Partido Popular

Siempre hay numerosas expectativas en los meses previos a los congresos provinciales del Partido Popular. En Burgos, donde en ocasiones se premia al que pierde las elecciones, llevan dos décadas con los mismos jugadores. Municipales tras municipales han ido perdiendo votos y concejales en las poblaciones más significativas. Tiempo han tenido para hacer un examen de conciencia antes de las últimas, donde tras la derrota sufrida en la capital el pacto con Ciudadanos llegaba hasta entregar la Alcaldía al socio naranja. No fue así por una falta de tacto con los ediles de Vox, y se han quedado en una oposición firme pero inocua tras el acuerdo de Daniel de la Rosa con Vicente Marañón.

Al PP municipal le pilló con el pie cambiado este bipartito, que por el perfil pactista del alcalde bien pudiera haberse convertido en un gobierno de concentración. Aunque todavía resta tiempo, los del centro derecha pareciera que deberían hacer un giro en su política para presentarse a unos comicios donde mucho se definirá sobre el que ha sido votante de Ciudadanos y si mantendrá su voto o lo cambiará a algunos de sus socios (o bien el PSOE en el Ayuntamiento, o el PP en la Diputación y la Junta por poner dos ejemplos). Y en esta situación es muy importante lo que depare un Congreso Provincial, ver los posibles candidatos a suceder al presidente y al secretario regional, si es que estos por fin, a pesar de haberlo comentado, dejan los sillones, y pareciera  que Rico y Lacalle ya  han colmado el ego provincial y el local.

En el PP, hasta que iniciaran los procesos de primarias en las últimas elecciones, han estado muy amarrados todos los puestos. Es el partido donde mejor funcionaba el aparato. Apenas cabían las sorpresas y no había espacio para las mismas. Quizá por ello el proceso de examinar y reconocer los errores no era sencillo, no es fácil admitir que el problema surge de uno mismo y de los planteamientos que mantienes. El PP en Burgos perdió la capital, era la primera vez que no ganaba las elecciones en un período muy largo de tiempo, redujo considerablemente el número de procuradores, hasta perder también las regionales, y a nivel nacional las cifras no habían sido especialmente brillantes. Aparecieron dos fuerzas nuevas, ambas en un entorno cercano al propio partido lo que les quitó votantes, y lo que habían aglutinado unos años antes había vuelto a desintegrarse.

Salvaron algunos gobiernos, pero siguieron sin reconocer errores, algunos simplemente de aptitud, de diálogo y de principios; otros de planteamiento o de desconocimiento de sus propios votantes. Y los ciudadanos necesitan líderes, siempre, personas que arrastren y sean creíbles, pero cuando lo que cuenta es mantener los puestos antes que solucionar los problemas de una comunidad, la política sufre, y los partidos pierden.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...