Archivo por meses: septiembre 2013

Mi sobrino ya no quiere ser mago

Me comenta mi hermana que en el área de Hacienda en el Ayuntamiento en el que trabaja, en una ciudad de más de 300.000 habitantes, todos los empleados –mayoritariamente todas, en femenino- son como mínimo licenciados, desde el último auxiliar administrativo que ha entrado hasta el concejal responsable. Y la mayoría en esa carrera que se ha puesto de moda que es  LADE  -hablando de licenciaturas y haciendo un paréntesis, me cuentan que los datos de inscripciones en carreras técnicas como la antigua de Aparejadores en la UBU han caído de forma alarmante- . Me dicen también que la mayoría de los conserjes o bedeles de establecimientos públicos también tienen una carrera, al no encontrar ocupación en lo que ellos se han especializado durante cuatro o cinco años. El último electricista que estuvo en mi casa es licenciado en Comunicación. Antes esto podría ser lo frustrante, ahora lo frustrante es no encontrar trabajo y el sueño llegar a mileurista.

Tengo un sobrino de 9 años que yo creía que quería ser mago. De hecho en su último cumpleaños todo fueron juegos relacionados con la Magia, algunos de ellos incluso en inglés. Pero la semana pasada le confesó a su padre que quería ser funcionario. Su padre, mi hermano, lo es en el Principado de Asturias, también en Hacienda, como mi hermana,  y mi cuñada profesora titular en la Universidad de Oviedo de un arte tan extraño como las matemáticas. Ha visto la seguridad aparente en su casa, y parece que no va a ser fácil quitarle la idea.

Así que el objetivo de este chaval, que ya casi es cinturón marrón de taekwondo, de momento es alcanzar un trabajo público y llegar a ser mileurista, porque a pesar del esfuerzo y el trabajo que muchos funcionarios desarrollan no se superan, salvo en muy contadas excepciones, los 2.000 euros mensuales de salario. Y ahora que supuestamente anuncian brotes verdes, será muy difícil volver a alcanzar lo perdido, de momento Cataluña va a volver a suprimir la paga extra para 2014, y el poder adquisitivo disminuye por momentos. Lo mismo ha ocurrido en las empresas privadas. Esta crisis se está llevando mucho por delante, lo que más me preocupa es que una de esas cosas sea la ilusión de los emprendedores. Porque el problema es que los funcionarios tendrán cada vez que ser menos. Por eso todavía aspiro a que Mateo, mi sobrino de 9 años, sea mago, aunque el susto que se llevaría su padre si así lo decide sería mayúsculo.

Encuentro interplanetario en Atapuerca

No es fácil imaginarse cómo era la Sierra de Atapuerca, la provincia de Burgos en general, hace ahora un millón de años. Es difícil ya de por sí imaginarse en el tiempo un millón de años, entre la era cristiana que apenas tiene 2.000 y los dinosaurios con más de cien millones. Los descubrimientos en Atapuerca nos muestran campaña tras campaña la fauna que habitaba todo este entorno, la flora que lo acompañaba, y los homínidos que sobrevivían en un medio a veces demasiado poco habitable. Porque si nuestro Homo antecessor era caníbal, puede que no fuera por gusto, sino por las alimañas que habitaban su entorno,  como el oso de las cavernas, el tigre dientes de sable o los leones prehistóricos, que le eliminarían cualquier otro atisbo de carne, y se quedaría con la carroña y con los más débiles de sus congéneres. El heidelbergensis, el amigo Miguelón, ya tenía más facilidad para el uso de posibles armas con las que defenderse e incluso cazar. No era desde luego un entorno cómodo, donde la media de edad de nuestros antepasados con suerte superaría los treinta o cuarenta años.

Atapuerca, sin duda, está ofreciendo numerosos datos sobre nuestra prehistoria. Ahora, un equipo de investigación internacional, en el que participan también científicos que desarrollan su trabajo en la sierra, liderados por el codirector científico del MEH, Juan Luis Arsuaga,  acaba de aportar los datos del ADN mitocondrial del Ursus deningeri, el oso que se ha encontrado en la Sima de los Huesos junto con la acumulación de una treintena de individuos  de la tribu de Miguelón. Este ADN no es el genoma completo, pero es el punto de partida para buscar la genealogía y la relación con otros osos encontrados por el resto de Europa, y en un avance más, se podría llegar a encontrar el ADN de los homínidos de la Sierra y su relación entre ellos. Es ciencia, es investigación, es desarrollo. No ganaremos votos olímpicos, pero si Mundiales deportivos, y en algunas ramas de la innovación, hay españoles que van marcando el camino.

A veces contemplando la Sierra de la Demanda desde la Trinchera del Ferrocarril intentas descifrar de dónde venimos o hacia dónde vamos.  Arsuaga, en un reciente encuentro con sus seguidores en twitter decía que nuestra especie, el Homo sapiens, había vivido 200.000 años y que nos quedaban otros 200.000 donde evolucionaríamos o desapareceríamos. Algunos tuiteros contestaban a esta afirmación insistiendo en que llevábamos el camino de lo segundo. Y es la primera vez en la historia del planeta que existe una sola especie de homínidos sin convivir con ninguna otra.

