Archivo por meses: febrero 2015

Distritos

Andan ahora partidos, coaliciones, alianzas y agrupaciones electorales liadas con la preparación de las listas y la elaboración de los programas electorales. Las listas es el peor proceso dentro de una formación política. De ellas te puedes arrepentir varias veces a lo largo de los cuatro años de legislatura, por eso exige un proceso minucioso y dejar hacer al cabeza de la misma, designado por primarias o por un dedo. Cuando es una alianza o una agrupación, antes hay que decidir el orden en el que va cada representante de cada tendencia, y se juegan mucho, porque no todos salen.

El otro tema es el del programa. Lo primero, si va a servir para algo, o para nada. Porque con montar algaradas cuando una de las cosas propuestas por el que gobierna no gusta al que no gobierna, aunque sea minoritario, basta para tumbar lo apoyado por la mayoría. Tendrán que cambiar el nombre de la democracia representativa por otra asamblearia

Luego está la opción de si quien gobierna está ajuntado con otros que han decidido que la mayoría de las resoluciones hay que adoptarlas por asamblea. Primero tendrán que decidir hasta qué punto son autónomos los propios ediles municipales o a partir de qué presupuesto tenemos derecho a votar todos los ciudadanos a modo de referéndum. Decían que si subía a partir del millón de euros la ejecución de un proyecto, además del voto del plenario, que supuestamente hemos elegido todos democráticamente, se necesitaría otra votación más participativa de los vecinos, o bien de los afectados o bien de todos. En una ciudad pequeña como es Burgos las obras transcienden a la gran mayoría, ya sea un centro cívico, el arreglo de la vieja estación, el techo del monasterio de San Juan, la plaza de toros, la ampliación del bulevar, el aparcamiento en la calle Vitoria, un nuevo polideportivo, el uso del Hospital de la Concepción o la instalación de El Corte Inglés (bueno, en este caso, es una empresa privada y si paga todos los impuestos y cumple las leyes tendrá derecho a hacerlo), por citar unos ejemplos.

Y, mientras tanto, algunos políticos hablando de distritos. No es que no quiera vivir en un lugar al que pomposamente llamar ‘gran ciudad’, pero Burgos no lo es, sí por su historia, por su patrimonio, por su arte y cultura, pero no por su organización. No superamos los 200.000 habitantes, y a menos que nos hagamos con todos los municipios a la redonda en un radio de cincuenta kilómetros para cumplir con lo que propone un partido, desde la Plaza Mayor debería no ser difícil conocer las necesidades de todos los barrios y rincones. Los distritos suponen más concejales a sueldo -mirando a otros sitios es cierto que Burgos tiene menos ediles liberados, el problema es si quien está lo merece- y sobre todo esa cosa que se llama asesor, que deberían en gran parte ser eliminados, y dar a algunos funcionarios, por su puesto, una mayor responsabilidad.

Otra cosa sería que eligiéramos nuestros representantes por distritos, al menos una parte, y a ellos exigirles la marcha de nuestro barrio, y sino echarles en las siguientes elecciones. Pero ni eso, ni las listas abiertas, ni la revocación de algunos políticos ineptos está previsto en nuestras leyes.

Quinielas

Cuando faltan menos de 100 días para las elecciones municipales y autonómicas ya me han enseñado algunos ciudadanos ya han comenzado a hacer las primeras quinielas al Ayuntamiento de Burgos de unas listas en las que poco a poco vamos averiguando sus candidatos. Y hay para todo en las apuestas, desde la renovación de la mayoría absoluta del PP a la presencia por vez primera de Ciudadanos en el Consistorio o la irrupción con mayor o menor suerte de la lista de concurrencia de la izquierda tras la autofagocitación de IU . Está pendiente, eso sí, la renovación probable en las listas que podríamos considerar clásicas ya en el municipio capitalino.

En la izquierda de la izquierda, el aparente lavado de cara que pretenden hacer Iglesias y Errejón a nivel nacional con su transversalidad, no parece que haya encontrado eco en Burgos, llegan todos de la misma dirección con una ideología común y probablemente la lista acabe configurada con candidatos que ya lo han sido en anteriores convocatorias electorales con siglas variopintas y alguna novedad. Eso sí la unión y el malestar en muchos sectores pueden acarrearles en las quinielas varios ediles. Sorprende que el Partido Castellano no se haya sumado a la amalgama de siglas. Mal lo tienen si van solos. Pero ellos sabrán.

En el PSOE es donde parece que puede haber un vuelco en los nombres de su lista cremallera tras el cambio del número 1. Casi confirmada Nuria Barrio como número dos -fue la mano derecha de Daniel de la Rosa durante el proceso de primarias- conoceremos pronto el resto, donde no veremos a la mayoría de los que ocuparon los primeros puestos en 2011: Escribano, Santamarta, Mahamud, Peñalba, Jiménez, Hernando… Sus resultados generan, en cambio, todavía muchas dudas en el resultado final.

En torno al centro, UPYD parece estar en horas bajas y las apuestas le dan peor resultado que a Ciudadanos, por el mayor tirón actual de Albert Rivera que de Rosa Díez. Pero las municipales piden también conocimientos de los candidatos a la alcaldía, y los burgaleses podrán valorar el trabajo de Roberto Alonso estos cuatro años. De Ciudadanos poco sabemos lo que les aportará el impulso de su líder.

