Archivo por meses: febrero 2011

¿Y para qué sirve un tuit?

Dos mil millones de personas en todo el mundo ya han creado su perfil en cualquiera de las redes sociales al uso, desde Facebook, la mayoritaria y más generalizada, a Twitter, la que está creciendo más exponencialmente o la profesional Linkedin o la jovencísima Tuenti, u otras más especializadas como las presentadas en Burgos la pasada semana en el I Congreso Iberoamericano de Redes Sociales iRedes. Es cierto que su uso no está extendido en todo el Planeta, pero que más de 200 millones de personas sigan ya la información a través de 140 caracteres o sus enlaces muestran de lo que ya son capaces estas nuevas formas de comunicar de las que no podemos estar ajenos. Lo contaba en el evento burgalés Nicole Forttes, asesora del gobierno chileno en nuevas tecnologías, al afirmar que 21 de los 22 ministros de Piñera, incluido el propio presidente, escribían sus propios tuits diariamente, y no era raro verlos en las sesiones de su Congreso con la blackberry o el iphone hablando sobre el propio debate ¿Hay manera más directa de conocer la opinión de los principales implicados en una ley en tiempo real? ¿Hay posibilidad más cercana de rebatirles sus ideas e incluso esperar que a través del mismo medio te respondan?
Aunque todavía nos encontremos lejos del uso de estas redes, y hayamos presentado nuestro perfil porque somos conscientes de que hay que estar, no es menos cierto que los menores de 35 años se encuentran a gusto en ellas, dedican un tiempo en ocasiones mayor que a otras formas de comunicación e información, y a los dispositivos móviles no les ha quedado más remedio que adaptarse a esas necesidades. Durante el Congreso de iRedes de Burgos, más de 30.000 personas se conectaron al streaming (vídeo en directo) que se ofrecía desde el Teatro Principal a todo el mundo a través de diferentes páginas web (entre ellas las de El País, El Mundo, La Información o Cyldigital, además de la propia de iRedes). Muchos procedentes de países de otro lado del Atlántico, cerca de la mitad, especialmente de Colombia, Chile, Argentina, Venezuela y México. El encuentro burgalés fue en varios momentos del mismo trending topics mundial, es decir, el evento más comentado en toda la red twitter global.
Mucho se ha discutido sobre el valor de las redes sociales. Para Arturo Pérez Reverte seguían siendo útiles para comentarios entre amigos, que es así como considera a sus lectores; para Laura Gómez, gerente de internacionalización de twitter, son una fuente continua de información. Para el experto José Luis Orihuela no es precisamente el diálogo de la barra de un bar. Más de 20.000 tuits sobre iRedes en dos días desmuestran también que es un asunto que ocupa no solo a los artistas y deportistas (que son los que suman más fans en las redes), a los políticos, preocupados por su imagen, a periodistas o a frikis de la informática. A mí me gustaría, por ejemplo, que mi alcalde estuviera en una de las redes y respondiera mis preguntas, o que mis congresistas me contaran cómo defienden los intereses de Burgos en la Cámara Baja. O que el presidente de la Junta y su equipo (algunos ya lo hacen) fueran avanzando sus propuestas. Y así muchos ejemplos, no exclusivamente políticos. Es un tema y las cifras así lo manifiestan, que nos ocupa a todos. Y convive perfectamente con los medios de comunicación tradicionales. Por si quieren comentarlo, en twitter me encuentran en @ajmencia.

Nuevo rumbo en la Diputación

Visto que la supresión de las Diputaciones no entra en el Plan de Economía Sostenible del Gobierno de Zapatero o en el gran acuerdo entre sindicatos, patronal y Ejecutivo central firmado recientemente (aunque quizá fuera una de las decisiones que podría implicar realmente ahorro público, asumiendo las Comunidades Autónomas sus competencias antes delegadas). Visto también que el Partido Popular no tiene intención por ahora de eliminar estas administraciones provinciales, porque para ellos suponen en muchas provincias reductos de poder –igual que para el resto de partidos que sustentan su control-,  y que los socialistas en esta región abogan por comarcalizaciones que luego no realizan en los lugares que gobiernan; creo que puede ser el momento, ahora que deja el timón el Gran Capitán de la Diputación burgalesa, después ya de numerosas singladuras, con un balance más positivo que negativo, que aborden ya desde el Palacio Provincial un cambio de personas de unos años que han sido sobre todo marcados como presidencialistas.

