Archivo por meses: noviembre 2021

El efecto Concorde

Muchos de ustedes lo recordarán, el Concorde fue un avión supersónico de pasajeros, en servicio entre 1976 y 2003, construido por franceses y británicos para unir Londres y París con la costa Este de Estados Unidos especialmente, con una reducción de tiempo bastante notable en relación con otros vuelos, y por eso se convirtió enseguida en un icono esta maravilla de la ingeniería de la que es fácil acordarse de su imagen.

Pero, siempre hay un pero, los 14 aviones supersónicos  que circularon durante ese tiempo apenas eran rentables y se retiraron del servicio. París y Nueva York estaban conectados en apenas 4 horas más la inversión de empresas y gobiernos había sido irrecuperable, y la cuantía de cada vuelo también. No es que no se dieran cuenta de que el coste del propio Concorde y sus gastos de mantenimiento no fueran a ser elevados, y mucho, pero abandonar el proyecto suponía aceptar el error, y la brillante presentación años después se convirtió en un fracaso. Y el importe ya irrecuperable por mantenerse en un proyecto fracasado y seguir adelante por la presión de intentar recuperar ese dinero mal invertido o al menos no convertirse en el blanco de todas las burlas.

Este efecto Concorde se emplea desde entonces en economía equivalente a un coste hundido al emprender un proyecto prácticamente fracasado desde el principio y continuar adelante por la presión exterior, la propia imagen e incluso el amor propio. Pero este efecto no es solo aplicable a la economía, sino que está presente en nuestras vidas más de lo que podemos imaginar, cuando pretendemos avanzar con algo que sabemos que está mal encaminado por miedo al qué dirán, o cuando elegimos unos estudios aunque a la mitad de la carrera ya somos conscientes de que no era lo nuestro, pero aguantamos hasta el final pudiendo cambiar antes.

Es cierto que una vez tomada una decisión lo mejor es no volver a mirar atrás, pero no quita de mirar hacia el futuro, de trascender y cambiar por si lo que hemos hecho puede haber resultado un error.

Tenemos derecho a equivocarnos, por mucho esfuerzo que le hayamos dedicado previamente,  y a cambiar de trabajo, de ciudad… si creemos que hemos agotado demasiada energía cuando podríamos dedicarla a otra más satisfactoria. Paradójicamente quizá muchos no la entenderían, pero al cabo del tiempo no nos arrepentiremos, aunque hayamos gastado tiempo con esos costos hundidos.

Paliativos con conciencia

En marzo y abril de este 2021  volvió el parlamento francés a debatir un proyecto de ley de eutanasia. El ministro de Sanidad se había mostrado contrario porque aseguraba que la ley vigente permitía resolver la inmensa mayoría de las situaciones difíciles remarcando que la verdadera prioridad es reforzar los cuidados paliativos. En Francia la legislación aprobada en 2016 autoriza la sedación profunda de pacientes terminales pero cierra la puerta a la eutanasia activa.

El ministro cumplió lo prometido y presentó un plan quinquenal de cuidados paliativos y soporte al final de la vida. Aunque han aumentado de 139 a 164 en cinco años las unidades paliativas, todavía no existen en 24 departamentos (provincias). También la previsión para 2025 es que haya 350 médicos especialistas más para cubrir las necesidades de este área, por lo que habrá una especialización universitaria en medicina paliativa.

Los cuidados paliativos son un derecho del paciente, y deben estar accesibles para todos y en todas partes. No es la primera vez que esta Página par se ocupa de esta situación ya sea de una forma directa, o indirecta y en Burgos lamentablemente el desacuerdo existente entre el Sacyl y el Hospital San Juan de Dios, el lugar donde más paliativos se atienden en nuestra provincia, hace que este servicio que realizan pueda desaparecer por el cierre de la clínica. Y aunque desde el servicio público de Sanidad se asegura que el Complejo Hospitalario (HUBU y Valles) asumirían este trabajo, con los problemas que existen de listas de espera, etc. no parece que nuestros ancianos enfermos permanentes vayan a convertirse por una vez en urgente prioridad.

Otra patata caliente en la que muchas veces lo que falta es cariño más que medios técnicos. Una buena alimentación y una delicada atención, que cumplen la mayoría de profesionales sanitarios. Más nada se oye de presupuestos, estrategia o planificación cara al posible cierre o finalización del convenio con el hospital del paseo de la Isla. Puede que ambos tengan razón, y el acuerdo sea escaso financieramente, o que los hermanos no cumplan con los objetivos marcados en operaciones y consultas. Y que solo para la atención de paliativos no se mantenga abierto todo el centro por los costes que supone.

¿Existe ya un estudio para conocer hasta dónde se podría llegar en el Divino Valles con estas unidades de cuidados paliativos con el mismo coste del convenio? ¿De cuántas camas estaríamos hablando? ¿Cuántos médicos, enfermeras, auxiliares se podrían contratar? ¿Queremos darles a los mayores la dignidad que merecen y agradecerles los servicios prestados para que sus últimos meses o días sufran –en el corazón y en el cuerpo- lo menos posible? Ya hay asociaciones de voluntarios que acompañan a ancianos y enfermos solos ¿se va a contar con ellos? Algo habrá que hacer, y pronto.

