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Por dónde empezamos … o acabamos

Entiendo que la obra pública es necesaria. Crea empleo, aporta mejoras a la ciudad, la hace competitiva con otras del entorno a la hora de atraer visitantes, y sobre todo genera expectativas. Con la paralización de lo que iba a ser el aparcamiento de la calle Vitoria y el cuestionamiento del futuro pabellón Arena como espacio multiusos, dos de las obras más emblemáticas del final de legislatura del Partido Popular, parece que al menos estas dos hasta las próximas elecciones van a desaparecer de los papeles. Evidentemente, hay temas básicos que la sociedad demanda, como son la educación y la sanidad pública sobre la que se basa el estado de bienestar pero en este campo poco se puede aportar desde los municipios.

¿Se han quedado obsoletos los programas electorales o cabe repescar algunas de sus propuestas? En el socialista quedaba clara la construcción de ese pabellón polivalente multiusos, le dedicaban su espacio. Aparecen también puentes sobre el río Arlanzón en diversos lugares de la capital lejanos del centro como es el caso de la Milanera. O ¿qué hacemos con el antiguo Hospital General Yagüe? Nos gastamos -los contribuyentes lo pagamos- unos cuantos millones de euros en una dotación sociocultural como también proponía el PSOE o la crisis ha puesto un tope en el capítulo de inversión presupuestaria.

¿Y las áreas de rehabilitación integral tan solicitadas por los vecinos? Menos mal que los de San Cristóbal de momento siguen adelante pese a la lentitud administrativa. Regreso a la idea de la pasada semana, si el concejal de este barrio hubiera sido elegido por los vecinos y no en una lista cerrada probablemente ya estaría arreglado. Por otra parte, ¿compramos autobuses o los seguimos utilizando el renting?

Y cuántos aparcamientos deberían hacerse en los barrios. Menos mal que a algunos ex alcaldes les entró esta fiebre, sino no tendríamos el de la Plaza Mayor -¿se hubiera hecho ahora? – o el de la Plaza de Vega, o el de Virgen del Manzano, que también contó con oposición vecinal. Pero era un hecho que beneficiaba a la ciudad. Los programas de todos los partidos están llenos de lugares donde serían necesarios, y quién le pone el cascabel al gato.

¿Completamos ya el carril bici y cerramos definitivamente el cinturón verde? Como en la estación la aportación es europea, más eficacia para nuestros ediles y empezarla ya. ¿Y el Monasterio de San Juan? ¿qué opina la oposición? ¿Y con los mercados que con la nueva ley ya dejan de ser competencia municipal? Cumplimos la norma y los abandonamos, o potenciamos el de la Plaza de España para mantener puestos de trabajo y generar negocio.

Saben, acabo de tirar los programas electorales que conservaba a la basura, todavía están en internet por si algún día me viene la tentación de comprobar la incongruencia y la incompetencia. Parece que toca ser más posibilista que pragmático, pero ello no implica una ciudad paralizada ni tampoco dejar de gobernar, con mano izquierda, pero con el poder que te legitiman las urnas en un estado democrático. Ni somos un estado asambleario -al menos de momento no lo hemos elegido- ni dictatorial.