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Médicos de familia

 

Recuerdo hace ya algunos años la gran confianza que tenía mi padre con su médico de cabecera, incluso el teléfono de su casa para llamarle cuando lo considerara necesario. Existía una relación casi de amistad –que los buenos amigos se cuentan con los dedos de una mano- porque además mantenías el mismo doctor durante un montón de lustros.

Ha pasado el tiempo, la población hemos envejecido y ha aumentado el número de pacientes que los actualmente ‘médicos de familia’ cuentan en su cupo. Y por no sé qué motivo, los chavales que acaban los estudios de Medicina no tienen esta especialidad entre sus prioridades. Este experto “en personas” resuelve, en principio, la inmensa mayoría de las demandas de los usuarios del Sistema Nacional de Salud. Por ello, hace gran ilusión encontrarse en las redes sociales con un tuit como este: “Por fin, después de todo el camino recorrido llega la recompensa, y además en casita. Soy R1 de MFyC (medicina familiar y comunitaria, apunto) en el HUBU. Gracias a la gente que creyó en mí y me apoyó, en especial a mis padres. A veces los sueños se hacen realidad”.

Gracias a ti, por la ilusión con que comienzas tu vida profesional después de la dura carrera, la preparación del MIR, ahora te quedan cuatro años donde te especializarás en el Centro de Salud y en el Hospital, donde conocerás la salud pública, las urgencias, las prácticas quirúrgicas más de cerca, y donde tendrás al lado a esos grandes doctores y doctoras en su despacho, pequeño pero digno, del Centro de Salud, donde aprenderás a diagnosticar pese a que el tiempo del que disponen es escaso, pero parece que a ellos les de lo mismo, porque no lo cumplen y cuentan con el que sea necesario, y a la mayoría de los pacientes no les importa esperar si saben que les atenderán bien.

Y extiendo la misma cualificación al numeroso grupo de enfermeras que trabajan también en estos centros del Sacyl. Espero R1 que cuando acabes el Sacyl te contrate porque tu anhelo bien lo merece.

Perdonen en esta Página Par esta reflexión personal. A lo largo de estos lustros en Burgos he contado con varios médicos en mi tarjeta sanitaria. No hallo en la memoria ningún tachón con ellos.  Quizá he tenido suerte. Por diversos motivos han ido cambiando de plaza y  otros se han ido jubilando. Se han preocupado por mi situación, y no soy paciente fácil, sino más bien de riesgo, y me han aconsejado. No son Merlín, claro, y no siempre encuentran la solución a los problemas de los enfermos. Y cuando lo creen conveniente, por eso, envían al Hospital a aquellas personas que merecen una atención especializada.

Claro que hay excepciones, como en todas las profesiones, aunque esta sea especial y se les exige más que al resto, porque un error puede ser mortal. Y ello ha hecho que proliferaran los seguros entre los galenos. Pero en ‘primaria’ la cercanía con el paciente es muy grande, como el corazón que muchos de estos médicos tienen.

 

 

Medicina

Me han cogido con el pie cambiado. Tenía ganas de escribir de libertad, la de los padres para elegir el colegio de sus hijos, y de educación, la ley que maneja la  ministra del ramo. Parece que ambas cosas incompatibles. Pero me temo que este asunto, quizá uno de los más importantes en los que se puede mover un país, va a estar en permanente discusión meses, años y quinquenios. Si tanto miramos para Europa, aquí parece que nos hemos puesto anteojeras como los burros.

Tenía ganas de escribir de libertad efectivamente, pero estos días no he parado de leer noticias sobre la necesidad de médicos en los centros de salud y en los hospitales de  Burgos y de Castilla y León. Ocurre también en otras comunidades autónomas, pero al menos en esta se venía anunciando desde hace bastante tiempo, y se sigue diciendo, y faltan médicos especialistas, y faltan doctores en los pueblos y las capitales en sus centros de salud respectivos, y faltan enfermeras en hospitales y …. Faltan alumnos de medicina para cubrir todas esas plazas. Y es que además se nos van a otros países porque los salarios son mejores, y el acceso a la sanidad no tan complicado.

Recientemente escuchaba una conversación entre dos personas en un autobús urbano. Su acento era hispanoamericano y hablaban sobre el ‘universitario’ .  Al viejo hospital se le cambio el nombre y se quedó con el HUBU, pero de esto tiene poco, salvo el intento de la unidad de investigación por emerger entre los demás centros hospitalarios. Desconozco cuantos doctorandos puede haber entre sus médicos y enfermeras. También si existe algún estudiante de Medicina que esté haciendo asignaturas prácticas entre sus plantas. Pero disminuye el número de ‘Mires’. Es razonable que Burgos solicite una Facultad de Medicina, contando ya con la de Enfermería. Es razonable porque habría estudiantes que pedirían la plaza ante la situación de que Salamanca y Valladolid no pueden recibir más alumnos porque están al completo. Y lo mismo ocurre en otros centros universitarios de toda España. Faltan médicos y plazas para formar a los que serían necesarios para completar con dignidad los servicios de nuestros hospitales y centros de salud. Para que no aumenten las listas de espera, y con las perspectivas de que aumenta poco a poco la edad media en España.

Hay motivos. Hicimos mal la creación de universidades, su multiplicación y la distribución de grados. Se repiten por doquier, y nadie se atreve a poner el cascabel a las facultades que quizá se deban cerrar o trasladar por la falta de estudiantes. Y no vemos hacía dónde caminamos. La UBU si quiere una Facultad en Ciencias de la Salud debe mostrar su calidad, evidentemente, y  tomar decisiones que probablemente a algunos no gusten para el reequilibrio. Tenemos el mejor hospital y debemos sacarle rendimiento.