Archivo de la etiqueta: ejemplo

El miedo en las miradas

Saben, de 2012 solamente me voy a quedar con nombres propios, muchos, personas que he conocido en muchos rincones, buena gente que te genera buen rollo, sentimientos, sonrisas cómplices, sueños e ilusiones. Por un día, voy a apartar las cifras y los datos, los expedientes de regulaciones de empleo que a todos afectan, las declaraciones de los políticos, la inutilidad de algunos gestos, el desánimo o el cinismo de otros… Todavía hay quienes parece que te obligan a dar las gracias porque tienes un trabajo, cuando hay seis millones que no, y que difícilmente lo alcanzarán a lo largo de este año 2013 que ahora se inicia. Como si tuvieras que demostrar cada día tu profesionalidad y tu oficio. He visto las miradas de muchas personas miedosas por la posibilidad de perder un empleo. Les he visto aferrarse al canto de un diente, pese al mileurismo y la injusticia, porque de ese trabajo depende una familia. He visto jubilados renunciar ahora a lo que podía ser una vida medianamente holgada por el temor a que sus hijos, a que sus nietos, pierdan los recursos que todavía les quedan para vivir.

Detrás de cada uno de ellos, igual que detrás de nosotros mismos, hay decenas de historias. Nos hemos podido equivocar muchas veces, pero nosotros no somos los culpables de la mala situación de esta sociedad. Es más, son precisamente los ciudadanos los que la están sustentando, los que han generado un movimiento solidario para aquellos que se dejaron llevar de los arrumacos de las entidades financieras y han perdido ahora su vivienda, para trabajadores y empresarios que vivieron pensando que el futuro sería igual que el presente y ahora acuden a los comedores sociales, como los dos que abren sus puertas diariamente en Burgos. O los muchos voluntarios que procuran atender a aquellos desfavorecidos que en algún momento pueden ser ellos mismos, sus familiares o sus vecinos. Claro que hay culpables, los que gestionan o gestionaron mal el dinero público, aunque siempre serán otros los que carguen con sus errores. Hay administraciones donde todavía no se han recortado altos cargos, y sí el resto. Por qué es tan difícil terminar con las duplicidades y tan fácil eliminar todas las oposiciones. Todavía me pregunto a inicios de 2013 por qué sigue el Senado, cuando a lo largo de más de treinta años no ha demostrado todavía el motivo de su existencia, salvo para la jubilación de algunos de los ‘próceres’ de este país. Sé, porque he hablado con algunos, que hay políticos también a los que les duele España, como le dolía a Unamuno. El Rey, ahora también cuestionado, porque no solo hay que parecerlo, habló en su intervención navideña de esa política, con mayúscula. Pero quizá su voz no haya llegado en el mejor momento.

Sigo queriéndome acordar de la gente corriente, de los que afrontarán 2013 todavía con incertidumbres, de aquellos chavales que no han encontrado todavía su primer empleo, para que no pierdan la ilusión, de otros a los que les da respeto viajar al extranjero como lo hicieron sus conciudadanos en los años sesenta y setenta sin conocer idiomas y con la mochila vacía, a los abuelos que se han convertido en el sostenimiento de muchos hogares, y en familias enteras que se han hecho fuertes pese a las dificultades. Por ellos alzaré mi copa junto a mi madre, que como tantas madres han sido ejemplo de austeridad, de trabajo, de unión y de cariño. Y pese a todo, feliz 2013.