Los presupuestos de siempre

En un momento en que los políticos, los que administran nuestros impuestos, andan perdidos por el Covid 19; ni encuentran soluciones concretas ante un virus cuya propagación se está haciendo más rápida de lo que pensara el ínclito Simón; que los Presupuestos Generales del Estado puedan contentar a más catalanes y vascos que al resto de ciudadanos parece realmente una desfachatez. Ha sido lo de siempre en esta democracia surgida en la transición, los grupos minoritarios, por su representación en el Congreso, tenían mucho más valor que el resto. Pero nadie le ha puesto el cascabel al gato a una posible circunscripción única u otras alternativas. Se quejó IU, lo hace ahora Cs, pero no hay voluntad entre los mayoritarios.

El 2020 está pasando con mucha más pena que gloria, apenas unos detalles y sobre todo en el esfuerzo solidario al que la pandemia ha motivado a muchos españoles. Ahora, probablemente, no se saldría a aplaudir a los balcones, no por el trabajo denodado de muchos sanitarios, sino por la mala gestión de sus responsables. Desgraciadamente están saliendo a la luz, y cada vez serán más, los casos de personas que han fallecido por los criterios seguidos en centros de salud u hospitales. Por otra parte, el hecho de que todavía no se conozcan las cifras reales de muertos causados por el virus evidencia un mandato ineficaz a nivel estatal de coordinación y solución de problemas.

En 2021 llevamos camino de cometer los mismos errores. El Gobierno parece dedicado exclusivamente a aprobar algunas leyes, marcadas más por la ideología que por la necesidad, y algunas evidentemente imprescindibles, como fue el salario mínimo, ha alcanzado a un tanto por ciento todavía muy pequeño para lo realmente necesario, mientras animan a nuestros jóvenes al no esfuerzo, con el pase de curso con suspensos, y buscan la manera, por otro lado, de acabar con la concertada, y con la libertad de elección de los padres. Han logrado cabrear a los pequeños comerciantes, a los hosteleros, a los que viven del turismo… por las pocas salidas que están dando y la #culturasegura no parece serlo para ellos.

Pensar que en esas circunstancias pudieran elaborarse unos PGE equitativos en infraestructuras y equipamientos es una utopía. Sería soñar mucho. Si en este 2021 logramos que en los seis primeros meses llegue la alta velocidad a Burgos con todas sus consecuencias, que el Hospital de la Concepción se transforme, que la autopista hacia Cantabria vaya avanzando… habría que darse por halagados.

 

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