Rumanos

Casi 8.000 rumanos viven en la provincia Burgos según los datos del último padrón. En España el número hay que multiplicarlo por 100. Es la colonia extranjera que más puebla nuestro país. Y se afianza desde que el 1 de enero de 2014 la Unión Europea levantó las restricciones al movimiento de trabajadores de este territorio junto a los búlgaros.

Entre los 8.000 rumanos que conviven en nuetra provincia los hay de todo tipo, unos que se dedican a limpiar parabrisas en la Avenida del Arlanzón, con una sonrisa mayor que la claridad del agua que utilizan. Pero si ya avisas que no lo necesitas, ni te atosigan, ni insisten. Incluso hasta te reconocen por la foto del periódico.

Hay otros, cada vez más, que se dedican al cuidado de personas mayores, lo hacen con bastante atención y disponibilidad. Su formación puede ser universitaria. Los salarios en Rumanía son mínimos y con los años ahorrados aquí se pueden permitir una buena vejez. No son encarados, y tienen buena preparación.

Hay otros, alrededor de 200, que tienen trabajo, al menos hasta el 1 de noviembre, en Carnes Selectas, el matadero de Campofrío, a través de una empresa subcontratada y que se ha declarado insolvente. Su futuro es negro salvo que les vuelvan a contratar, llevan más de 10 años entre nosotros, con sus familias, y sus hijos, y son unos burgaleses más, además de los que se dejan su dinero en nuestras tiendas aparte del que mandan a su patria. Es cierto que su faena es deslomante, pero su nómina es agradecida. De ahí que se hayan metido en créditos que ahora desconocen cómo van a pagar, y esperan una solución a un tema que a todas luces parece una desproporción. Mañan, en principio, iniciarán una huelga para llamar la atención a unos sindicatos en donde no han encontrado apoyo.

Hay otros rumanos, sin embargo, que pertenecen a pequeñas mafias de ‘robasetas’ o que asaltan polígonos. En un caso, casi extorsionados, en otros realmente peligrosos. Entre los 800.000 que han cruzado la frontera como europeos y con todas las de la ley los hay de todo tipo. Lo que no se encuentran apenas son mangantes de guante blanco, ni ricos con grandes casas en la costa marbellí. Hay unos cuantos que pertenecen a la raza gitana, errantes que malviven en guettos. No han alcanzado todavía lo que sus coetaneos españoles van adquiriendo pasito a pasito.

Cambien ustedes rumanos por ciudadanos de cualquier país que intentan salir de la miseria o que han sido gobernados durante años en un régimen dictatorial y se encontrarán ejemplos similares. Sin embargo, el solo pronunciar su nacionalidad todavía provoca recelo, a pesar de que uno de ellos, Gavril Balint, fue un símbolo del Real Burgos, que llegó aquí tras haber ganado una Copa de Europa con el Steaua de infausto recuerdo para los seguidores del Barcelona. Varios de los seguidores que estuvieron en Sevilla la misma noche pidieron asilo político al gobierno de España.

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