Aplausos a la puerta de al lado

Todos los días a las ocho de la tarde los españoles tenemos una cita en el balcón, la terraza o una ventana cualquiera. Algunos, los más lanzados, se convierten en DJ, otros simplemente jalean o ponen los altavoces para escuchar el Himno a Burgos o el de España. Estos aplausos están dedicados sobre todo a nuestros sanitarios, englobados así todas las personas que trabajan en hospitales, centros de salud…. A ellos sumamos las Fuerzas de Seguridad, el Ejército, los transportistas, los trabajadores de comercios ensenciales, agricultores y ganaderos, taxistas, periodistas, voluntarios…héroes.

 

Sin embargo, también existen ‘los santos de la puerta de al lado’ como les llamó el Papa Francisco en su reciente entrevista por skype con Jordi Évole, aquellos que tenemos en nuestro entorno, cercanos, siempre intentado mantener una buena cara y preocupados por los demás. Creo imaginar que en Burgos, en Castilla y León, en España… hay muchísima más gente que está pasando su coronavirus en casa más que en un centro hospitalario. Si tienes síntomas ya eres positivo, te recomiendan el aislamiento, y con una serie de medidas de seguridad muy grandes, para evitar el contagio. Y podrás ver algo a la persona que te deja la comida, que te recoge la basura o la ropa sucia, que te cambia las sábanas con mascarilla y guantes, y que probablemente sea la primera vez en su vida que la ha usado. Al resto de individuos que conviven contigo, ya sean padres, esposo o esposa, hijos o incluso algún abuelo, tendrás que esperar que pase la enfermedad sobre tí. Nunca sabrás si la has tenido con una prueba médica, únicamente algunos síntomas. Tu relación con la sanidad es a través de un teléfono, con personas muy atentas, al que vas contando tu vida y que intentan que no estés nervioso.

 

En esas casas particulares con pacientes que se supone que cuentan con algún miembro con covid19 hay realmente ángeles y santos. Porque no hay nada más duro que ver a tus seres queridos con una enfermedad de la que poco sabes de su evolución. Por eso creo que algún día, cuando a las 20 horas nos concentremos para volver a aplaudir -debemos continuar con aquello que nos mantiene vivos y esperanzados-, todos juntos en vez de mirar a la calle deberíamos darnos la vuelta y aplaudir hacia dentro, hacia el interior de las miles de viviendas donde existen personas infectadas, en compañía o solas, que confían en que algún día alguien les diga que ya pueden dejar el aislamiento.

 

Tardaremos todavía semanas, quizá meses, en darnos esos abrazos que necesitamos. Y probablemente este mes de confinamiento se alargue otro, y luego habrá que decidir quiénes son los primeros que pueden salir de casa e ir a trabajar, y asumir que el curso escolar se ha acabado, que los futboleros no tendrán final de Liga este año y que quizá, por fin, el Atlético sea el ganador de la Champion. Pero mientras tanto, sigamos aplaudiendo.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...