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El segundo iRedes de Burgos

No dejan de ser datos, pero por su contundencia son significativos. La principal –al menos por el momento- red social del mundo, que es Facebook, aspira en un breve tiempo conseguir los mil millones de perfiles. Se dice pronto. Otras, como twitter, los quinientos millones, y el gigante de la red, Google +, dicen los expertos que fagocitará en unos años a ambas.

Lo cierto es que ha avanzado a tal velocidad la tecnología –el uso del smarthpone se ha generalizado, y quién no tiene en su familia a uno o varios con un iphone, una blackberry o un nokia con android- que los habitantes de este planeta nos hemos tenido que ir adaptando a la forma de conversar, ya sea en 140 caracteres, o marcando con te gusta aquellos enlaces que nos parecen relevantes, o sustituyendo el SMS por el whatsapp. Uno ya no sigue exclusivamente las noticias de los periódicos sino los comentarios de sus redactores o directores a través de Twitter, y no solo en prensa, sino en radio o televisión. Con crear una simple lista, y de un vistazo, puedes comprobar cuál ha sido el último tuit de los periodistas que te parecen más interesantes, relevantes o cercanos. Lo mismo te ocurre con los Museos de Ciencia del Mundo, los blogueros, o los futbolistas. Y poco a poco va sucediendo con amigos y familiares.

O también puedes constatar los vídeos que más han triunfado en la red a través de youtube, o las fotos más destacadas con flickr y ya nos quedaríamos cortos a la hora de hablar de contenidos musicales. Las redes –al menos en esta época- envuelven nuestras vidas, y sí, puedes vivir sin ellas, y no ocupar ni un minuto de tu tiempo en el ordenador o el teléfono, pero el ansia por conocer y la curiosidad de este género que se llama homo ha logrado que se extiendan de forma exponencial.

Por eso, aunque barra para casa, me parece relevante la apuesta que se está haciendo –aún en tiempo de crisis y la dificultad para encontrar patrocinios económicos- por mantener iRedes –el Congreso Iberoamericano de Redes Sociales- con sede en Burgos. En el primero ya nos planteamos las razones básicas para ello: Que Burgos es el origen del castellano, que en Burgos hay un empuje de la administración local y regional por las nuevas tecnologías, y que los que impulsamos iredes somos o vivimos en Burgos, y estamos orgullosos de ello. Que 40.000 personas vieran por streaming, en directo, el primer Congreso desde el Principal y que se quedaran con una imagen de esta capital moderna y de futuro nos puede llenar de orgullo, pero también solo es un dato. Lo importante es subirnos a un tren que está en marcha y que no necesita lanzamiento, de ahí que también nos gustaría que Burgos desarrollara proyectos tecnológicos –como puede ser el centro del Hospital de la Concepción o el Parque Tecnológico- que en este nuevo modelo productivo que se quiere crear parecen alternativas viables y eficaces.

(artículo publicado en DB el 19 de diciembre)

No sin mi Blackberry

Muchos de mi generación se acordaran del ZX Spectrum, lanzado por la compañía Sinclair,  o el Amstrad, que intentábamos manejar con el Word perfect donde casi todos nos convertíamos en pequeños programadores, o los primeros juegos de la consola Atari . Era el tiempo en que Steve Jobs todavía compartía garaje con su socio Steve Wozniak, y cuando acababa de vender su Volkswagen para financiar sus primeros inventos, entre ellos el  computador Apple I.

