Para qué la Constitución

Para qué queremos una Constitución que pocos cumplen. Con unos títulos manidos que ya apenas se recuerdan y que lamentablemente se plasman solo en las páginas de algunos programas políticos.
Un dato, en Burgos celebraron la Constitución el jueves pasado, no vayan a perderse el puente nuestros próceres. En el Congreso de los Diputados, igualmente, que ya demasiado trabajo han tenido diputados y senadores en los últimos 11 meses.
Una relectura al preámbulo de la Carta Magna, casi 40 años después de su aprobación, nos muestra un deseo todavía no cumplido. Del capítulo 2 basta mencionar algunos ejemplos de derechos que a pesar del tiempo no están todavía lo suficientemente garantizados. «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra circunstancia personal o social». «Todos tienen derecho a la vida, y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes». «Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen». «Los españoles tienen derrecho a legir su residencia y a circular por el territorio nacional». «Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones». «Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso peuda hacerse discriminación por razón de sexo». «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación».
Y en el artículo 50 un tema que está de rabiosa actualidad: «Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio».
Son unas líneas de unos artículos de la Constitución española. De repente ya se han olvidado hablar de su reforma. ¿Para qué? Si nos la estamos saltando en sus aspectos fundamentales. Y el Constitucional parece que solo resuelve los contenciosos que tiene con Cataluña.
Quizá en un aniversario, más de un documento que hizo historia convendría volver a recordar qué es lo que concitó -pocos menores de 30 años lo saben- y qué logros consiguió, algunos impensables hoy en día.

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