Digerir elecciones y convocar congresos

La semana pasada los espectadores de televisión, lectores de periódicos u oyentes de radio nos dábamos cada día una pequeña sorpresa. Esta será igual, al menos hasta que se ubiquen todas las siglas el próximo 13 de junio con la constitución de los Ayuntamientos, que en Burgos nos toca en pleno puente del Curpillos.

Pero no hay que negarle el mérito al presidente Herrera en lo que se refiere al Partido Popular. Se levantó una buena mañana, el lunes pasado, se miró al espejo, decidió que debía digerir las elecciones y asumió que no iba a ir al comité ejecutivo nacional de su formación política, como había hecho en algunas ocasiones anteriores pasando totalmente desapercibido, y como hubiera pasado ahora si el martes no decidiera en el programa Más de Uno de Onda Cero mostrar sus opiniones ante las lánguidas declaraciones de Mariano Rajoy tras el supuesto comité.

Herrera alertó al partido, dijo en voz alta algunos calificativos que otros pensaban en voz baja, como llamar antipáticos a los populares, le animó a Rajoy a hacer lo que había hecho él frente al espejo y sembró la duda sobre su continuidad al frente del Ejecutivo regional sabiendo que tiene los mismos votos que toda la oposición junta y que ello por tanto no sería aparentemente ningún problema.

Y surgieron rayos, truenos y tormentas. El hombre tranquilo había hablado. Aquel poco amigo de entrevistas, desayunos en Madrid y nada locuaz, y por otra parte, el ‘barón popular’ con más apoyo autonómico a sus espaldas, había marcado el camino que siguieron otros presidentes autonómicos que a finales de este mes perderán sus prebendas. Y obligó a Mariano Rajoy a hablar de nuevo y a sugerir cambios, sin decir ni cuándo ni quién -a todos nos vienen a la cabeza políticos como Rafael Hernando, Alicia Sánchez Camacho, Javier Arenas o Floriano- pero al menos a repensarse un futuro, que es tan inmediato como las elecciones del próximo mes de noviembre o diciembre.

Y mientras tanto la oposición regional le cuestiona al presidente Herrera sus dudas sobre su marcha o no, le tildan precisamente de falta de coherencia, cuando claramente han sido los correligionarios populares los que más le han aplaudido por sus declaracionres, porque esperaban escuchar una voz clara y suficiente autocrítica.

Y qué le toca hacer ahora al presidente Herrera. Creo que hay muy pocas personas que puedan convertir su mutismo actual en claves para el futuro. Yo si fuera el presidente -no lo soy, Dios me libre- le animaría a seguir por el camino, a tomar posesión como presidente de la Junta con los votos de su partido, a anunciar un congreso extraordinario regional para cuando toque, a convocar con tiempo un proceso de primarias -sus militantes no necesitan más dedazos- a elegir al futuro presidente regional del partido, a buscar la unión en ese congreso y aupar el elegido presidente: a proponerlo como su sucesor al frente de la Junta. Solo hay una pequeña pega, que el presidente en esta ocasión debe ser procurador, pero Herrera ya habría colocado antes a todos aquellos que podrían aspirar a ese puesto en las listas.

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