El PP dará a finales de febrero el visto bueno a su candidato Lacalle. También la rumorología habla de amplia renovación en la nómina. Pero solo son rumores. Saben que si no tienen mayoría será difícil que gobiernen, y por eso parece que deberían afanarse en hacer una lista limpia de cualquier supuesto, por la que al menos poner una mano en el fuego, aunque ahora se crea poco en ello. Todos dicen que ganarán pero el porcentaje varía y ese es el importante.

De Vox uno de los quinielistas insiste que si Ortega Lara encabeza la lista recibirán los suficientes sufragios para alcanzar al menos un concejal. También lo decidirá su comité ejecutivo y el propio Ortega esta semana.

En una cosa coinciden aquellos que ya lanzan sus quinielas, en que el ayuntamiento capitalino será multiplural. Pero no será fácil llegar al cinco por ciento en cada opción para conseguirlo, son varios miles de papeletas que hay que ir sumándolas una a una. Y miren, ese solo hecho, hacen que se dude hasta de esa pluralidad, aunque las europeas si una cosa han mostrado es que el votante puede cambiar de papeleta hasta el último momento, y las encuestas muestran las tendencias y eso hace que algunos deban tentarse la ropa y ver el futuro con más humildad.

Anónimos y dignos de aplauso

Esta semana, que acabamos de terminar, ha existido mucho trabajo anónimo y también desinteresado en la lucha contra las inclemencias del tiempo, que si bien han sido superables, han durado algo más que en inviernos recientes tanto en la nevada, como en las heladas o el frío que para un gijonés como yo tengo la dispensa para poder calificarlo de extremo. Y que me disculpen los que apoyan el ‘fresco de Burgos’ y les encanta la nieve.

No me sorprende, pero aprovecho esta Página Par para reconocer el esfuerzo, por ejemplo, de los miembros voluntarios de la Agrupación de Protección Civil de Burgos que puntualmente, y pese a la nieve, han estado de forma generosa en la calle, en los lugares a los que podían llegar para facilitar el transporte y la movilidad de los burgaleses de la capital. Han manejado con habilidad y presteza las redes sociales de manera que de un vistazo podíamos conocer la última hora del estado de barrios, accesos o principales carreteras y sobre todo han demostrado magnanimidad no quejándose ni lamentando públicamente la posible falta de recursos o el mal estado de los mismos. Hecho poco habitual.

Son voluntarios, igual que los de Cruz Roja que a lo largo y ancho de la provincia de Burgos se han acercado a lugares con difícil accesibilidad a atender las necesidades de sus vecinos. O la disposición de la Guardia Civil a la hora de llegar a lugares aparentemente inaccesibles como los pozos de petróleo de la Lora con los técnicos respectivos para evitar desperfectos, o el ‘rescate’ a vecinos de Frías a los que les llegó el desbordamiento del Ebro, por poner dos de las decenas de situaciones que han ocurrido. Es su trabajo, claro, pero la diferencia muchas veces no está en la profesionalidad, que se les supone, sino en el gesto y en la buena cara a la hora de ejecutarlo.

Protección Civil, Cruz Roja o Bomberos Voluntarios son todos un paradigma de la aportación de la sociedad civil a la Ciudadanía. Esfuerzo poco reconocido y a veces olvidado por las propias administraciones que les tutelan. Son variadas las motivaciones que llevan a un individuo a dedicar parte de su tiempo a los demás. Todas validas y plausibles. Menos mal, porque muchas veces observando alrededor parece que logramos sacar lo peor de nosotros mismos. Y necesitamos modelos para seguir adelante.

Valpuesta

¿Se imaginan ustedes si los franceses hubieran tenido un lugar emblemático que hubiera sido el origen del idioma de su país? En muchas ocasiones hemos repetido esta cuestión refiriéndonos a franceses o catalanes y en temas como la Catedral o Atapuerca. Pocas, sin embargo, en relación con el origen del castellano y pareciera que no nos acabamos de creer que el inicio de esta lengua, hablada y escrita por más de 500 millones de personas en todo el mundo, tuvo lugar en lo que ahora es la provincia de Burgos, en el monasterio de Valpuesta.

La investigación acredita que en este cenobio, a apenas 100 kilómetros de la capital burgalesa, fueron hallados los documentos más antiguos -son del siglo IX- que ya incluyen términos en castellano, oraciones en las que el latín iba desapareciendo y se apreciaba el orden lógico que un idioma que iba a convertirse en uno de los más hablados del orbe.

Los fondos de Valpuesta constan de ocho documentos del siglo IX, 39 del X, 49 del XI y 90 del XII. Son escritos que recogen donaciones de bienes materiales de particulares al monasterio a cambio de bienes espirituales como un entierro en el propio monasterio o la celebración de misas en latín. Los escribientes utilizaban el idioma del latín, pero ya estaba emergiendo una nueva lengua con palabras también nuevas que eran utilizadas por el pueblo. Los Cartularios de Valpuesta son dos, los llamados Góticos y Galicano, denominados así debido a los caracteres gráficos en que fueron redactados.

Es ya lugar común entre los investigadores, aunque desconocido para la mayoría de la sociedad pero avalado por la RAE, que los primeros testimonios escritos en castellano están en las actas más antiguas del cartulario gótico. Estos textos, en latín vulgar, intercalan muchos términos en ese romance, y bastantes de sus giros y frases verbales obedecen a una construcción gramatical y romanceada. Esta es nuestra historia. Ahora solo falta contarla.