Tiempo habrá de hacer balance de la gestión de Orden Vigara, pero como ya escribiera en este mismo espacio a principios de diciembre del año pasado, les pediría a los nuevos diputados provinciales que a buen seguro se están muñiendo estas semanas en los principales partidos que hubieran demostrado antes en sus respectivas localidades o en elecciones previas su capacidad de liderazgo, sus ganas de trabajar, su innovación. Entiendo que si las Diputaciones van a pervivir -si por más de uno fuera, desaparecerían- al menos habría que darles un aire nuevo en unos tiempos diferentes y complejos.

Y no es Vigara precisamente el político que más tiempo lleva en la Diputación Provincial, algunos de sus compañeros de partido, de diferentes comarcas, llevan ya más legislaturas con el cargo a cuestas. Y hablar de renovación, no es señalar edades, porque también es importante la veteranía sumada a la juventud de espíritu, pero si son signos y gestos que se valoran entre los ciudadanos.  Y eso que todavía no está lo suficientemente agradecida por la ciudadanía la labor de cientos y cientos de alcaldes en los municipios de la provincia burgalesa. En la mayoría de los casos dedicando gran parte de su tiempo de ocio a su pueblo, y en otros incluso algo de su propio pecunio, sin ningún beneficio.

No es momento tampoco de dar nombres.  Las quinielas pueden alterar las capacidades, y no escoger a los mejores. Aunque conociendo al posible partido ganador, mucho influirá la dirección de este partido en la provincia, para elegir los nombres que ocuparán los sillones del edificio remozado del Paseo del Espolón. Ojalá frente a la fotografía actual del equipo de gobierno en el pleno surgiera una mucho más remozada y esperanzadora. Y a los que han trabajado hasta ahora y abandonen el barco, que se les agradezca con un buen homenaje los servicios prestados, porque en muchos casos será merecido.

La fe mueve montañas

Por muy extraño que pueda parecer, en febrero de 2011, más de quinientas personas se juntaron hace unos días en la parroquia de San José Obrero, la que se encuentra enfrente de la que fuera la sede de Diario de Burgos, para iniciar la Adoración Permanente a la Eucaristía. Será por ahora la sede en la capital de este movimiento. Quizá en estos tiempos haya ya que recordar lo que significan esas palabras, aunque todavía a la catequesis de Primera Comunión asisten centenares de chavales para intentar conocer la vida de Jesús, sin embargo han pasado ya las ocasiones en que al salir de casa uno se persignaba.

Curiosamente ha quedado como costumbre o superstición para los jugadores de fútbol al salir al estadio o al celebrar alguno de los goles. En algún momento escuché hace ya tiempo a un sacerdote español como se había encontrado con un amigo suyo en Roma y señalándole el mapamundi le había dicho que ese era el gran fracaso de los cristianos, porque si realmente creyeran que Dios estaba presente a través del Sacramento, habrían cambiado el mundo, y con él a todas las gentes. Lo que sí puede resultar un milagro –para creyentes o agnósticos- es que cuando no se había puesto en marcha esa Adoración Permanente, que supone 24 horas al día, los 365 días al año, ya había cerca de 400 inscritos, y todavía unas cuantas personas pendientes de que se les adjudicara un turno, que es semanal, y que en algunos casos puede ser a las tres o a las cinco de la mañana durante una hora de tiempo.

