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Necesitamos sabios

Cleóbulo de Lindos, Solón de Atenas, Quilón de Esparta, Bías de Priene, Tales de Mileto, Pítaco de Mitilene, Periandro de Corinto han pasado a la historia como los siete sabios de Grecia, recordados por aforismos como La moderación es lo mejor o la máxima Nada con exceso, todo con medida . Se les atribuye también la frase No desees lo imposible. E incluso en tiempos de incertidumbre Debes saber escoger la oportunidad.

Hay asuntos en la política que merecerían contar con un Ágora para debatir entre filósofos y sabios y alejar a mucha distancia a los políticos. Estos temas los podrían escoger ustedes amigos lectores con el sentido común. La educación es uno de ellos, la escolar y la ‘buena educación’. Llegar al consenso imposible en que nos encontramos actualmente. Igual que la justicia, la legal y lo que significa dar a cada uno lo suyo, la social,  y dejar de escuchar en el Congreso si un individuo merece o no un salario mínimo digno.. Que lo debatan los sabios y claro que lo merece. Sin colores partidarios ni partidistas, que busquen lo mejor para esta especie humana nuestra. Y como la educación y la justicia, la salud, lo que más añoramos cuando no la tenemos, y cómo evitar batallas políticas o personales que alejan de lo que debe ser la ocupación de los galenos: hacer de la vida de los enfermos la primera de las preocupaciones. Corremos el peligro de convertirnos en unos inútiles o en unos chapuzas. Hay temas que son endémicos como las listas de espera, con cualquier gobierno, pero no es menos cierto que se puede trabajar con eficacia o no, o se pueden ir colocando trampas en el camino. ¿Importa si el color es naranja, azul o rojo si eres competente? Parece que sí.

No podemos encontrarnos permanentemente que por el hecho de estar en la oposición sistemáticamente haya que enfrentarse a cualquier propuesta de un gobierno local, regional, nacional o europeo…. Y viceversa.

Lo acabamos de ver en los presupuestos del Estado. Hay asuntos de los que podrían olvidarse nuestros sabios, pero no nuestros políticos, por el futuro de nuestro país, porque no estamos aislados del resto del mundo: las infraestructuras, por ejemplo, o la cultura, o la economía, o el acceso a internet, o el mundo rural, o esa España que se vacía porque no hay igualdad de oportunidades en todos los lugares. Discutan, eso sí, no son necesarios tantos para salvaguardar a España, y solucionen muchos problemas que los hay y busquen un grupo de personas instruidas, inteligentes, prudentes, estudiosos, pensadores, juiciosos… universales que sin colores algunos se afanen con sentido común –el menos común de los sentidos- por el bien también común.

Políticos

No todos son mentirosos, ni serviles, ni ladrones… El problema es que las actitudes de algunos de los que han representado a los principales partidos han sido así. Y  otros que los representan se creen que están en el olimpo de los dioses, en lugar de en el limbo. Pero, pese a todos,  mi máximo respeto a los políticos. A esos que se dejan la piel por su pueblo, por su ciudad, por su autonomía e incluso por España. Y lo hacen con respeto por sus vecinos, por los ciudadanos, por sus contrincantes, que no enemigos.

La gran mayoría de nuestros representantes públicos no tienen el salario de un congresista o un diputado del Parlamento Europeo. Y trabajan más de las ocho horas que fijan los convenios de la empresa privada. Les falta , es cierto, capacidad de liderazgo. Pero les sobra laboriosidad y honradez a patadas. Es cierto que a algunos el cargo les cae un poco grande, pero el número de representantes públicos que tienen que buscar los partidos para completar las listas municipales, autonómicas, generales y europeas es enorme. Y ahí puede acabar cualquiera. También los que se creen más listos. También los soberbios. También los faltosos, los perezosos y los jetas.

Pero siguen siendo minoría frente a los que han llegado a la política con vocación de servicio. Personas que sacrifican su trabajo y su familia por el bien común. Quizá también un buen sueldo. Al menos durante una legislatura porque luego necesitan volver a su actividad privada.

Gente a la que no le gusta aparecer en las fotos, y que lo hace por obligación. Políticos preparados que conocen la historia de España para evitar caer de nuevo en los mismos errores de un país cainita. Que conocen la de Castilla y León para intentar ofrecer a sus administrados dosis de autoestima y amor propio. Que toman decisiones que no buscan votos, sino lo mejor para sus conciudadanos, y por eso pueden mirarles a la cara.

El asunto es que aquellos que tienen que confeccionar las listas algunas veces les da miedo buscar a los mejores porque les ensombrecerían. Y otras, que el ejemplo que han generado otros compañeros aleja de las mismas  a personas capaces y preparadas. Aun así, siguen siendo mayoría los que más allá de su puesto ven personas a las que llegar y buscan solucionar problemas de verdad, que los hay y muchos, al margen de los que aparecen en las tertulias, y no repetir la misma cantinela en cada programa, en cada cita electoral.

El próximo 26 de mayo, además de celebrar el cumpleaños, tocará ir a votar. Seguimos sin listas abiertas para eliminar a los poco fiables. Pero será una votación libre que decida quiénes queremos que nos gobiernen. Y modelos para valorar contamos con unos cuantos.