Contando los escaños

Hasta ahora no parecía difícil calcular cuántos escaños iba a tener cada partido en las circunscripciones pequeñas. Vencía el bipartidismo y en la mayoría de las provincias, dados los pocos diputados que se repartían, estos se daban entre el partido mayoritario de la derecha y el de la izquierda, vamos entre UCD o PP según la época, y el PSOE por el otro.

Así, en Burgos, los 4 escaños, en una provincia hasta ahora conservadora, tocaban habitualmente 2 a 2, o en algún caso 3 a 1, a favor de los populares. Si esto sucedía, el PP fácilmente conseguía la mayoría absoluta en el resto del país.

En las grandes provincias, en cambio, es donde asomaban el resto de partidos actuales, aunque no muchos, que lograr un cinco por ciento no es objetivo fácil. Les tocaba a IU, y recientemente a UpYD, y en algunas comunidades singulares, a opciones regionalistas, nacionalistas o independentistas. Luego el PP o el PSOE, según ganaran con mayoría absoluta o simple, pactarían con algunas de estas fuerzas políticas a cambio de mayores recursos para sus autonomías y se convertían en rehenes de partidos que obtuvieron más de los escaños que hubieran merecido por sus circunscripciones.

Ahora llega el 20 de diciembre, y en algunas provincias con 2,3, 4 ó 5 escaños para elegir, que no son pocas, podrían irrumpir terceras y cuartas formaciones con posibilidades de éxito y así un habitual 2-1 en el bipartidismo ‘anterior’ podría pasar al 1-1-1 de manera que desde las circunscripciones pequeñas se empezara a ‘alterar’ el resultado total. En Burgos el 2-2 habitual podría transformarse en un 2-1-1 o quién sabe a tenor de lo ocurrido en las municipales si en un 1-1-1-1 . Bien es cierto, que el mensaje del voto útil podría calar pero la Ley D`Hont también motivaría un reparto equitativo si los porcentajes aparecen muy pegados.

Si esto ocurre entre las pequeñas, qué podría ocurrir entre las grandes. Volvemos a las municipales y con hacer un repaso a los alcaldes que hay, el bipartidismo de nuevo pareciera que lleva camino de desaparecer el 20D, por mucho que se apele ahora a la gobernabilidad para pedir el voto.

No le falta razón a Aznar cuando ha pedido todavía una mayor reflexión dentro de los populares, tras las cinco últimas elecciones. Rajoy rejuveneció el comité ejecutivo, y la prueba de fuego la tendrá el mes de diciembre, pero incluso algunos de los populares se preguntan si han llegado demasiado tarde.

Parece que toca a los electores pensar el voto más que nunca, entre las cuatro grandes formaciones que asoman entre las candidatas a la victoria por los sondeos, y que esperemos también escuchar en, al menos, un debate a 4 electoral, para conocer realmente a lo que aspiran sus líderes políticos, y no solo a declaraciones de conveniencia en cada momento.

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