Marca Atapuerca

Es indudable que el trabajo realizado durante estos 30 años por el Equipo de Investigación de Atapuerca, liderado primero por Emiliano Aguirre, y ahora por sus tres codirectores, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, el ABC de la Paleontología, ha colocado el nombre de estos yacimientos Patrimonio de la Humanidad en lo más alto de la ciencia prehistórica a nivel mundial. Recuerdo muy bien –me tocó vivirlo en primera persona- la visita del entonces presidente del Gobierno José María Aznar a Atapuerca para que apoyara la declaración de la Unesco. No sé si fue o no decisivo finalmente contar con su respaldo, pero salió convencido de la necesidad de estar presente. Así lo pensó también Rodríguez Zapatero, que acudió invitado por el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, a la sierra; y Mariano Rajoy cuando visitó el Museo de la Evolución Humana y conoció los principales fósiles encontrados.

Pero este espaldarazo político puntual no se ve reflejado, sin embargo, en el apoyo en nuestro país a la Ciencia, como bien recuerda Arsuaga o lo remarcan todos los miembros del EIA, la crisis puede pasar factura a los jóvenes investigadores, y podemos perder una generación de científicos en un país donde es muy necesario. Se puede afirmar que quizá los conocimientos que pueda aportar la paleontología no son tan necesarios para nuestro futuro. Vale. Pero poco podremos avanzar si no sabemos cómo hemos llegado hasta aquí, y además el ejemplo de los científicos que trabajan en las investigaciones de Atapuerca está sirviendo de mucho apoyo para el resto de especialidades en diversas áreas.

Con motivo de la noticia del #ADNAtapuerca tuve que contactar con numerosos medios y recibir bastantes llamadas. La última fue del Ministerio de Asuntos Exteriores porque querían incorporar a la Marca España toda la información sobre el hallazgo obtenido por el EIA y el Instituto Max Planck. Quizá sea un motivo y un revulsivo la atracción de esta última semana por la investigación lograda para que la investigación vaya logrando el espacio que se merece en el PIB de nuestro país. Se está dejando apagar el CSIC y muchos laboratorios, algunos con avanzados estudios en asuntos médicos, pues han perdido parte de las subvenciones con las que contaban; según datos recogidos de un informe del Banco Mundial –de 2011 antes de la reducción aún mayor de las ayudas- mientras Alemania invierte el 2,55 % del PIB en investigación y desarrollo y Japón el 3,45%, España solo invierte el 1,28. Y eso sin fijarnos en números absolutos, porque los PIB de los tres países son sustancialmente diferentes.

Y si nos centramos en una ciudad como Burgos, o en una región como Castilla y León, también se puede ver con números de rentabilidad económica los hallazgos que ahora se exponen en el MEH, y que debo decir que cuenta con un equipo fantástico. El soporte económico de la Junta de Castilla y León está siendo clave para el mismo. Y si se apoyan en el director científico y en el director gerente del Sistema Atapuerca, con mentes efervescentes continuamente, puede surgir un cóctel explosivo y beneficioso.

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