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Todos sufrimos

Estos días he visto decenas de vídeos de Cataluña. Desde el destrozo de los coches de la Guardia Civil hasta un grupo de ciudadanos delante de la Casa Cuartel de Barcelona aplaudiendo a sus ocupantes, con banderas de España. Desde Padilla saliendo al ruedo con una bandera preconstitucional -al día siguiente lo arregló en Aranda de Duero- hasta miembros de la policía local de una localidad catalana quitando de la pared carteles pidiendo el Sí para el referéndum.

Probablemente, los chavales a los que los profesores les han dado días libres para manifestarse no tengan los sentimientos suficientes como para pensar en qué está pasando. Pero es algo muy cierto que todos sufrimos.

Me imagino a Joan Manuel Serrat lo que le habrá costado decir que esta convocatoria no era transparente, un gran tipo al que le prohibieron cantar en catalán durante muchos años, mientras el club de fútbol más importante de esta Comunidad y uno de los más importantes de Europa se pierde en tonterías.

Tengo conocidos que son independentistas pero que no quieren batallas con España. Reconocen la historia de su tierra. Pero ha llegado tan lejos el mensaje del agravio -en muchas ocasiones falso- que no les ha quedado más remedio que rendirse. En cambio otros se han vuelto más radicales y la Estelada está presente en su casa como un desafío.

Y luego están aquellos que por su profesión de defensores de la ley se han visto rodeados y menospreciados. Desde fiscales a fuerzas del orden. Qué oportuno el vídeo del miembro de la Benemérita cantando un fandango desde el balcón del hotel donde se encuentra su unidad hospedada ante los chavales de la cacerolada que iban al escrache y que se callaron en ese momento.

¡Claro que se puede negociar una patria -los líderes de los partidos independentistas pretenden mantener la doble nacionalidad para seguir siendo europeos- y una bandera! Probablemente algunos de ustedes hayan recibido a través de whatsapp el dibujo de nuestra piel de toro dividida solo en dos territorios: Córdoba y Asturias, como la aldea gala que se ha resistido al Imperio Romano. Llegamos todos a ser mozárabes, moros, castellanos y aragoneses, y españoles.

Todos sufrimos porque son muchos los que viven en Cataluña que quieren seguir siendo españoles y que están siendo denostados. Y desde la otra parte no faltan calificativos para los que quieren dejarnos, con argumentos caducos y falsos.Y esos Mossos que están ayudando a evitar el referéndum sin que lo conozcan sus jefes porque probablemente les expulsarían del cuerpo por actuar legalmente. Ya hemos perdido los conceptos de democracia, libertad y legalidad.

A los castellanos nos une a los catalanes que celebramos una derrota. Busquemos más cosas y pensemos también que todos tenemos derechos, también a decidir, pero como la ley dice.

Nacional 1

No por mucho insistir desde los medios de comunicación en la situación de la Nacional 1, con miles de camiones atravesándola diariamente, y la inseguridad que ello supone, se va a solucionar el problema. Porque el hecho es que está en manos de los políticos, y realmente son ellos los que tienen en su mano la alternativa a la carretera de la muerte. Y la han dejado pasar durante unos cuantos años, cuando han alargado la concesión a cambio de muy poco, porque el valor de una vida es inmenso.

Sí, es cierto, hay una autopista de peaje al lado que evitaría probablemente numerosas muertes, pero no es gratis, y por muchos intentos que se han hecho con los transportistas de reducirles una parte del peaje, no han respondido, también los euros cuentan y muchos trabajan por cuenta propia, duermen en el habitáculo del aparato y gastan lo menos posible, porque las retribuciones no son a veces las que deberían ser.

Y, sin duda, en algún momento -igual que con los del tren directo- habrá que hacer un homenaje a los miembros de la Plataforma de la Nacional 1, la mayoría de ellos habitantes en los pueblos que los circundan, por mantener viva la protesta. No hace mucho tiempo tuve que acercarme durante una larga temporada con relativa frecuencia al pueblo de Atapuerca. La salida de la carretera a la N1 sigue siendo un riesgo permanente, en un punto donde ya se han producido unos cuantos accidentes. Es cierto que no se puede achacar toda la culpa a la propia vía. En el tremendo accidente de Pancorbo parece que ninguno de los fallecidos llevaba el cinturón o la silla apropiada y posiblemente se pudiera haber salvado algún miembro de la familia más. Y quizá en otros, la imprudencia de conductores haya sido la causa. Pero en las autopistas no hay choques frontales salvo que un loco a gran velocidad se salte la mediana.

Desde que llegué a Burgos hace ya varios lustros la Nacional 1 ya era tema de debate, en este tiempo se podía haber liberado la AP1, pero varios gobiernos socialistas a cambio de mejoras de la concesión ampliaron la misma. Da igual, los populares mientras gobernaban tampoco hicieron nada por rescatarla.

Entre la fecha del rescate, el próximo año, y las elecciones autonómicas y municipales, el siguiente, hay un espacio de tiempo para reflexionar. Hace unos meses los cuatro partidos principales firmaron un acuerdo para que una vez finalizara la concesión la autopista se liberara. De momento no ha habido ningún movimiento para ir preparando esa liberalización desde el minuto 1. Y evidentemente hay trabajos que hacer. Creo que lo tenemos fácil, si alguno de los cuatro partidos no hace la tarea le eliminamos en nuestra posible votación. Clarísimo. Y por cierto, con el tren directo para mercancías, igualmente.