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Papel Cero

Seguimos imprimiendo la mayoría de los papeles que nos llegan a través del correo electrónico, y creo que nos hemos gastado más papel de impresora que el que supuestamente nos tendríamos que ahorrar con la llegada de los ordenadores a nuestra vida y la práctica desaparición del fax. Y esto ha sido comprobado ya en muchas ocasiones, la última en la justicia asturiana -lo mismo que se pretende en Burgos también a través del TSJ- que ha duplicado, y en algunos casos llegado a triplicar, el gasto en papel desde que a principios de año se implantó la comunicación telemática: el ‘papel cero’ que pretende acabar con su uso en los juzgados en favor de los expedientes electrónicos. Ya hablaba el fiscal jefe de Burgos recientemente en este periódico de lo farragoso, lento e ineficaz del programa, cuando faltan pocas semanas para la puesta en marcha del proyecto Justicia Digital. Los ordenadores se les cuelgan y hay hasta seis aplicaciones diferentes.

En Asturias, paralelamente, el director general de Justicia ha reconocido que se ha intensificado mucho el gasto en papel, en tóner y además es un sentir generalizado que los tribunales se han convertido «en las impresoras de los profesionales». Incluso se habían planteado la posibilidad de eliminar las impresoras durante este tiempo de transición, pero al final se cedió y se adquirieron 37 impresoras nuevas -parecen los grandes beneficiados-, además de 14 escáner de última generación. El Principado ha recibido hasta ahora 300.000 euros para el plan de ‘papel cero’ y a pesar de este ‘fracaso’ inicial seguirán empeñados en sacar adelante el proyecto, pero de los 35 euros que según el ministerio se iban a ahorrar por expediente que no lo esperen ni este año ni al siguiente.

La informática ha sido un gran avance, seguro, en muchas profesiones. Con sus cosas buenas y sus menos buenas -a quién no se le ha caído el sistema alguna vez o se le ha quedado colgado el pc-, pero lo que ha quedado claro es que gastamos mucho más papel, gusta tocarlo, leerlo, corregir sobre el mismo y no en la pantalla, pasarlo de uno a otro. Aunque sepamos la cantidad de árboles que han sufrido su desaparición en búsqueda de la celulosa. Falta organización, se imprimen multitud de copias de dossieres que algunas de ellas acabarán directamente en la papelera y continúa siendo una asignatura pendiente esta meta, con todas las consecuencias.

Y en Burgos, con el gafe que existe para todos los adelantos en la Justicia, seguro que aumentarán los problemas que ahora ya denuncian desde la fiscalía. Así que más USB y más paciencia.

Yo también soy José Antonio

Este domingo en muchas ciudades españolas se habrán desarrollado concentraciones en contra de la excarcelación de los presos etarras hasta que no cumplan su condena íntegra de acuerdo a una doctrina aprobada en España pero desestimada en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.

También en Burgos, donde habrá estado –escribo estas líneas antes de la celebración de la  misma- el preso español qué más tiempo permaneció secuestrado por los esbirros de esta banda. 532 días, 12.768 horas sin ver la luz del sol, consumido y condenado a morir, si no hubiera sido por la suerte sumada al trabajo de las fuerzas de seguridad. Nunca ha sido contado de forma oficial cómo encontraron el zulo hace ya 16 años, pero en la mente de estos desalmados estaba abandonarle, viendo que todo había sido motivado por un chantaje contra el Estado y que ni desde el primer día del rapto se pensaba en la libertad de este ciudadano burgalés, hasta tal punto que cuando apareció el guardia civil por la puerta de esta tumba de vivos, el antiguo funcionario de prisiones solo pidió que le dejaran morir en paz en ese habitáculo de 3,5 metros cuadrados, bajo tierra, sin duda mucho mejor que cualquier cárcel del territorio español. Hace ya más de un año que uno de los secuestradores, el que comentó a la guardia civil durante el reconocimiento del taller de Mondragón ‘que se muera de hambre ese carcelero’, pasea por las calles de su pueblo tras ser puesto en libertad debido a una enfermedad grave, según los informes médicos de un Hospital.

Parece que un seguimiento de uno de los miembros de la banda en París finalizó con otro en Mondragón y muchas dosis de paciencia hasta llegar esta localidad guipúzcoana, Arrasate en euskera, que ahora precisamente sufre por el cierre de una de las empresas más emblemáticas, Fagor, de la cooperativa que tiene su sede en este lugar.  José Antonio Ortega Lara es desde entonces una de las  imágenes más visibles de la lucha contra el terrorismo, la del imperio de la ley y la de la eficacia del trabajo de las fuerzas de seguridad. Una ley que durante el tiempo de su cautiverio aliviaba las penas con cierta parsimonia lo que motivó la aplicación de la doctrina Parot y la modificación del Código Penal. Una doctrina que ahora es cuestionada.

Sin embargo, el propio José Antonio ya había afianzado su postura contra cualquier ‘debilidad’ y posible negociación. Lo hizo ante el gobierno de Zapatero, y ante el propio de Rajoy, abandonando las filas del Partido Popular, del que los etarras encontraron su carnet cuando fueron a buscarle en su garaje.  No le gustaba lo que veía, o lo que podía llegar a ver.  Aunque llegara al desarme de decenas de asesinos, deberían pagar por los múltiples asesinatos que realizaron, y devolver la justicia y dignidad que le arrebataron a la sociedad. Por eso se manifestó José Antonio este domingo, y por eso yo estuve también con él, a la misma hora, en la Plaza Mayor burgalesa.

Columna publicada en Diario de Burgos el 28 de octubre de 2013