Luego escucharíamos hablar de IBM, de Dell, de HP y más tarde se escribirían miles y miles de páginas sobre Nokia –el primer teléfono móvil que usé fue durante unas elecciones europeas, hace más de veinte años que ocupaba casi como el pc de mi trabajo-, Motorola… hasta llegar a los i de ipod, iphone o ipad. Y mi blackberry. La primera, creo que soy uno de los pioneros, me la regaló un amigo de Telefónica de Madrid hace unos cinco años, pequeñita, con concha, cada tecla tenía dos letras, no una como la actual, era coqueta y me gustaba. El correo electrónico funcionaba de maravilla, y no hacía fotos, ni tenía whatsapp ni el Messenger, y el acceso a internet no era fácil. Han pasado dos modelos más, para sumarme a una sencilla Curve, donde puedo hacer fotos a mis sobrinos, enviar correos, manejar las redes sociales, utilizar el whatsapp e incluso descargarme alguna aplicación más, muy lejos del nivel que tienen todas las de Android o Apple, pero qué quieren que les diga, soy un sentimental… Hasta el lunes pasado donde todas las blackberrys del mundo decidieron tomarse un puente gracias al fallo de un interruptor de RIM, la empresa que las produce. Dejé de recibir correos, de comunicarme con el chat y pensé que la vida se acababa y que quizá hubiera quedado mal con alguna persona con otro sistema que me hubiera enviado un mensaje y no le hubiera contestado. No pude decir en Facebook qué plan tenía, ni anunciar en twitter el capítulo de la serie que estaba viendo, y lo peor de todo es que dejaban de oírse los múltiples sonidos que había decidido poner, no sin poco empeño, para los diversos mensajes.

Cuando estaba a punto de lanzar mi blackberry por un puente del Arlanzón, mis amigos de Apple, también comenzaron a tener problemas de actualizaciones y recordé mi viejo Motorola, o el Spectrum donde solo podíamos jugar al tenis con dos rayas a los lados y una bola que iba de un lugar a otro siempre a la misma velocidad.

Me gusta la tecnología, mientras permita a mis sobrinos acudir a casa de mi madre para jugar con la Wii que allí les instalé y el Mario Bross, y la abuela pueda contemplar absorta a sus nietos. Pero esos tres días sin mi BB sentí que algo estábamos perdiendo por estos malditos teléfonos móviles –smarthpones les llaman-, y que había que recuperar ese tiempo perdido.

Políticos desenredados

Apenas suman sus respectivos partidos 200.000 seguidores en las principales redes sociales en España, individualmente incluso reciben más ‘followers’ que las siglas a las que pertenecen, pero la moda de algunos políticos de formar parte de las nuevas tecnologías no parece que atraerá votos nuevos, sino que simplemente sumará algunos de sus ya parroquianos. Pocos dudan de que hay que formar parte de este fenómeno (2.000 millones de personas en todo el mundo han creado su perfil en Facebook, twitter, linkedin, youtube…, aunque un porcentaje menor sea realmente el que le utiliza de forma diaria), pero todavía se aleja mucho de adquirir las ventajas que las redes tienen, y que no han sabido o querido explotar.
Hay, sin embargo, directores de periódicos en nuestro país que han conseguido una conversación directa con sus lectores, han generado debate, y entre las personas que les siguen hay muchos que comparten sus tuits -en el caso de twitter-, pero otros tantos que critican sus 140 caracteres que les caben en la pantalla, una utilidad de la que se alejan bastante los propios políticos. El pasado viernes, por ejemplo, mientras se celebraba la convención de candidatos populares en Burgos con la presencia de Rajoy, mientras unos, los tuiteros políticos afines, se ocupaban -lógicamente- de reiterar algún mensaje de los principales discursos, los otros, los de la oposición, simplemente los criticaban. El sábado, la convención socialista en Valladolid, sin embargo, se convirtió en tendencia (’trendingtopic’) durante un momento por la mañana en nuestro país, pero una vez más los que utilizaban la marca (’hastag’) eran exclusivamente los propios asistentes al encuentro. El ciudadano ‘común’, mientras tanto, se mantenía alejado del supuesto debate.
Obama marcó un hito, sin duda, y todavía cuenta con 20 millones de seguidores en todo el mundo en Facebook, pero su feedback ha cambiado con los internautas, quizá desde que no puede utilizar la blackberry para contestar de forma directa su impacto sea diferente, en una red donde Shakira parece imponerse con 27 millones de personas, y donde el presidente de Estados Unidos fue una auténtica estrella.
Cuando falta comunicación por parte de nuestros representantes en aquello que se denomina precisamente redes sociales, es largo todavía el camino para recorrer. Bien está que sea un sistema novedoso de anunciar proyectos, de vender eslóganes, o de azuzar al contrario, sin embargo, da la sensación, y ojalá me equivoque, que salvo contadas excepciones es muy poca la interlocución con los posibles votantes y eso que día a día se multiplica la presencia de los políticos especialmente en twitter, la red que está creciendo exponencialmente, pero donde según algunos estudios el cincuenta por ciento no son usuarios activos, y eso que para futbolistas y artistas parece convertirse su uso en un auténtico vicio.

