Archivo por meses: diciembre 2012

La gastronomía como ‘excusa’

Burgos será en 2013 Capital Española de la Gastronomía. Un título que emite una asociación privada de periodistas y hosteleros y en el que competíamos con Ciudad Real. La gastronomía ha servido a la ciudad como ‘excusa’ para programar todo el 2013 igual que si nos hubieran designado Capital de la Cultura en 2016. No es lo mismo, pero es suficiente. Partiendo además que hablar de gastronomía es Burgos es hablar de palabras mayores en el paladar, sin necesidad de nuevas tendencias, que también existen, emergentes y fascinadoras.

Y esa ‘excusa’ se puede convertir ciertamente en un apoyo para dinamizar ciertos sectores que con la crisis estaban bastante tocados: desde los servicios a lógicamente la hostelería o el turismo, por describir tres ejemplos básicos. En torno a la gastronomía podemos hablar de literatura, de cine, de moda, de salud y de dietas, de crecimiento… de todo. Al final somos lo que comemos. Y no será fácil desarrollar un buen programa de eventos, con un denominador común, pero con un numerador amplísimo, que abarque a casi toda la población, no solo por edad, sino también por ocupaciones o hobbies.

Hace pocas semanas publicaba en esta Página Par que Burgos no debería olvidar su carácter industrial por muchas buenas sensaciones que pudieran producir algunos de sus títulos, pero eso no quiere decir no aprovechar todas las oportunidades, como puede ser esa Capitalidad Gastronómica, que luce porque precisamente está de moda, en un territorio como es nuestra provincia que no cuenta además con estrellas Michelín, que parecen ser el parangón de la excelencia, pero sí con buenos y grandes cocineros y sumilleres, y con productos de calidad que pueden competir, estos sí, en todos los mercados mundiales.

Parece que será la Feria Internacional de Turismo (Fitur) que se celebra a finales de enero en Madrid la que marque el inicio de una serie de actividades con las que se tratará de captar visitantes y turistas, aunque ello no debe hacernos olvidar, que todo aquello en lo que se pueda crecer, se debe mantener y potenciar para los futuros años. Aduriz (2 estrellas Michelín con Mugaritz) lo dejó claro en Devora, Burgos cuenta con un excelente potencial al que sacar partido desde la palabra Evolución. La dieta nos hizo humanos, como remarcaba una excelente exposición temporal mostrada en el Museo de la Evolución. Nuestros ancestros no tenían la caries que ahora abunda, pero también tipos como Miguelón llegaron a utilizar palillos. Algunas tribus de neandertales ya dieron cuenta de los primeros moluscos y de marisco. El fuego permitió preparar otro menú y nos convertimos en agricultores y ganaderos. Son pocos los sapiens que no han hecho sus pinitos en torno a un fogón, y multitud los que preparan recetas para chuparse los dedos. Bien, tenemos la ‘excusa’. Ahora, a las cazuelas. Feliz Navidad.

 

Mis Cajas

Aunque solo sea por el tiempo que me he sentado en algunos de los bancos públicos que albergaba la ciudad y que contaban con el patrocinio de Caja de Burgos o de Caja Círculo, las dos Cajas burgalesas que ahora desaparecen han sido a lo largo de estos últimos lustros mis Cajas, e imagino que las de muchos de los que leen esta columna en Diario de Burgos. Sin embargo, quizá comenzarían a mirar con otra cara cuando empezaron a multiplicarse las comisiones que supuestamente asegurarían de algún modo su supervivencia.

Pero las Cajas han sido algo más que un banco lustroso en un paseo de la capital o una plaza mayor de la provincia. Se convirtieron durante medio siglo en el motor de la cultura de la provincia de Burgos. Ayudaron a pagar miles de hipotecas ahora prohibitivas o albergaron el descanso de nuestros abuelos en sus centros de la tercera edad. Se sumaron a proyectos empresariales que permitieron que Burgos fuera la capital industrial de Castilla y León, no solo la financiera, y promovieron iniciativas que si no hubiera sido por su apoyo nunca hubieran salido. Y aquí a buen seguro todos tenemos numerosos ejemplos. En los medios rurales su oficina era la única. En Navarra aseguran que su esencia foral la daban tres patas:  Osasuna, Caja Navarra y Diario de Navarra. En Burgos la importancia de las Cajas ha sido similar, y muchos de sus ciudadanos mantenían la cartilla en las dos entidades. Hay cajas de ahorros no pueden decir lo mismo y perdieron su carácter demasiado pronto.

