Autovías a ninguna parte

No hemos tenido suerte con los ministros de Fomento de la democracia -antes Obras Públicas, ahora Transportes- . Los que se atrevieron a poner alguna fecha para varias de las infraestructuras pendientes, nunca acertaron, y en parte son culpables de eso. Resulta lamentable el ejemplo de la Alta Velocidad en la provincia de Burgos. Mientras vemos como se extiende por el resto del territorio español, en esta tierra se paraliza por razones que nadie entiende. Podía haber estado terminada hace cuatro,cinco, seis años, con un poquito de decisión política. Ahora ya ni se incluye en los programas electorales. Bien es cierto que todavía en el camino hacia la frontera francesa la marcha de las obras es muchísimo más lenta por no decir inexistente. Pero no hay que ocultar que los viajeros hacia Barcelona han ganado tiempo a partir de Zaragoza y los del País Vasco, si contarmos con AVE, darían ya en Burgos un gran paso adelante hacia Madrid, Sevilla, Valencia…

Los dirigentes de UCD ni se acercaron por Burgos -ministros furon entre otros José Luis Álvarez, Luis Gámir-, los del PSOE de González a rachas: estuvieron en Fomento políticos como Abel Caballero, Barrionuevo o Borrell. Infausta memoria para los gobiernos de Aznar: Arias Salgado, el del soterramiento imposible, Álvarez Cascos..  Luego llegaron Magdalena Álvarez, Pepe Blanco, Ana Pastor, Iñigo de la Serna -todavía recuerdo una rueda de prensa en medio de la circunvalación donde anunciaba la solución a todos los sueños burgaleses- y ahora Ábalos, al que ya se le reconoce su capacidad de mentir.

Ya nadie da fechas para la realización de los trabajos pendientes. Lo que antes era usado hasta la saciedad para conseguir votos, ahora que las hemerotecas no perdonan, no hay donde encontrar un año para la puesta en marcha, por ejemplo, de la autovía de Cantabria o la del Camino de Santiago hacia La Rioja. No tardaron en lucrarse las autopistas, como es el caso de la que fuera AP1, con continuas ampliaciones de la concesión, mientras que la carretera principal de España, por algo lleva el nombre de Nacional 1, sumaba fallecidos en su memoria. Cuando se acabaron todas las excusas no hubo más remedio que la AP1 regresara a las autopistas del Estado.

Solo una excepción, la Burgos-León, la autovía que fomentó Lucas para vertebrar la Comunidad, y si es verdad que no era la más necesaria, en ciertas épocas del año genera un volumen de tráfico importante que alivia transversalmente la circulación por Castilla y León. Ojalá hubiera sucedido lo mismo en dirección Soria, ya sea desde Valladolid o desde Burgos.

No se pueden finalizar unas líneas sobre infraestructuras sin citar el tren directo, ese que llegó a Burgos con el general Franco al mando, quizá por ello está maldito. Es pura matemática que la línea más corta entre dos puntos es la línea recta. Pero ya ni sumar se puede.

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