La pantalla de sus chavales

 

Ya les he contado que tengo dos sobrinos que cuando tenían apenas 7 u 8 años se lanzaron a la aventura digital. No era una novedad, habían crecido con Mario Bross y los Pokemon e iban pegados a la consola. También les conté a ustedes que para casa de los abuelos compré una wii para que tuvieran una diversión los pequeñajos.

Ha pasado el tiempo, no mucho, y ya no quieren ser youtubers, ni influencers, juegan o trabajan con sus ordenadores, sacan buenas notas, y han manejado con destreza el Minecraft, el Fortnite, y ahora el Roblox. Uno está con el bachillerato internacional, otro avanza por el instituto en estos dos cursos sorprendentes por el covid. Pero la pandemia no les ha afectado, eso creo. Cuando eran pequeños me sorprendía verles delante de la pantalla como hablaban todo el tiempo, más de media hora sin parar, contando sus avances. Vegetta777, el primero de los reyes que tuvieron, y Willyrex eran algunos de sus ídolos, Ibai todavía no había aparecido en el mercado, ni casi Auronplay. Era todo más humano y menos negocio, ahora los suscriptores que tienen estos streamers se cuentan por decenas de millones.

Los gamers se han multiplicado por mil en todo el mundo. Y son millones los jugadores de Minecraft, Fortnite y Roblox, en su gran mayoría adolescentes o jóvenes. Muchos de los creadores están emigrando a twitch porque como escribí en esta sección recientemente monetizan mejor, y los algoritmos de youtube en algunos casos están causando estragos.

Los chavales socializan con los juegos porque en muchos casos son grupales y participan unos cuantos. En Fortnite solo puede quedar uno.  Minecraft y Roblox se consideran herramientas de aprendizaje, en este último caso hay una pequeña parte preocupante como pueden ser los foros de usuarios con contenido sexual, pero con configuraciones de privacidad se puede evitar y tener una buena experiencia. Por otra parte, la mayoría de los juegos son gratuitos, mas su mejora requiere pequeñas inversiones para adquirir herramientas que te permitan superar mejor las dificultades. En esto hay que estar atentos para que tengan un tope de gasto. Hay que conocer cómo funcionan los juegos y que los chavales puedan utilizarlos de forma segura, incluso competir con ellos. Porque los videojuegos son absorbentes y poderosos. Poco tienen que ver con los de finales de los 80 o el boom de los 90 en los que en los PCs caseros se encontraba Prince of Persia, Monkey Island o Indiana Jones y la última cruzada. Habíamos dejado de cazar marcianitos, de jugar al tres en raya a pasar a una nueva era que está en continuo crecimiento. Otro día hablamos de los esports, que hasta cuentan con canal de televisión. Pero no se lo pierdan, he visto hasta retransmitir a Ibai un Mundial de canicas.

 

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