La vida en 140 caracteres

Twitter -una red que te permite vivir en 140 caracteres- acaba de publicar los temas de los que más de 25.000 millones de twitts han hablado a lo largo de 2010. Se los transcribo en inglés, que al final son las palabras utilizadas en el motor de búsqueda para encontrarlos. Son los que se llaman TwitterTrends en la jerga twittera. Esos 10 top twitter son: 1. Gulf Oil Spill. 2. FIFA World Cup. 3. Inception. 4. Haiti Earthquake. 5. Vuvuzela. 6. Apple iPad. 7. Google Android. 8. Justin Bieber. 9. Harry Potter & the DeathlyHallows. 10. Pulpo Paul.
Es lógico pensar que para una panda de frikies de internet, tanto el iPad como el Android hayan sido dos de los temas en los que se han volcado los comentarios. Por la media de edad de los seguidores de esta red no parecen discutibles las referencias al Mundial de fútbol de Sudáfrica o al pulpo Paul, recientemente fallecido. Tampoco el cine, que sale reflejado con dos películas, el bodrio de Inception (Origen), y la última de Harry Potter. Tampoco parece sorprender la situación del petróleo derramado en el Golfo ni el terremoto de Haití. Lo que no sé es qué pinta Justin Bieber, un cantante canadiense de apenas 16 años y del que oí hablar por vez primera hace unos días, lo que muestra las tendencias de los interneteros, cada vez más jóvenes, y cada vez más preocupados por su tiempo de ocio, sin embargo apenas son el 10 por ciento de sus usuarios los que tienen menos de 17 años. Estos chavales han sustituido el chat del Messenger por las redes de Tuenti y Facebook, y apenas hablan de lo que escuchan a sus mayores. Ni la crisis económica, ni Obama, ni los bancos… ha llevado a los tuiteros de habla inglesa a colocar en los 10 primeros puestos tuiteados a ninguno de esos temas. El primero, un tema de medio ambiente, y del 2 al 10 forman parte del tiempo de ocio, excepto el desgraciado terremoto de Haití, del que pocos ya hablan.
El problema es que en esos 140 caracteres lo máximo que puedes hacer es lanzar refranes o redirigir una entrada, bien a otro escritor de twitts o a un enlace de cualquier página web de internet, habitualmente desde un dispositivo telefónico -cada vez más el iPhone o la blackberry- a una nueva entrada en la web. No caben los debates, los razonamientos, o la profundización. Sin embargo, son muchos los profesores universitarios que manejan esta red, algunos de ellos con más de 100.000 seguidores, aunque para quienes está resultando un filón es para los famosos, sobre todo deportistas, actores y cantantes, cuyas iniciativas son seguidas por cientos de miles de personas. Evidentemente no es un medio de comunicación, pero sí son medios de comunicarse, cada vez más lejanos de los estrictamente convencionales.
Ponemos nuestra vida en 140 letras, aunque en las mismas puede caber un cuarteto, pero qué lejos se quedaron los tiempos para la poesía. Feliz año 2011.