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Madrid

Hasta una hija de Verstrynge, Lilith, estará en las listas de Unidas Podemos a la Asamblea de Madrid. Su padre, el que fuera secretario general del Partido Popular y que compitió contra Tierno en la Alcaldía de la capital, ha pasado, según reconoce, del neofascismo francés al nacionalcomunismo, y ahora colabora en la misma coalición a la que pertenece su hija como asesora del hasta ahora vicepresidente segundo del gobierno. Iglesias ha fichado también para su lista a la anterior candidata Isa Serra, o a la directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno, además del incombustible general Julio Rodríguez, al que le ha paseado por diferentes listas algunas sin éxito electoral.

Pero no es el caso de Unidas Podemos el único. El PSOE va a llenar su candidatura de personas que tienen cargos en el Gobierno de Sánchez, de hecho dicen que es el quien va completando la lista. Ahí está su ‘biógrafa’ Irene Lozano, que no lo ha hecho mal en el CSD en esta pandemia, o Jana Halloul, de migraciones y en la que tiene puestas muchas esperanzas, o la presidenta del Senado Pilar Llop, que está pasando esta legislatura sin pena ni gloria. Volvería además a una Asamblea donde inició su carrera política tras su abandono de la judicatura.

Cuentan que estos escaños madrileños van a tener más ambiente que los de la Carrera de San Jerónimo, que las batallas de Iglesias, Ayuso o Monasterio, sin contar al ‘sensato’ Gabilondo van a captar más atención. Todo depende, naturalmente, de los resultados del 4 de mayo. Los populares amagaron con Toni Cantó de quien la presidenta dijo que no lo tenía cerrado. Ayuso, por enfrentarse, lo hace también con los responsables de su partido. No suponía tanto Casado de una periodista que comenzó en el equipo de Aguirre. Ni tampoco que los primeros puestos de la lista fueran las de sus actuales consejeros, comenzando con el de Sanidad –otro zasca para los oponentes-, a partir del noveno igual llega alguien desde Génova.

De Ciudadanos nadie habla, salvo para su desaparición. Quién sabe si será Edmundo Val quien entierre definitivamente el partido si no logra el 5 por ciento de los votos en la capital. Es una lástima porque aunque el centro no existe, es necesario. Por eso Gabilondo navega hacia el centro.

El caso es que Madrid ha logrado ser la Comunidad que se observa desde todos los puntos de vista, y también la Alcaldía gobernada por Martínez Almeida, parece que con talante y talento. De este resultado depende mucho además Pablo Casado y su equipo, Pablo Iglesias y el suyo, que va dejando herederas ya en el Gobierno, y el propio Gabilondo, por no repetir que los naranjas acelerarían el proceso de disolución.  Hay que aguantar todavía 40 días de campaña.

 

Programa, programa, programa

Muchos recordarán a Julio Anguita insistir en ‘programa, programa, programa’ cada vez que llegaba una convocatoria electoral y querían confluir con lo que entonces era Izquierda Unida. Al ‘califa rojo’ se le acusó de todo, hasta de la pinza con Aznar para rebatir a los socialistas.  Ahora, a menos de quince días hay de nuevo una llamada a las urnas, algo a lo que se van acostumbrando desgraciadamente los españoles y dando un ejemplo de ciudadanía continúan acudiendo a votar, aunque eso sí, ya pocos dan un duro por las encuestas y los únicos resultados que parece que valen son los que se alcancen la noche del 10 de noviembre, tradicional mes de los difuntos.

Y en esta ocasión no se echarán de menos los programas electorales de los principales partidos políticos, porque no habrá tiempo para venderlos. La campaña se ha reducido a la mitad oficialmente, aunque mítines llevan cada líder a sus espaldas varias decenas en estos últimos meses, con éxito desigual, y sin fiarse de lo que pueda pasar en un futuro. Este domingo se publicaba un estudio en el que se anunciaba que los votos de la derecha podían superar a los de la izquierda, sin contar, claro está, a nacionalistas e independentistas, que son previsiblemente los que dilucidarán curiosamente quién puede será el próximo presidente del Gobierno de España. Porque lo del Gobierno de concentración, con Sánchez, Rivera y Casado no parece una vía posible.

