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Albano, el Monchi del baloncesto

El Real Madrid y el Barcelona son dos equipos, en principio los dos mejores españoles en la Liga ACB, que habitualmente cambian sus plantillas no solo al final de cada temporada, sino también durante la misma. Sus cuentas, hasta este año de la pandemia, se lo permitían, y los directores deportivos de ambos clubes jugaban con los posibles fichajes como si fueran peones de ajedrez.

Al San Pablo Burgos le ha ocurrido lo mismo en sus primeros años en la principal categoría de baloncesto en España. Se ha enfrentado al final de cada temporada con más de medio equipo fuera. Y ahí se encuentra un personaje, que no tiene el presupuesto con que cuentan blancos y azulgranas, que trabaja muy mucho, que comenzó como futbolista en su cole y por eso nunca tiró en una canasta de minibasket, pero luego se convirtió en el mejor baloncestista nacido en Castilla y León y  lleva desde el principio en el proyecto del CB Miraflores. Se llama Albano Martínez, es el director deportivo de los azulones catedralicios y su gerente, y es el Monchi del baloncesto. Solo le falta una cosa que consigue el sevillista, sacarle rendimiento económico a las figuras que lleva al equipo. Pero en el baloncesto los contratos son más cortos y es imposible, además no hay casi cláusulas. Ahora el movimiento en el basket español es tanto que algún comentarista (eso también lo ha sido Albano) lo ha comparado a la NBA con trasvases continuos, donde también el tope salarial define mucho todas las estrategias.

Albano era un buen tirador en su época de jugador, fiel casi toda su vida al Autocid, salvo unos años en Logroño. Imagino que por eso no ha sido casualidad contar en la plantilla esta temporada con grandes triplistas desde bases a escoltas o pivots. Un conjunto en que la edad no ha sido una pauta para la contratación, sino el rendimiento y la seriedad, y probablemente saber trabajar en equipo y ser buenas personas (no hay más que ver al capitán). No hubiera sido posible ganar la BCL, semifinalista en la Liga, y jugar el play-off de la Copa, sin ese buen ambiente dentro del equipo, y sin un cuerpo técnico con tan buenos recursos y profesional, y un entrenador que como reconocía el propio director deportivo puede acabar en un grande, igual que él, pero me da que el burgalesismo le marca mucho.

Aunque madridista de corazón, a Albano también le tira la motivación de Simeone y el ‘partido a partido’ . Tardaremos en oírle hablar del play off para ganar la Liga, o de renovar el título de la Champion. Estará pensando en aquellos que pueden irse –en el San Pablo los jugadores reviven-, y en otros que quieran venir. Siempre está con los pies en el suelo. No es de suspensiones.

No, no me olvido del gran equipo técnico, de la plantilla de estos años, del área de comunicación y marketing, de los aficionados, del presidente y su consejo, hasta del médico. Cada uno de ellos posiblemente merecería este espacio. Seguro. Pero Albano es Albano.

Pasión por el baloncesto

Probablemente, el postrero partido de ACB de esta temporada de San Pablo Burgos frente al Bilbao sea la última oportunidad de contemplar juntos al actual equipo, que ha hecho vibrar este año a casi diez mil personas quincenalmente en el Coliseum Burgos. Acertó la dirección deportiva que en apenas tres semanas configuró un equipo para luchar en la Liga Endesa; había atinado previamente el club en darle la confianza a Epi un año más, tras el último ascenso. No falló en los fichajes de Jenkins y Cancar para completar la estructura en mitad de temporada y lleva camino de haber vuelto a acertar con las renovaciones que está completando. El partido de Álex López del sábado ante el Herbalife lo demuestra.

Mantuvo la calma el club pese a las iniciales derrotas lo que facilitó un entorno de tranquilidad. Finalmente, la afición, sus peñas –grandiosas- y sus aficionados que apenas han dejado huecos en el pabellón partido tras partido, que han viajado con el equipo, lo que ha llevado a la organización de la ACB a invitar a 1000 personas para presenciar el partido ante el Baskonia en Vitoria. Una afición que llegaba de la Liga Leb Oro, pero que se ha convertido en la mejor de la ACB, por acompañar al club en las duras y en las maduras.

Las partes buenas tendrán sin duda sus contrapartidas, y algunas quizá no nos convenzan a los aficionados al baloncesto. Casi con seguridad algunos de los jugadores migrarán a otros equipos de esta u otras ligas, otros retornarán previsiblemente a sus equipos de origen, y salvo milagro, a Sebas Saiz le veremos pronto con la camiseta del Madrid, a Cancar jugando en la NBA, y a los tres norteamericanos más cerca de sus orígenes: A Jenkins, Fisher y el gran Thompson  les diremos adiós en breve. Ojalá no sea así y se mantenga el bloque, pero en el baloncesto hay mucha movilidad y será casi imposible, pese a las declaraciones de los jugadores del San Pablo y su amor a Burgos y a su club.

En el Barcelona y el Madrid ya están habituados a la renovación de sus equipos cada temporada, manteniendo a los nacionales y a alguna figura clave. En San Pablo Burgos nos estábamos acostumbrado a una alineación, a 12 jugadores que podían intercambiarse y que en el partido frente al Bilbao merecerán un aplauso aún más grande junto a todo el equipo técnico y mirando al palco donde estará toda la directiva. Aplauso que será devuelto por esos tipos de más de 2 metros que se han dejado la piel por unos colores, pese a los errores cometidos, sabedores también que con algunos fallos menos hubieran ganado más partidos.

Y por qué no vamos a soñar con organizar la Copa en 2020 y que uno de los equipos participantes sea el equipo de la tierra. Aunque nos tuviéramos que quedar fuera por falta de aforo.  Gracias Schreiner, Jenkins, Čančar, Sebas Saiz, Thompson, Fisher, López , Gailius, Huskic ,Martínez, Vega, Barrera, Dos Anjos y Epi, Fran, Alberto, Raúl, César, Sergio, Dani y Enrique (mi médico, que si tuviera la misma fe conmigo que con el San Pablo otro gallo cantaría 😉 seguro). Además gracias también a toda la directiva del Club Baloncesto Miraflores, con Félix, su presidente al frente, sin olvidar a Jesús Martínez, que participó en el ascenso.