El Himno

Si Calleja y Zurita levantaran la cabeza casi un siglo después de su composición, a buen seguro que sonreirían emocionados por lo que ha llegado a ser ‘su’ (nuestro) Himno a Burgos en este período de tiempo. Ni nosotros mismos nos hubiéramos imaginado hace menos de un año  que se hubiera convertido en el emblema de la joven afición del equipo de baloncesto, que en el Coliseum se lleva la mano al corazón y canta con todo su poderío segundos antes de iniciarse cada partido del San Pablo, dejando bien cimentado el potente resurgir. Tanto que asombra y deslumbra a todos los foráneos que allí se congregan o a los periodistas que retransmiten los encuentros.

Ya no es solo el momento del Himno el inicio de las fiestas, tras el pregón, o el día 29 por la mañana en el Arco de Santa María y por la tarde en la plaza de toros, o para finalizar galas y actos públicos y privados. Es una composición que podía haber caído en lo rancio y se ha enaltecido en todos los rincones. Pocas ciudades tendrán un Himno cantado con tanta exaltación en momentos tan concretos. Probablemente solo el sonido de las gaitas con el Asturias Patria Querida en los Premios Princesa, o el del Sevilla compuesto por El Arrebato y cantado por miles de almas en el Sánchez Pizjuan generan una emoción similar. Son dos que como el de Burgos ponen la carne de gallina a cualquier espectador u oyente.

En Burgos, donde necesitamos motivación en muchas ocasiones, y en otras bastantes dosis de autoestima para creernos de lo que somos capaces, están surgiendo ocasiones de demostrarlo. Hablábamos de baloncesto, de una ilusión general en que #somosACB, pero también el proyecto #Catedral2021 que ya ha realizado su puesta de largo ha generado esperanza y el anhelo de convertirnos en una capital europea, con la participación y colaboración de todos.

De esta Castilla incomparable que dio a España Reyes, como recordaba Antonio José en su Madre Castilla, que bien podría haber sido un himno de esta tierra. O como canta Orégano ‘Castilla somos nosotros, nosotros castellanos’ puede seguir llegando ese necesario convencimiento de que en Burgos, en Castilla, en pleno siglo XXI todavía somos capaces de conseguir los objetivos que nos podemos proponer, y sino que se lo pregunten a los incansables aficionados del baloncesto burgalés, liderados por unas peñas ejemplares llenas de pasión.

 

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