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Caballeros de Gamonal

Hace ahora dos años que tuve la dicha de ser pregonero de Gamonal; si el Barcelona es más que un club, sin duda Gamonal es más que un barrio, y no solo por ser el más populosos de los existentes en la capital burgalesa, o por haber sido antes pueblo que ciudad, o contarse en su tiempo como un enclave principal en el Camino de Santiago, además de haber existido la Cofradía de los Caballeros de Gamonal, con la que casualmente compartí espada con aquel nombramiento y a la que todavía sentimentalmente me siento unido. Gamonal no es tampoco el lugar donde viven personas que aprecio, o donde se encuentran locales y servicios necesarios –qué haría yo sin Alejandro e Irene en Sanypie- o tampoco la sede de mi trabajo durante algunos años. Gamonal es algo más, es la casa donde viven miles de ciudadanos, o el lugar de trabajo de otros tantos, o los centros donde estudian centenares de chavales, y como tal merece ser conservada y mejorada, porque es cierto que había sido muy olvidada a lo largo de unos cuantos años.
Ya hace dos años, en el pregón, recordé dotaciones que se habían creado, como el nuevo Conservatorio que también acoge la Escuela Profesional de Danza, y reclamé el urgente ARI para Juan XXIII, el centro cívico de Coprasa, o la intervención en Lavaderos, felizmente terminada.
Ahora, el Ayuntamiento, creo que de una forma valiente, se encuentra enfrascado en el proyecto de la calle Vitoria –es uno de los tres prioritarios para el alcalde Lacalle, además del pabellón Arena y la culminación de todo el bulevar sobre las antiguas vías del ferrocarril- y observando los tres proyectos que han pasado el corte en las páginas de este periódico, en todos ellos se buscan soluciones fundamentales: al tráfico y al aparcamiento, a las pocas zonas verdes, y a la facilidad para los peatones. La intervención en Gamonal en medio de la crisis tendrá también sus detractores, pero ha estado tanto tiempo olvidada, que merece la pena el riesgo incluso de equivocarse, si el jurado que decidirá y los redactores del plan tienen la suficiente capacidad profesional como para elegir, eso sí a su juicio, la respuesta principal. Ocurre también que los gobiernos del PP municipales suelen ser bastante sensibles con la respuesta popular y pese a tener este objetivo en el programa electoral, si hay confrontación podrían eludir sacarlo adelante. Sin embargo, no parece que el alcalde actual ceda en lo que se han convertido sus tres prioridades personales y del Ayuntamiento que gestiona, por lo que la decisión que tomen los próximos días podría ser la clave de esta legislatura, y con la que se presente ante unas elecciones todavía lejanas.
En cuanto al Pabellón Arena –el avance en el bulevar parece incuestionable-, que parece levantar ampollas, ya he manifestado en estas líneas el apoyo a este equipamiento. Pero deberán estudiar muy mucho no solo el uso deportivo de esta instalación, sino también el cultural o de ocio, la utilización de los bajos, los aparcamientos, etc. Y no olvidemos que en pocos meses se abrirá el Fórum Burgos Evoluciona, y la carga de gasto del mantenimiento de los edificios municipales, si no es compartida por otros agentes, podría ser terrible para sus arcas.

(columna publicada en DB el lunes 30 de enero)

Arena, Auditorio y Hospital de la Concepción

Dicen los más osados que de la crisis se sacan oportunidades, no he visto muchos ejemplos actualmente en mi entorno, pero en eso estamos o deberíamos estar. Por lo menos en el turismo tendríamos que aprovechar la cercanía de Madrid para provocar el tirón –más barato que acercarse a la costa- de seis millones de individuos hacia eso que llaman turismo interior.

El alcalde de Burgos también parece que quiere aprovechar la situación económica para poner a la ciudad bien vestida, aunque uno de esos trajes, el del Pabellón Arena, no le va a traer pocos disgustos. Se conoce ya la cantidad que debe ser invertida, grande, que se acerca a los veinte millones de euros más metros de suelo que ahora parecen sobrar,  pero no conocemos todavía ni una cuantía aproximada de la repercusión que este equipamiento puede traer para Burgos. Sin embargo, pese a las opiniones en contra, me parece necesaria en esta ciudad una instalación como la que se pretende sabiendo, sin duda, que no serviría por ejemplo ni para la gira mundial de Bruce Springsteen, ni siquiera para la de Mecano, donde aquellos que superan la cuarentena perderán su pudor para asistir a los conciertos, si es que realmente vuelven.

Pero si un Pabellón Arena –por favor que le cambien el nombre- no acoge grandes eventos, sí puede hacerlos con medianos, que haberlos haylos, un espacio del que hasta ahora estaba necesitado Burgos y es bueno prepararse para la salida, cuando se produzca, de la crisis. Ocurre, por otra parte, que en este proyecto sumamos los mismos defectos que en anteriores, y es que los humanos tropezamos dos, tres y cuatro veces con la misma piedra, pero eso es la libertad y es lo que nos diferencia de los chimpancés. No hay modelo de explotación y de gestión y, si de verdad quiere tenerse para la Feria Taurina de 2013, ya se debería estar trabajando en ello. Si recae en el Instituto Municipal de Cultura, como parece, y suma al Arena, el Palacio de Congresos y Exposiciones, y la gestión directa de la promoción turística, da la impresión que hay que renovar en parte su organigrama.

Al Arena –o como se llame en el futuro- hay que sumarle los otros dos proyectos estrella del gobierno Lacalle: la finalización del bulevar por toda la zona sur de la ciudad, y acometer la transformación de la calle Vitoria, la arteria principal de la capital para completar el trabajo ‘gordo’ de la legislatura, además lógicamente de que el Palacio de Congresos y Auditorio se acerque a las expectativas creadas.

Lo que me da pena es que en estos proyectos que se basará la ciudad en los próximos cuatro años hay uno que ya se ha dejado de hablar, y es el aprovechamiento del Hospital de la Concepción para un centro de Nuevas Tecnologías y de Innovación, precisamente aquello que se reclama en el nuevo escenario productivo, y que también serviría como Centro de Experimentación y Museo. Nos estamos llenando de dotaciones necesarias para el ocio, pero ¿no nos estaremos olvidando del negocio?