Esta sí que es gente de fe. Y ellos sí que moverán montañas, porque aunque a muchos nos cueste creerlo, se puede confiar en el poder de la oración. Hay miles de personas en los antiguos países del Este que piensan, y no por casualidad, que la caída del muro de Berlín fue motivada por la perseverante plegaria de un Papa polaco. Me cuentan que en España, hace ya más de medio siglo, apareció un cura irlandés, el padre Peyton, que con su campaña en favor del rezo del rosario en familia llegó a casi treinta millones de personas que asistieron a sus actos en todo el mundo, de ellos ochocientos mil, por ejemplo, en Barcelona. Y que gracias a ello se llegó a la unión de muchas familias. No es la fe cuestión de otros tiempos. Ni tampoco un artificio ante la muerte. Sorprende acompañar a un buen cristiano en los últimos días de su vida. Es ejemplarizante.

En estos temas soy de bastante manga ancha y creo que el Dios de los creyentes, de todos al margen de su religión, es un Dios que perdona,  y un Dios magnánimo y generoso, y sé que a todos les acompañará en los momentos más difíciles de su vida. Pero para eso también hace falta fe, de esa que se puede cortar. De esa que tienen el medio millar de burgaleses que se comprometen a elevar sus plegarias seguro que por todos los ciudadanos con que conviven, una hora a la semana, 42 semanas al año. Eso sí que es perseverancia, confianza y amor.

Los reyes del volante

Hace tiempo que más de un 80 por ciento de conductores no utilizan el intermitente. Que no lo hagan cuando tienen una señal de giro obligatorio a la izquierda se entiende, pero que obvien que tienen una palanquita en el automóvil justo cuando deciden aparcar, sin señalarlo anteriormente, maldita la gracia, y así en numerosas ocasiones donde el perjuicio es a terceros. En algunas ciudades hay unas líneas rojas pintadas en el suelo de ciertas calzadas donde en principio no se deben permitir las dobles filas. Son supuestamente las vías de alta capacidad, donde ésta queda reducida a cero en cuanto algún conductor o conductora decide dejar el coche unos segundos, que se trasforman en minutitos, sabiendo que la capacidad de respuesta de los agentes de tráfico locales es mucho mayor. Y esto suele ocurrir en lugares donde hay dos carriles en la misma dirección. Todo esto se complica cuando el lugar escogido es una única vía de doble sentido.
Hay otros tipos, y lamento que sea así, que suelen estacionar su vehículo además de en doble fila, antes de un semáforo, quizá porque están cerca de un cruce y beneficia su carga y descarga, con lo que aquellos que le siguen tienen que redoblar aún más su atención no sea que por delante del morro de la furgoneta aparezca el carrito de un niño o el bastón de un abuelo. Suelen ser transportistas, y estos suman unos cuantos fittipaldis en el gremio.
Los hay que no han entendido el tema de las rotondas que pueden beneficiar la circulación si todos vamos en el carril que nos corresponde, y si además utilizamos los intermitentes, evitaríamos los accidentes. Por muchas rotondas que se pongan, seguiremos igual.
Otros deben pensar que lo de la prohibición de hablar con el móvil no va con ellos, mientras sostienen el aparato con la mano derecha y conducen con la izquierda y tienen desconcertado al conductor del coche que les sufre detrás por sus continuos movimientos y acelerones.
Todos debemos ser además Fernando Alonso, porque lo de los semáforos suponen la misma motivación que para Vettel y Hamilton la salida del pit lane cuando saben que el piloto asturiano se encuentra por delante. Apuramos la frenada hasta el límite. En la capital de Estados Unidos los semáforos se encuentran en la siguiente esquina de donde se debe parar, así que es muy difícil que los valientes se arriesguen porque pueden llevarse un estoconazo de los vehículos que circulan por las calles laterales. Aquí en Burgos hay avenidas donde parece que el naranja motiva las aceleraciones a larga distancia, más que las frenadas.
Por último, los pasos de peatones. Cierto es que hay muchos que no se ven. Que no están iluminados suficientemente o que se encuentran en lugares que no facilitan precisamente la circulación. Pero asumido esto, esos pasos son derechos para el viandante. Ahora, cada vez que un conductor para ante uno de ellos y cede el derecho al paseante, hasta le aplauden o le miran sorprendido.
Necesitamos, todos, un poco más de civismo al volante en las ciudades. Nos podemos jugar la vida de otros por un mínimo despiste.