupción y sobre todo si el número de parados comienza realmente a disminuir de forma evidente. Mientras sigamos contando con más de un millón de familias donde todos sus miembros están desempleados no lo llevarán demasiado bien, ni tampoco si cada semana nos encontramos con políticos que han utilizado su puesto para enriquecerse, sean del color que sean, porque las miradas se dirigirán permanentemente al PP o al PSOE. Ni las décadas de enriquecimiento del clan Pujol han mermado las veleidades independentistas en Cataluña, lo que han conseguido, eso sí, es cambiar el partido a quién votar. Los ciudadanos, los votantes, utilizan ya criterios propios para depositar el voto, y probablemente más consecuentes que lo que escriban los partidos en sus programas; no parece que hayan sido los comicios europeos solo un voto de castigo.

Por eso, insisto, en que la ley del aborto no es lo importante. Sí lo es, cómo han tratado la maternidad los sucesivos gobiernos en España. No es un país para madres precisamente. Aquellas mujeres que quieran serlo tienen que sortear muchas dificultades. Es de heroínas en la actualidad que una chica opte por tener hijos, con las pocas ayudas que percibe, o las dificultades con las que se tiene que encontrar. Nuestro país oferta apenas 16 semanas de baja. Suecia supera el año con amplitud, cifra donde también llegan en Noruega, Dinamarca y… Bulgaria. En Gran Bretaña por ejemplo son 9 meses, y en Francia como en España. Además es la ley natural, no puedes ‘abandonar’ a tu niño a los cuatro meses para volver a la oficina, el mostrador, la cadena de montaje o el despacho, pero la presión laboral hace que no te quede más remedio, por miedo a perder tu puesto de trabajo, y más si eres autónoma. Solo se lo pueden permitir aquellas familias que gozan de un buen status económico. ¡Un año! qué menos para que una madre atienda sin dificultades a su hijo recién nacido.

Desde otro punto de vista, el de las ayudas económicas, tenemos que mirar de nuevo hacia el centro y norte de Europa para comprobar que las aportaciones mensuales públicas por nacimiento contemplan de media los 160 euros hasta que el hijo cumple los 18 años o acaba sus estudios. España sí tiene cosas positivas, como el hecho de que se mantenga el salario al 100 por cien durante la baja, que en algunos países se reduce al 80.

2015 es año electoral, sí que nos gustaría que nos dejarán el regusto de algunas políticas directas que se implican en mejorar la vida de los ciudadanos. Que mantener o mejorar la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales es lo correcto, pero viene en el sueldo de nuestros próceres. Por una vez, estaría bien despertarse y sorprenderse positivamente.

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