Elecciones en la UBU

En los anteriores comicios universitarios para la elección de rector, y en los que salió elegido como máximo dirigente de la Universidad de Burgos Manuel Pérez Mateos, apenas 20 catedráticos podrían haber optado a la plaza si se hubieran decidido. En estos pocos años han crecido hasta superar los 50, y el abanico se abre para aumentar el número de candidaturas. De momento son todo rumores, como el hecho de que los que han ido dejando el equipo rectoral podrían ahora presentarse como alternativa. Suenan nombres, pero hasta que se inicie el proceso ninguno será definitivo. Si parece cierto que Pérez Mateos volverá a encabezar una lista y que Manuel Manso, quien cuando dimitió como vicerrector manifestó sus profundas discrepancias con el mandatario actual, también puede estar preparando una alternativa.

Estas elecciones no saldrán a debate de la sociedad burgalesa. Se quedarán en el propio campus. La Universidad, no solo la de Burgos, es sobre todo endogámica. Y en este caso, previamente, los candidatos ofrecen mejoras a cada área o Facultad en busca del voto perdido. Existen también temas tabú. Hay beneficios también implícitos, por lo que puede suponer que quienes se presentan pertenecen a unos grados u otros. Se presentan también, pero probablemente no sean las más importante, reticencias ideológicas y, por supuesto, causas perdidas, como el número de estudiantes que en cada elección se acerca a las urnas, demasiados pocos. Es verdad, que en su favor está que acaban el grado o el máster y desaparecen del campus, mientras que los que siguen son profesores, administrativos…

La Universidad tiene mucho que mejorar, tiene que prestigiar todavía algunos de sus títulos, contar con más investigadores de alcance no solo nacional sino internacional, aunque en este capítulo el avance de estos últimos lustros es importante, y pese a que apenas dan importancia a los rankings de estos, no vendría mal ocupar unas plazas más dignas.

Nadie va a poner el cascabel al gato al nivel de los profesores. Las encuestas que se hacen entre sus alumnos duermen el sueño de los justos. Y en algunos casos se busca más mantener el número de créditos que imparten que la calidad de los mismos. Parece que faltan más educadores con prestigio que lideren una UBU mejor. Al cabo de los años,si has tenido un profesor imponente, perdura en tu memoria. Por su talante, por su talento, por su conocimiento, por la forma de impartir las clases, e incluso a la hora de distribuir las matrículas. Recuerdo uno que dejaba a los alumnos con sobresaliente que decidieran entre ellos a quién daban esa nota. Hay ejemplos para que la UBU mejore, claro, pero hay que estar dispuesto a unas cuantas cosas, y esto supone renuncias. Veremos que ofertan los candidatos, y si el programa de gobierno se queda en agua de borrajas.

Publicado en DB el 17 de febrero

 

 

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