Archivo de la etiqueta: plaza de toros

Luces y sombras en el albero

Mi padre era un gran aficionado taurino, muy grande, como padre y como aficionado. Así que decidió cuando cumplí los 14 años –entonces la autoridad no permitía a menores entrar a los festejos- que mi regalo sería asistir a una corrida de toros. La más cercana en fechas a mi cumpleaños era en Oviedo, con un cartel entonces de lujo, y muy castellano: Julio Robles, El Niño de la Capea, Palomo Linares. Los tendidos llenos y la plaza alborozada y en colores. Lo único que había visto de la fiesta nacional era a través de un pequeño televisor y, por supuesto, en blanco y negro. Y eso fue lo que más me sorprendió: la vida también allí, en ese recinto en Oviedo, era en color, casi lo recuerdo tanto como el cambio de los periódicos del  blanco y negro a los colorines. Y también sorprendía el jolgorio. Estaba Palomo y soltaron palomas, claro. De lo ocurrido en el albero no conservo nada en mi memoria.

Desde ese momento heredé una cierta afición –no era pasión como la de mi padre y uno de mis hermanos que llegaron a fundar una peña en Gijón- que me hizo seguir más o menos las carreras de los diestros, asistir a alguna corrida y respetar al menos el oficio, el valor, y también la raza de los animales.

Gracias a Antonio Bañuelos, cuando vine a Burgos, comenzó a gustarme más el campo que el albero. Y ver a esos morlacos libres por La Cabañuela eran indudablemente sensaciones distintas a las que ocurrían en la plaza. Y fue dejándome de gustar la feria –la culpa, al empedrado: toreros, ganaderías…- y ahora no pagaría un euro por asistir a una corrida de toros, salvo que fuera una ocasión excepcional o un compromiso ineludible, pero de esos hay pocos.

No soy anti taurino y respeto profundamente a aquellos que defienden los toros. Y en Burgos es el alma de la fiesta. Es imposible imaginar –aunque también pudiera que ocurriera, como ha pasado en otras capitales que luego la han recuperado- las fiestas de San Pedro y San Pablo sin toros en el albero y sin paseíllo de las peñas con sus charangas a todo trapo. Pero parece un gasto innecesario –quizá hace unos años no- tener un edificio como es el de la plaza de toros de El Plantío vacío todo el año para un uso de una semana en 365 días, debido precisamente a que este inmueble no está preparado para celebrar casi ningún otro evento, como pudiera ser el caso de la cubierta de Leganés o de Vista Alegre. Pero esta ciudad es Burgos, y tampoco puede multiplicar sus actividades para que una nueva plaza sea utilizada, teniendo un Fórum recién abierto.

Parece que la próxima será la última feria en el coso actual. Que siga la fiesta, pero con el menor dinero posible a costa de los vecinos de Burgos. Y ojalá se tornen luces para que la financiación privada asuma la construcción del nuevo recinto que sirva para la celebración de la feria. Pero si no puede ser en el 2014, tampoco se produciría una gran hecatombe.