20 meses para las elecciones autonómicas

Faltan todavía 20 meses para la cita electoral que designará al próximo presidente de la Junta de Castilla y León, y ya llevan tiempo los dos principales partidos de este territorio pedaleando sobre quién será el candidato. Para el PSOE, su bicefalia parece que le estorba, en un proceso que en un principio debería pasar por primarias según piden sus bases. En el PP, el anuncio del actual líder de su posible marcha, ha hecho a los politólogos regionales, que haberlos haylos, empezar a buscar sucesor, y a los políticos comenzar a arrimarse a la mejor sardina, pese a las palabras del propio presidente Herrera de poder convertirse en estatuas de sal.
Si se repitiera lo que ocurrió con la designación del burgalés, ninguno de los candidatables actuales, por muy capaces que fueran, saldría elegido para encabezar esa lista, como pasó entonces, y entraría una tercera vía, que muchos todavía se preguntan por qué no podría salir de unas primarias que en el PP ni se plantean y en el PSOE ni se sabe.
Tal y como está la política, qué quieren que les diga, igual lo deseable sería encontrar una nueva cara para las dos principales listas electorales. Quizá fuera una interesante alternativa ante un ciudadano que cada vez parece alejarse más de los partidos tradicionales, aunque vistos los resultados en otros países no es lo que está ocurriendo.
Si Herrera no sigue –parece que solo lo podría evitar una persistente petición de Rajoy a que continúe en unos meses que no serán fáciles- que este parece ser su deseo, y el anuncio que realizó al inicio de su gobierno, en 2001, cuando dijo que su horizonte lo fijaba en el año 2010, pudiera por qué no actuar como lo hiciera Lucas y cambiar el rumbo a una forma de política diferente que ya viene anunciando hace tiempo el propio presidente de Castilla y León.
Una política de Herrera no solo de gestos, sino con acciones concretas, y de buscar lo que de verdad importa a los ciudadanos. Y entre esos candidatables siempre se ha hablado de un nombre de mujer para ejecutar esa forma de hacer política, en un país donde todavía son muy pocas las presidentas de gobiernos autonómicos.
Sin embargo, los buenos resultados electorales, rompiendo el techo de su antecesor, hicieron que continuara más tiempo que el que el propio Herrera preveía, por el respaldo del sufragio de sus vecinos. Con lo cual no sería tampoco descartable la continuidad para intentar mantener esta región con los colores populares.
Desde luego, si ese fuera el caso, y si obtuviera la mayoría suficiente para gobernar, sería sin duda bueno para Burgos, y sus ciudadanos, porque la transformación que ha sufrido esta capital de provincia se debe en mucho a la apuesta del máximo responsable de la política de Castilla y León por su tierra. Y no solo en los aspectos visibles, que solo con observar el nuevo Hospital Universitario o el Complejo de la Evolución son evidentes, sino también en los invisibles que supone seguir muy de cerca la actividad económica, cultural o social de esta tierra.

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