La difícil suma de las coaliciones

Pareciera en aquel momento que si fuera por Vox ningún gobierno socialista llegaría a la alcaldía de alguna capital española. Y en esto apareció Burgos y llegó. No hablaron con la formación de Santiago Abascal y gobernó la lista más votada.

En las Comunidades Autónomas, y por la decisión entonces de Albert Rivera, tampoco gobernaría Ciudadanos en coalición con el PSOE, a pesar de haber ganado estos las elecciones, como es el caso de Castilla y León.

La capital burgalesa fue una de las monedas de cambio. El PP votaba a favor de Vicente Marañón para la Alcaldía y en Valladolid, Ciudadanos apoyaba a Alfonso Fernández Mañueco para la presidencia regional de la Comunidad Autónoma. Los naranjas cambiaban de socio en algunas regiones conociendo previamente que ya habían sustentado a los socialistas en Andalucía apoyando a Susana Díaz.

Han pasado unos cuantos meses y la pandemia ha ido frenando acciones políticas, no así una coalición que asegurase a Daniel de la Rosa gobernar durante la legislatura con tranquilidad sin esperar mociones de censura, y para eso qué mejor que tener como aliado a Ciudadanos, el único grupo que con cinco concejales podía darle mayoría absoluta. Tendría que ceder en algunas cosas importantes, pero a cambio la paz podría llegar al salón de plenos.

Pero desde el momento del acuerdo la duda surge en algunos vecinos como ocurriera hace veinte años. No tienen buena experiencia los gobiernos coaligados en la plaza mayor burgalesa. Han estado paralizados. Ocurrió con el PSOE y Tierra Comunera, en donde TC desapareció en los siguientes comicios y casi para siempre y los socialistas descendieron en el número de votos. Tampoco lo tuvieron fácil en la relación con el gobierno popular de la Junta. Ahora, este último capítulo se podría salvar, al coincidir los naranjas en el equipo de gobierno municipal y en el regional. Pero veremos.

Resta todavía bastante tiempo para que convoquen a nuevos comicios municipales.  Y se comprobará la eficacia o no para la ciudad de Burgos de esta nueva coalición. Pero también desde la oposición el PP tendrá que asumir cambios. Por de pronto, esperar a que la pandemia permita un congreso provincial que renueve algunos de sus cargos. Han perdido muchos de sus votantes en los últimos años y en algún momento deberán preguntarse por qué.

Y lo que sin duda deben hacer todos juntos, gobierno y oposición, es colocar a Burgos en una buena posición para la recuperación económica con o sin Covid, y devolver la ilusión a los sectores que han sido los más perjudicados.

 

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