Ahora las Cajas como entidades desaparecen, se convertirán en Fundaciones para gestionar la Obra Social que poco a poco verá reducir su presencia.  Su gestión se ha convertido en objeto de crítica, y más su avaricia, pero un borrón –acelerado por la crisis mundial y nacional- no debe hacernos olvidar el peso que han tenido en la economía local a lo largo de cien años de historia. Nacieron con un objetivo filantrópico y así fueron creciendo y desarrollándose. Trabajar para cualquiera de las dos Cajas era sinónimo de orgullo, y es posible que también pecaran de soberbia, pero esa competencia venía bien para múltiples actividades, si no te apoyaba una, podías acudir a la otra. Y mirabas no con cierta envidia las prejubilaciones y jubilaciones de sus trabajadores, no alcanzables en otras empresas.

Cuando ahora entro en mi sucursal de siempre y veo los logos y la imagen de otra Caja, sé que parte de la esencia se ha perdido, pero al menos confío que la nueva entidad tiene entre sus valores y así siempre lo ha ejercido, el desarrollo social, cultural… la responsabilidad corporativa en definitiva, y todavía puedes permitirte el suspiro de alivio de otras cajas de ahorro recientemente intervenidas o en vías de hacerlo.

Esfuerzo y mérito

Tuve un profesor, allá por octavo de EGB (13 años), que nos repetía machaconamente que el que copiara o se sospechara que copiara era “el reino de los ceros”. Ni dudábamos en que eso era totalmente cierto, por la cara que ponía, y sobre todo porque lo cumplió con creces en la primera Evaluación. Otro, en el mismo curso, nos ilusionó tanto con escribir, y el concurso de redacción de Coca Cola, que nos quedábamos después de clase, hasta las ocho y media de la tarde, varios días a la semana, para aprender más de nuestro castellano. Le llamábamos “El topo”, pero al margen si se dormía o no en las aulas, nos adentró por un estupendo mundo del que siempre le estaré agradecido, a pesar de las horas de ocio robadas.  Además gracias al concurso, del que pasé a la fase regional, pude conocer a uno de los mitos de entonces Miguel de la Quadra Salcedo y hacer un pequeño viaje con él. De la profesora de inglés de entonces agradezco que nos hiciera aprender de memoria las canciones. ¿Memoria? Sí. Desde entonces tarareo muchas veces The boxer, Father and son o The house of the rising sun.
Los que jugábamos a balonmano en el colegio éramos los hermanos pobres de otro deporte: el baloncesto, estos tenían un equipazo y además los juniors llegaron a jugar en la Segunda División nacional como el Inmaculada Ike, que luego se convertiría en el Gijón Baloncesto y militaría en la ACB de la mano de Moncho López, aunque el sueño duró poco. Ellos tenían el privilegio de la pista cubierta, y de los mejores horarios para el entreno. Los del balonmano íbamos una hora antes de las clases por la mañana, que empezaban a las nueve menos veinte, así que a las siete y media ya estábamos en la pista corriendo. Fuimos varias veces campeones de Asturias y del Norte aunque la competencia ciertamente era poca, el Codema de Gijón (donde años antes había jugado Alvarez Cascos) y el Santa María del Mar de La Coruña y alguna vez el Instituto Jovellanos también de Gijón. Lo teníamos relativamente fácil. Nunca renegamos de los horarios del entrenamiento porque estábamos encantados de nuestro buque insignia, el Ike, y para ellos tenía que ser lo mejor, donde además jugaban algunos de mi clase.

