Archivo de la etiqueta: Apple

BeReal

Ni TikTok, ni Instagram, quien está ganando la partida es BeReal, probablemente estimado lector estas palabras le suenen a chino -chinos son los creadores de TikTok-, pero bajo ese nombre se encuentra la red de moda entre adolescentes… y no tanto, y se vende como ‘la primera plataforma espontánea e impredecible donde compartir, una vez al día, los momentos más auténticos con tus amigos a través de tus fotos’. De espontánea para sus fundadores franceses tienen más bien poco, de impredecible probablemente sí porque no llegarían a pensar hasta dónde podía llegar su influencia. Y lo cierto es que para los chavales es una manera más de socializar.

Uno de los asuntos que más se banalizó en la explosión de las redes con los jóvenes era que iban a aislarlos de un mundo real. Quizá no les guste este mundo, pero más cierto es que están socializando más que nunca, que comparten juegos virtuales muchas horas al mes -los padres intentan lograr que durante la semana no entren en el ordenador o la tableta para jugar, y lo aplacen para viernes y sábados; el domingo, ya saben, queda la tarea- e incluso puedan hacer nuevos amigos. En BeReal en un momento dado todos tus contactos están invitados a hacerse una foto de lo que están haciendo en ese momento, se puede comentar, chatear, ser más o menos creativo… y al día siguiente, o cuando subas una nueva imagen, lo anterior desaparece. En este sentido han copiado a las stories de Instagram, que de alguna manera obliga a entrar todos los días o dejar de estar al día de aquellos a los que sigues, bien sean famosos, amigos, expertos, cocineros, fotógrafos…

Lo que ha quedado demostrado es que no está todo inventado en las redes sociales, siempre se puede innovar y hay millones de posibles seguidores en la red. Esta nueva aplicación además parece que no hace famoso a nadie, pero sí puede ser adictivo -ese gran peligro de las redes-, porque es la app quien te dice a qué hora debes subir la foto para compartir, y solo tienes dos minutos para hacerla foto, para que la vean exclusivamente sus contactos.

Al apostar por algunas limitaciones han logrado que compartir sea una experiencia emocionante y divertida. Es clave también que debes estar registrado con un número telefónico real donde recibes el momento en que tienes que actuar. Dicen los expertos que su triunfo ha sido la respuesta al cansancio de los usuarios frente al postureo y al engaño de los filtros en las fotos.

No es de extrañar que Apple le haya otorgado el premio a mejor aplicación de 2022. Ha sido un año donde han mandado las aplicaciones de redes sociales en el número de descargas: Whatsapp, TikTok, Instagram y un algo recuperado Telegram, junto a Spotify y YouTube. También las plataformas de streaming o la compra online han triunfado el año pasado, como Glovo, Shein o Wallapop. Por no entrar en los juegos, que para esto sí hay que ser más versado que un columnista.

El mundo se ha ‘movilizado’ y nosotros con el. Aunque todavía hay ciudadanos que su aparato no tiene acceso a internet o no utilizan el whatsapp, aunque en esto haya también un cierto postureo, y quién sabe si son los más felices.

Columna publicada en algunos periódicos del grupo Promecal el 22 de mayo

No sin mi Blackberry

Muchos de mi generación se acordaran del ZX Spectrum, lanzado por la compañía Sinclair,  o el Amstrad, que intentábamos manejar con el Word perfect donde casi todos nos convertíamos en pequeños programadores, o los primeros juegos de la consola Atari . Era el tiempo en que Steve Jobs todavía compartía garaje con su socio Steve Wozniak, y cuando acababa de vender su Volkswagen para financiar sus primeros inventos, entre ellos el  computador Apple I.

Luego escucharíamos hablar de IBM, de Dell, de HP y más tarde se escribirían miles y miles de páginas sobre Nokia –el primer teléfono móvil que usé fue durante unas elecciones europeas, hace más de veinte años que ocupaba casi como el pc de mi trabajo-, Motorola… hasta llegar a los i de ipod, iphone o ipad. Y mi blackberry. La primera, creo que soy uno de los pioneros, me la regaló un amigo de Telefónica de Madrid hace unos cinco años, pequeñita, con concha, cada tecla tenía dos letras, no una como la actual, era coqueta y me gustaba. El correo electrónico funcionaba de maravilla, y no hacía fotos, ni tenía whatsapp ni el Messenger, y el acceso a internet no era fácil. Han pasado dos modelos más, para sumarme a una sencilla Curve, donde puedo hacer fotos a mis sobrinos, enviar correos, manejar las redes sociales, utilizar el whatsapp e incluso descargarme alguna aplicación más, muy lejos del nivel que tienen todas las de Android o Apple, pero qué quieren que les diga, soy un sentimental… Hasta el lunes pasado donde todas las blackberrys del mundo decidieron tomarse un puente gracias al fallo de un interruptor de RIM, la empresa que las produce. Dejé de recibir correos, de comunicarme con el chat y pensé que la vida se acababa y que quizá hubiera quedado mal con alguna persona con otro sistema que me hubiera enviado un mensaje y no le hubiera contestado. No pude decir en Facebook qué plan tenía, ni anunciar en twitter el capítulo de la serie que estaba viendo, y lo peor de todo es que dejaban de oírse los múltiples sonidos que había decidido poner, no sin poco empeño, para los diversos mensajes.

Cuando estaba a punto de lanzar mi blackberry por un puente del Arlanzón, mis amigos de Apple, también comenzaron a tener problemas de actualizaciones y recordé mi viejo Motorola, o el Spectrum donde solo podíamos jugar al tenis con dos rayas a los lados y una bola que iba de un lugar a otro siempre a la misma velocidad.

Me gusta la tecnología, mientras permita a mis sobrinos acudir a casa de mi madre para jugar con la Wii que allí les instalé y el Mario Bross, y la abuela pueda contemplar absorta a sus nietos. Pero esos tres días sin mi BB sentí que algo estábamos perdiendo por estos malditos teléfonos móviles –smarthpones les llaman-, y que había que recuperar ese tiempo perdido.