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ADN en sedimentos

Y resulta que ‘hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad’ decía don Sebastián a don Hilarión en ‘La verbena de la Paloma’ en el año 1894 –para los más jóvenes: la zarzuela es un género musical surgido en España que poco tiene que ver con el hip hop-. Si don Hilarión hubiera aparecido en pleno 2021 le hubiera dado, seguro, un soponcio.

Las ciencias han avanzado de forma exponencial. Un tema del que hablábamos con total desconocimiento hace no pocos años, como es el ADN, un ácido nucleico que contiene las instrucciones genéticas y que es responsable también de la transmisión hereditaria, acaba de ser encontrado en individuos de hace cien mil años que habían paseado por la Sierra de Atapuerca, pero no en sus huesos y fósiles, sino sorprendentemente se ha conservado en los sedimentos, en el suelo, porque este se habría logrado aislar. Estas investigaciones han demostrado que al menos en ese pequeño espacio de tiempo se manejaban cuatro hembras neandertales de hace 80.000 años y un varón de más de 100.000.  Y en campañas anteriores también se ha logrado aislar el ADN de un fósil encontrado en la Sima de los Huesos, donde hay restos de más de 20 individuos de hace más de 400.000 años y a los que todavía hay que ubicarlos dentro de una especie, ya que cada vez se encuentran más lejanos de los heidelbergensis a los que asignaron inicialmente. Este camino realizado conjuntamente con el Instituto Max Planck abrirá nuevos caminos para explorar.

Durante lustros, los excavadores de Atapuerca han buscado esa especie que tuvo su último destino en España y de la que muchos dicen que contamos los sapiens con algunos de sus genes. Hace muy poco encontraron una falange claramente neandertal. Hay varios espacios en los yacimientos donde se espera hallar más. Es como el TD6 de Gran Dolina donde Bermúdez de Castro ya ha manifestado en algún momento que podía producirse una ‘orgía de restos de Homo antecessor’ .  Burgos cuenta con un territorio donde nuestros ancestros vivieron desde hace más de un millón de años hasta la actualidad. Fue la casualidad, sí, la que dejó en abierto algunas de sus cuevas. Pero la perseverancia de los primeros investigadores es digna de elogio. Inicialmente sin un solo duro, con la administración regional mirando hacia otro lado, pero año tras año iban logrando nuevos hitos y consolidando un proyecto.

Ahora es una excavación consolidada, con un equipo que logró el Premio Príncipe de Asturias, con publicaciones en revistas internacionalmente reconocidas como Nature o Science, y todavía con mucho camino por delante. Evidentemente, hay una ciencia más práctica que ha logrado, de manera prodigiosa, fabricar vacunas contra la Covid en menos de un año y están logrando resultados muy satisfactorios. Más una ciencia práctica no se puede conseguir sin una cultura científica, sin vocaciones de investigadores, sin apoyos económicos públicos y privados. Y ahí Atapuerca también ha marcado un hito.

 

Las campañas de Goodall

Estoy muy seguro que el 1,5 por ciento de nuestro ADN que nos diferencia de los chimpancés supone un contraste infinito en relación con el 98,5 por ciento en el que nos parecemos. El solo motivo, como reconocía Jane Goodall en su visita al Museo de la Evolución Humana, de haber colocado una persona de nuestra especie en la Luna ya es de por sí uno hecho radical. Pero eso no nos exime, evidentemente, de que comportamientos y actitudes sean muy similares, tanto las buenas como las no tan buenas,  y precisamente de esas cualidades del ser humano, del homo sapiens, es a lo que se dedica actualmente Goodall durante los 300 días del año que viaja por todo el mundo. Dejada la investigación en el propio campo, en África, a la que se dedicó durante más de 40 años, y por la que ha recibido multitud de distinciones, esta dama no para. A sus casi 80 años muestra una vitalidad y una disposición enorme, y, por ejemplo, durante su reciente visita a Burgos tuvo muy pocos momentos de descanso, por el horario ajustado, por los numerosos medios de comunicación a los que tuvo que atender, con un talante que no se encuentra con facilidad en personas que ya lo son todo, y más que nada por el trato tan personal y cercano con todos aquellos que se acercaron a ella. Estuvo en dos ocasiones firmando libros y fotografías durante casi tres horas en total. Recientemente, en eso que son tan proclives los norteamericanos como las encuestas, figuraba como una de las 10 científicas más importantes del mundo.

Pero más que de los primates, Goodall quiso hacerse eco de dos proyectos con los que trabaja desde hace ya un tiempo. El primero de ellos es Movilízate por la selva, y en él lo que pretende esta Premio Príncipe de Asturias es que a través de una campaña de reciclaje de móviles –en el Museo de la Evolución Humana encontraras un punto para depositarlos- proteger los ecosistemas africanos. En España hay 56 millones de líneas de teléfono, y solo un 5 por ciento de los móviles se reciclan cuando son reemplazados.  ¿Qué logramos con el reciclaje? Reducir el uso del coltán, un mineral por el que hay guerras  en el Congo; evitar la explotación de mano de obra infantil o semiesclavizada y recaudar fondos para los programas de desarrollo sostenible de educación y conservación de la cuenca del Congo. Todo esto no es poco precisamente.

La otra segunda campaña en la que Goodall está dedicando su vida es Raíces y Brotes (Roots and Shoots) un programa educativo creado hace poco más de veinte años para fomentar entre los más jóvenes el respeto por todos los seres vivos, el cuidado del entorno, y la paz entre las culturas. La científica repitió varias veces durante su estancia en Burgos que ni no tuviera esperanza en ello, no se movería 300 días al año gritándolo por todos los rincones. Esta actividad se desarrolla ya en 132 países con más de 16.000 grupos activos. Busca una gran masa crítica de chavales que asuman que no se puede vivir para el dinero, aunque sea necesario para vivir.

Jane Goodall es una pionera. Y como pionera merece un gran reconocimiento.  Junto Fossey y Mary Leakey llegaron a África en busca de aquello que les apasionaba, la biología, la conservación, el medio ambiente, y los chimpancés y los gorilas, no sin ser observadas permanentemente por todos en una sociedad machista. Goodall es también un referente en cuanto al estudio de la conducta y la relación de los primates con los humanos:  Son capaces de querer enormemente a sus crías, y a la vez de peleas brutales.  Un camino que también a nuestra especie nos queda por recorrer y como titulaba Diario de Burgos en la entrevista que le realizaba recientemente, con motivo de su visita al Museo de la Evolución y Atapuerca: “Nuestra evolución moral no ha llegado tan lejos como la biológica”.