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Con la radio a cuestas

Pareciera que con los dedos deslizándose sobre la pantalla del iphone o pegados a la teclas del twitter o los 100 minutos que según declaraba una de sus responsables dedicaban los chavales diariamente a tuenti no hubiera tiempo para que en nuestro Time Line particular la radio ocupara un espacio, y bien merecido, porque calidad no le falta a los programas españoles.
Es cierto que en función del trabajo que uno realiza las ondas te proponen diversas alternativas, y de los tertulianos por la mañana para aquellos que desean chutarse directamente en las venas a las horas madrugadoras, puedes pasar a la música solo en castellano con Cadena Dial.
Desde hace no muchos meses descubrí que la mejor manera de empezar el día con una sonrisa era escuchar Buenos días Javi Nieves de Cadena Cien, con Javi y Mar Amate (por cierto, personalmente encantadores), que ya está el mundo como está como para que encima algunos ginebrones (nombres con los que un amigo americano define a los tertulianos) te lo amarguen. Si tuviera un día dedicado exclusivamente a la radio les podría decir que tras @javinieves y @maramate , pasaría un rato por Herrera en la Onda  @herreraenlaonda, sobre todo entre las 10 y las 11 donde los lectores, sus fósforos, ofrecen increíbles historias reales (confrontar @rosanaguiza).  También podría alternar con Juan Ramón Lucas @juanralucas que presenta un magazine ejemplar en la radio pública.
Los programas locales con los que el oyente aterriza a media mañana en la mayoría de las emisoras merecen el máximo respeto por la profesionalidad y el buen hacer que consiguen pese a los pocos recursos que tienen. Es una pena que en todas las concesiones que se hayan hecho por parte de los poderes políticos se hayan incumplido los objetivos de una información más local y más cercana, cada vez las grandes compañías arrinconan este espacio y en algunas acaba desapareciendo. Bien es cierto, que hay otras que logran ir ganando resquicios a los programas nacionales, mi aplauso por ello, e incluso emisoras que han surgido al amparo de lo local y que esperamos se mantengan o crezcan.
La tarde es tiempo para el remanso. No oigo radio en estas horas, pero no me importaría hacerlo de la mano de Luis Herrero @encasadeherrero. Siempre me ha parecido un tipo templado y preparado.  A las ocho, eso sí, el inicio de La Brújula de @carlos_alsina merece una especial atención y casi devoción, así como su espacio de economía, incluso para dummies. Como siempre es bueno escuchar varias tendencias de vez en cuando se puede hacer zapping con @abarceloh25.  Para la noche, cualquier opción a esas horas puede resultar hasta interesante. Los fines de semana no se olviden de No es un día cualquiera con Pepa @NEUDC_RNE. Les seguiría haciendo una lista interminable, pero por si alguno quiere probar alguno de estos programas lo tiene fácil, cambie su dial.

(Publicado en DB el 13 de febrero, con motivo del #diamundialdelaradio)

por si no conocéis a Nina Simone

De profesión, periodista

Los cientos de trabajadores de Diario de Burgos que han ocupado las sucesivas sedes del periódico a lo largo de sus 120 años de historia a buen seguro que no se sorprendieron cuando vieron que su medio de comunicación se veía amenazado por un pequeño aparato de radio, el transistor, que se generalizaba en todos los hogares, y que además era gratis.  El ‘parte’ se convertía en una cita familiar para escuchar las principales noticias del día. Llegaría luego la televisión, todavía más sofisticada, y hubo que habilitar un espacio en la sala de estar, que volvería a congregar de nuevo a las familias en torno a una pequeña pantalla. El consumo se comenzó a multiplicar desde el primer momento, y fueron millones los televisores vendidos. La información se agigantaba y con ella también los canales, hasta convertirse en la TDT que todos conocemos actualmente.  El acceso a las noticias se generalizaba, y los periodistas de los diarios comenzaron a especializarse cada vez más en los entornos locales, y a acercarse aún más a las necesidades reales de sus conciudadanos, para luchar contra una competencia feroz.

Con Internet las amenazas de peligro contra los periódicos se agigantaron. Muchos intuyeron que llegarían a desaparecer. Pero ha sido la crisis económica la que ha agravado el recorte en las plantillas y un negocio que dada la curiosidad de los humanos difícilmente desaparecerá, pero que habrá que reorientar. En este entorno, los medios de comunicación locales –y más los diarios, porque son los que cuentan con más recursos humanos y financieros- continúan siendo líderes en sus mercados, generadores de información y referencia. La frase “lo dice el Diario”, sigue escuchándose con cierta asiduidad.

Es evidente que el panorama de la comunicación está actualmente dando un giro de 180º con la aparición de nuevas formas de contar historias. Que la vida se comprime hasta los SMS o los 140 caracteres de twitter, y que cualquiera, amparado en el anonimato, puede convertirse en prescriptor de los tiempos modernos. En medio de esta convulsión, son precisamente los periodistas los que tienen que marcar el rumbo. Su profesionalidad, ética y coherencia, y sobre todo amparados con su firma, debe devolver la credibilidad a un sector que todavía necesita mucho trabajo para afianzarse y para defender la dignidad y la capacidad laboral de esta profesión. Da lo mismo el medio, lo importante es el mensaje, y la clave el buen periodismo, éste perdurará siempre.