Sofía Loren y Joan Miró

Imagino que entre los papeles algo descolocados que dejé en Diario de Burgos todavía se encuentre la fotografía del rodaje de la película El Cid firmada por Sofía Loren hace ahora siete años, cuando se acercó a la Catedral de Burgos a contemplar una exposición sobre el héroe castellano, con motivo del VIII Centenario del Cantar del Mío Cid. Sofía venía a España a recibir un premio en la Seminci vallisoletana y una hábil gestión de los organizadores de la muestra burgalesa, logró acercarle el día anterior a una tierra donde había estado en la grabación con Charlton Heston. En el Diario, ya de tiempos de la película, se conservaba una fotografía con el autógrafo por el propio actor. Solo faltaba unirla a una nueva de puño y letra de la diva italiana, con el glamour que seguía arrastrando pasaran los años que pasaran. Y allí que me fui dispuesto a conseguirla. Lo que he perdido, parece que definitivamente, salvo que mis antiguos compañeros la encuentren, es la foto con la Loren mientras nos firmaba el recuerdo.

Solo han pasado siete años, pero el tiempo vuela. La actriz italiana volvía casi 50 años después de filmar la película, con ya 73, pero a todos los que nos encontramos con ella nos parecía que los lustros no sumaban, por su belleza y simpatía. El mito fue visitando metro a metro la ya famosa sala Valentín Palencia de la seo burgalea, acompañada por la entonces consejera de Cultura y los máximos responsables políticos burgaleses, además de por el comisario de la muestra. Y se fue feliz, o al menos la sonrisa no le desapareció de su boca en ningún momento.

Casi el mismo espacio que ocuparon manuscritos, cuadros y figuras sobre El Cid lo utilizará ahora una exhibición sobre un pintor contemporáneo y excepcional como es Joan Miró. Ya nos hubiera gustado en el Museo de la Evolución haber contado con esta exposición que luego viajará a Nueva York, pero en este impresionante edificio donde ahora trabajo hay mucho cristal y pocas paredes. Es un acierto desde luego disponer de más de treinta obras de uno de los mejores artistas mundiales del siglo XX, éxito una vez más de la Fundación Silos, del Museo Reina Sofía, y de la Cámara de Comercio de Burgos, iniciadora de este acuerdo que ya suma más de treinta muestras que comenzaron a partir del año 2000 Tapies, Barceló y Chillida.

Una continuación además al proyecto que iniciara Caja de Burgos de proponer obras de arte  en una remozada Catedral, que ahora luce más que nunca su categoría de Patrimonio de la Humanidad, y una apuesta a la que se suma también ahora como entonces la Junta de Castilla y León con la colaboración en el lucimiento de las obras de Joan Miró. Y si además llegan visitantes a una muestra única en nuestro país que luego descubren nuevos rincones de Burgos no hollados, pues será en beneficio de todos.

(columna publicada en Diario de Burgos el 9 de setiembre de 2013)

 

Imberbes matones

Tengo una amiga que tiene una hija de 13 años lista, inteligente, trabajadora, deportista y negra. Quizá por todo ello o solo por lo último, o por ser negra y además les da mil vueltas, una decena de chavales del Instituto donde estudia, en una urbanización bien de Madrid, han decidido acosarla e insultarla y se han atrevido a quemar la alfombrilla de su casa, a hacer pintadas en su garaje y en los aledaños, y a pegar unos cuantos gritos por la barriada. Quizá porque su madre no es tan cafre como algunos de los padres de estos enanos energúmenos -tienen entre 13 y 15 años- pese a unir la ira, la impotencia y la rabia en el mismo instante que vio las pintadas, ha decidido ir paso a paso denunciando el hecho a la Guardia Civil -son menores y aquí decidirá la Fiscalía- y a la dirección del propio Instituto, que desconozco qué medidas puede tomar en práctica. Es pesimista. Tiene escasa confianza en que el problema se solucione y cree que tendrá que sacar a sus tres hijos del centro educativo, donde hasta ahora ella estaba contenta. Ella les ha dicho que no quiere ver las imágenes de una paliza a su hija grabadas en el móvil y publicadas en «Youtube». Cuando me lo contó lo primero que pensé es que su marido militar -joven y buena planta- podría ir con cuatro amigos a la salida del Instituto a recoger a la pequeña y que los brutos de sus compañeros vieran con quien se la podían gastar. Intimidación en pura regla. Creía que sencillamente con ese movimiento los pazguatos callarían para siempre. Mi amiga, que es una persona de orden, y de izquierdas, ni siquiera había pensado en ello, y su marido, también de orden y de izquierdas, tampoco. Me quitaron la idea sobre la marcha. ¿Qué está ocurriendo cuando escenas como esta se suceden en urbanizaciones madrileñas o lo mismo da en barrios de trabajadores, cuando los autores de tales atropellos son niños pijos o quizá de cualquier banda urbana, cuando nos hemos acostumbrado ya la sociedad al botellón de chicos y chicas que apenas superan los 13 o los 14 años, y cuando leemos lo que son capaces de hacer a un mendigo a una niña indefensa? Y esto ocurre en Madrid y en Burgos. Recuerdo mis años de colegio, viene a la memoria «pucheritos», un compañero que tenía 13 años como nosotros y al que teníamos maltratado. Le cogíamos de los carrillos y comenzaba a llorar. Era toda la clase frente a él. Hasta que se enteraron nuestros padres de nuestras «hazañas». Se acabó cualquier broma. En el colegio también. Un buen castigo al que no rechistamos. ¿Se imaginan ahora? Los padres dan siempre la razón a sus hijos, aunque objetivamente no la tengan. Los colegios no se atreven a la más mínima amenaza. Tenía un profesor que decía que «el que copia o se sospecha que copia será el reino de los ceros». Ahora ni ceros, ni copias. Pasas igual de curso. La educación que estamos dando, o la que nos dejan dar, la que contemplamos en nuestro entorno, invita a la reflexión, a una duda razonable, a un trabajo más allá que el quehacer diario. Eso sí que es Educar para la Ciudadanía.