 

 

 

 

Te lo bailo

Hace algunos ańos jóvenes adolescentes acudían a la exclamación ‘te lo bailo’ para mostrarse indiferentes ante las propuestas de los adultos, ya fueran familiares o profesores. Un tiempo después hemos pasado del baile al ‘me la pela’ o ‘me la trae floja’ , una expresión más zafia y probablemente más contundente. De hecho es el título del primer capítulo de la nueva temporada de  ‘Hit’, la serie de rtve donde el protagonista es un profesor de chavales difíciles, estos con pocas ganas de estudiar y muchos problemas personales, y aquel con ganas de transformarlos.

Las series han convertido a los jóvenes en tipos singulares, donde son capaces de enfrentamientos entre ellos, donde corre con libertad la droga y el sexo y si resulta que estudias y no pasas el fin de semana entre el botellón y la cama estás mal visto. Y en la mayoría de las ocasiones la relación con los padres -también poco ejemplares- es nula. Así parece que tienen que ser los productos televisivos para que aumente su consumo, y para llegar a esos públicos que lo han cambiado por los vídeojuegos y los streamers.

Del ‘te lo bailo’ al ‘me la pela’ apenas ha transcurrido tiempo, el que ha pasado en abandonar las salas con el futbolín o el billar a su transformación en casas de apuestas. Y es que cómo hemos cambiado que cantaba

Presuntos implicados. Y la sociedad parece que los valora a estos muchachos para  mal por la imagen que transmiten los medios de comunicación o las redes sociales.

Más la mayoría de los jóvenes no son así. Hay mucha solidaridad y bastante asociacionismo. Están mejor preparados que nunca, al menos eso dicen los expertos, y podrían valerse por sí mismos, aunque no se independizan ni habiendo encontrado un trabajo fijo y decentemente remunerado, lo que no es nada fácil. Parece también que cómodos son y que se alejan del compromiso.

Y me decía una amiga que me fijara en la noticia publicada la semana pasada por DB donde se contaba que más de 60 alumnos del Instituto Padre Aramburu de los Salesianos comenzaban en sus talleres de FP a fabricar incubadoras para neonatos con destino a hospitales de países del tercer mundo, donde las elevadas tasas de mortalidad hacen que mueran nueve de cada diez niños que nacen de forma prematura. E igual que en el Aramburu muchos centros escolares han multiplicado las acciones de voluntariado entre los alumnos, a los que al menos no se la pela dedicar tiempo a ayudar a pequeńajos de África y Latinoamérica. Y de estos hay muchos. Quizá merezcan que se les haga algo más de caso.

 

 

Memoria, dignidad, justicia

El próximo 1 de julio de 2022 se cumplirán 25 años de la liberación de José Antonio Ortega Lara. Fue un día de júbilo en Burgos después de 532 días de sufrimiento por un paisano del que desconocíamos cualquiera de sus circunstancias. Después se supo que el ex funcionario de prisiones estuvo a punto de quitarse la vida, pero el pensamiento de su familia, su fuerza mental y su fe le mantuvieron vivo. Hace 10 años, la organización terrorista que lo secuestró abandonaba las armas. Todos los políticos quisieron apuntarse el tanto, pero es conocido que las Fuerzas de Seguridad del Estado en España y la presión de Francia en ese momento provocaron fundamentalmente esa decisión.

Si hoy preguntamos en cualquier instituto de esta ciudad por ETA las respuestas serán seguro muy variadas, dispares y probablemente equívocas. Contando la historia de José Antonio a estos chavales se muestran sus caras de asombro. Cambiando de nombre sus partidos algunos de los más destacados dirigentes de la banda han pretendido restañar las heridas provocadas por sus más de 850 asesinatos, 2.600 heridos y 90 secuestros, pero sin arrepentirse ni un ápice. Las víctimas -aquellos que sufrieron atentados y sobrevivieron y familiares de los fallecidos y heridos- multiplican la triste herencia etarra, por eso no es de extrañar que la inmensa mayoría pidan a gritos: Memoria, dignidad y justicia.

Está bien que hayan cambiado las pistolas por los sillones de las instituciones, y que por una vez no hayan mentido en sus anuncios sucesivos de tregua, evidencia de su mala situación en aquel momento. Son respetables cada uno de los votos que reciben en la actualidad. Pero alguna formación política debería reflexionar si tendría que aceptar las palabras de un terrorista condenado como es Otegui en las que vendía sus sufragios por la libertad de 200 colegas que penan por la sangre que derramaron y otros muchos que aun no han sido juzgados.

Estos malhechores han causado mucho dolor como para olvidar. Y lo estamos olvidando, lo han hecho ya las nuevas generaciones de españoles, lo están haciendo las anteriores por seguir en el poder, y lo están sufriendo todavía ciudadanos que se tuvieron que exiliar de su tierra y perder sus empresas por no pagar el mal llamado impuesto revolucionario; además de dividir a las gentes de un territorio que dejaron de hablar de algunos temas considerados tabús para no separar aún más a sus familias, a sus amigos, a sus colegas de trabajo. La herida abierta todavía será difícil de taponar. Porque los que representan a los miembros de la banda no tienen la mínima intención de pedir perdón, pocos lo han hecho, y los que lo hicieron fueron relegados.

Memoria, dignidad y justicia es lo mínimo que podemos exigir en nombre de los centenares de compatriotas que perdieron su vida.