El cole de Celia y Pepe

 

El falso igualitarismo que intentan plantear las ideologías dominantes en algunos países está intentando acabar con el esfuerzo de muchos padres para que sus hijos con discapacidad se incorporen, esta vez en igualdad, a la sociedad civil.
El aval reciente del Tribunal Constitucional a la Ley Orgánica de Educación Especial -la Ley Celaá-, que quiere acabar con la libertad de los progenitores para elegir el colegio de sus vástagos, se carga también la ‘Educación Especial’. En España hay más de 200.000 estudiantes con algún tipo de trastorno grave, y para miles de ellos estos centros son la mejor respuesta a sus necesidades. La norma acreditada ahora por el Alto Tribunal parece que vulnera los derechos de miles de familias que han elegido la Educación Especial para sus hijos, pero vence la tendencia líquida al sentido común.
‘El cole de Celia y Pepe’ es un ejemplo de ello, pertenece a la Fundación Querer, una institución privada, alentada, sostenida, e impulsada por una periodista burgalesa, con familia palentina, Pilar García de la Granja. Querer es una entidad sin ánimo de lucro -como otras muchas con similares intenciones que implícitamente también están incluidas hoy en este Homo campeonis- que fomenta el trabajo multidisciplinar para diagnosticar e investigar trastornos neurológicos relacionados con el lenguaje.
En ‘El cole de Celia y Pepe’ el curso dura 11 meses. Lamentablemente, la educación ordinaria tiene una capacidad limitada para dar respuesta a las necesidades de los estudiantes con discapacidad. Al menos, y según los datos presentados en la jornada ‘Bullying y discapacidad en la escuela’ celebrada en el Senado, los datos lo dejaron más que evidente: el 80 por ciento de los estudiantes con discapacidad ha sufrido acoso escolar, y el 27 por ciento es objeto de burlas constantes cuando acude a los colegios reglados.
A Pilar su trabajo y el de su equipo en la Fundación Querer le ha valido ser reconocida como una de ‘Las Top 100 Mujeres Líderes en España’ en la categoría de Tercer Sector e Impacto Social.
En el caso de García de la Granja su conocimiento como periodista relevante sin duda ha favorecido a la marcha de la Fundación, pero son miles también los padres anónimos que llegan hasta lo imposible porque sus hijos tengan las mismas condiciones en los estudios, o al menos se acerquen, que el resto de chavales de su edad. En ‘El cole de Celia y Pepe’ hay alumnos de 3 a 16 años que necesitan esa educación diferente para niños ‘diferentes’. Pero no es necesario irse a esta escuela de Madrid, el centro Eloy Camino de Albacete, el Marqués de Vallejo de Logroño, El Fray Ponce de León de Burgos, Fuenteminaya en Aranda, Carrechiqilla en Palencia, Príncipe don Juan en Ávila… decenas de ellos por todos los rincones de España, la mayoría de ellos públicos, con una dedicación y esfuerzo de sus profesores más que evidente.
La ley parece que se compromete a que los centros ordinarios cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad. Lamentablemente con esto me ocurre lo mismo que con la atención a los cuidados paliativos. Muchas promesas y escasas realidades. Los más desfavorecidos acaban al final siendo los perjudicados.

(Columna publicada en periódicos del Grupo Promecal: El Día de La Rioja, La Tribuna de Albacete, Diario de Ávila, Diario Palentino, entre otros)

 

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