Son ejemplos de una educación –entonces el colegio solo era mixto en Cou- que se basaba en el esfuerzo de los estudiantes y en el mérito de sus codos, de su ilusión, y de su trabajo. Donde los padres ocupaban el papel imprescindible que tenían que mantener, pero ajeno a la tarea de los profesores o maestros.  Pasé la EGB, con casi todos sobresalientes, se resistían aquellas cosas manuales –nunca he sido un manitas- y la Educación Física, pues aunque como pivot balonmanista recibía muchos golpes, lo del plinto me producía miedo escénico. El BUP fue peor, la edad del pavo entonces llegaba más tarde y mi padre me seguía poniendo ejemplos de amigos míos que destacaban con sus notas, pero que algunos fracasaron en la Universidad.

No sé si el camino emprendido por Wert es el que debe ser, pero me gustan algunas de sus determinaciones y sobre todo que al menos habla mucho de esfuerzo y mérito. Y de suspensos. Y de repetir curso. Y de reválidas. Recuerdo que no sé por qué razón hace tiempo en Twitter eché la culpa de la educación a la Logse, enseguida me contestó Javier Solana, su ministro responsable, aclarándome algunos puntos. Se lo agradecí y hoy al menos somos conocidos a través de las redes sociales. Pero a pesar de la crisis, la Educación debe ser uno de los aspectos que entre todos debemos mejorar: devolviendo la autoridad a los profesores, exigiendo a los alumnos y sobre todo ubicando a los padres en el espacio que deben, opinando y decidiendo, pero respetando el trabajo de los maestros.

Patrimonio señalizado

Siempre hemos admirado a Francia por su enorme patrimonio cultural, del que España no le va a la zaga, pero es que además el suyo está señalizado. Todos los bienes que forman parte del elenco de la Unesco tienen en su entorno una indicación que al menos para los viajeros que circulan cerca les hace ser consciente de que allí se encuentra un bien Patrimonio Mundial y si no es en esa ocasión, será en la siguiente o en la de más allá cuando procuren aproximarse.

En España son muy pocos los que gozan de este privilegio. Cantabria, por ejemplo, puede ser un modelo con aquellas cuevas de pinturas rupestres que se acaban de datar como las más antiguas de Europa. Aproximarse a Atapuerca, sin embargo, puede ser una aventura según y como, y porque la Catedral de Burgos lleva siete siglos levantada, sino nadie sabría en nuestras circunvalaciones que aquí, en esta tierra, se encuentra uno de los templos más sublimes del mundo.

De ahí que me sumo a la iniciativa de la Fundación Atapuerca, para la que deberá buscar aliados en el entorno y más allá, de que al menos esta lista de lugares elevada por la Unesco esté suficientemente bien marcada, no solo con indicios, sino con huellas reales en sus aproximaciones. Nuestra provincia tiene tres Patrimonios Mundiales, y otros que pueden llegar. Miles son los coches que circulan por sus carreteras. Incluso en una autovía autonómica como es la León-Burgos las únicas señalizaciones llamativas son las relativas al Camino de Santiago, a la villa de La Olmeda, y a Carrión, pero bien podría indicarse que Atapuerca está muy cerca o que el centro histórico de Burgos, si lo logra en breve, es también patrimonio universal.

Si ustedes recuerdan, cuando viaja desde Barcelona a Burgos, y tras haber pagado un peaje que es un ojo de la cara, también se hallan diferentes señales, pocas, en esta autopista, pero todas dirigen al Puerto de Bilbao y una al Guggenheim. ¿Se imaginan una señal a la altura de Zaragoza indicando que a un par de horas se encuentran con una provincia que es Patrimonio de la Humanidad? ¿Cuántos vehículos circulan diariamente por ahí? Algunos se desviarán al País Vasco, otros acabarán en Pamplona, otros por Tudela quizá bajen hacia el centro, algunos hasta Logroño, muchos atraviesan la península de este a oeste y pocos se quedan en Burgos, pero el resto de miles de ciudadanos quizá retengan en su memoria la imagen de esa autopista y se planteen en otro momento regresar, pararse, disfrutar de esta tierra y sus gentes.

Lo que no se conoce, no existe. Confío en que la Fundación Atapuerca vaya aglutinando voluntades para que como en Francia, en España también haya una conciencia cultural que sirva para que cientos de miles de viajeros gocen de su entorno porque saben donde encontrarlo.