Cataluña seguirá siendo el eje, la subida o bajada de impuestos una pata, y otra, quizá coja, la situación económica, las pensiones, y el paro. Nadie quiere hablar de crisis con claridad. Básicamente estos serán los temas del único debate con los candidatos a la presidencia que se emitirá en la televisión.

En las provincias no esperen nada más. En Burgos, la población ya está cansada de que continuamente le hablen de la llegada de la alta velocidad –que no cumple plazos porque los responsables políticos no quieren- o de las autovías a La Rioja y Cantabria… Por no hablar de industria, de vivienda, o de sanidad, cuando la mayoría de las Comunidades Autónomas ya cuentan con sus transferencias.  Si alguna de las principales formaciones políticas se lanza a vender sus principales objetivos para la provincia de Burgos, no pierdan el tiempo, ya lo habrán leído en convocatorias previas, y ya se habrán acusado unos a otros de haberlo dejado todo en papel mojado.

Ahora, en lugar del programa, se trata de sumar quién se lleva los restos, si se van a mantener los dos diputados socialistas, el del PP y el de Ciudadanos, o van a recuperar la mayoría los de centro-derecha, o se va a asomar Vox en lugar de Ciudadanos, visto que Podemos no parece encontrarse en sus mejores momentos. Y en el Senado, los mismos bailes. La duda real será ver si los electores mantienen el voto de antes del verano, o lo que se ha visto en estos meses les hará abstenerse o cambiar la papeleta. En unos días lo comentamos.

Publicada en DB el 28 de octubre de 2019

No lea los programas

Si usted es un habitual lector de este periódico no se preocupe por perder ni un minuto en leer los programas electorales de aquellos partidos que parece que pueden alcanzar representación; llevan repitiendo la misma cantinela unas cuantas legislaturas. Y más si casi coinciden elecciones generales y autonómicas, y si a esto sumas las locales y las europeas –las grandes perdedoras, y de las que nadie hablará- miel sobre hojuelas. Un trabajo que tiene ahorrado, porque volverán a reivindicar el Madrid directo, la autovía a Cantabria, la de La Rioja, el maldito AVE, proyectos para hacer en el solar del antiguo hospital, algún aparcamiento en algún lugar nuevo de Gamonal y que el casco histórico sea Patrimonio de la Humanidad.

Solo recuerdo propuestas innovadoras de aquellos que concurrían por vez primera, o estaban ya de vuelta, como el caso de  la eliminación de la ORA en la capital burgalesa, o la construcción de un parque de atracciones en El Castillo. Y ya si hablamos de esta región en la que nos ha tocado vivir, sumen declaraciones sobre la despoblación de esta España vacía, que cada vez es más extensa, en esta Castilla.

Al final, lo que distingue a las formaciones políticas son aquellos temas de calado en los que cada votante puede tener una idea diferente. Se acaba de ver en el enfoque que sobre el Día Internacional de la Mujer han tenido. Desde lo que han llamado el feminismo liberal al feminismo socialista, a aquellos que dicen que no es necesario el feminismo.

Para mí el 8 de marzo siempre será el cumpleaños de mi madre, que tuvo que criar cuatro hijos, que ejerció de maestra en pueblos y en la ciudad, a la que nadie le dio nada y luchó por aquello que quiso con dignidad, y que nos dejó no hace mucho tiempo, años después de haberse ido también su marido, mi padre. Para mí eso es el feminismo.

Pero también concurren otros temas como la libertad, en temas polémicos sobre la educación o la vida, que son interpretados de diferente manera. La capacidad de los padres para elegir la educación que quieren para sus hijos se puede otorgar de forma diversa. Igual que el derecho a una muerte digna que se convierte prácticamente sinónimo de eutanasia. ¿Es digno dejar morir a una persona porque la sociedad le ha dejado sola, sin esperanza? O cuál es la España que queremos los propios españoles. Figura la solidaridad entre los primeros valores, o una buena cuenta bancaria.

Saben lo que puede generar más optimismo. Que los líderes principales de estos partidos son jóvenes, aunque quizá con demasiados años militando y dedicados casi con exclusividad a la política, pero tienen tiempo para equivocarse y corregirse. Tienen ocasiones para cambiar.  Y pueden escuchar todavía a millones de personas que no están de acuerdo con lo que ven.

Políticos

No todos son mentirosos, ni serviles, ni ladrones… El problema es que las actitudes de algunos de los que han representado a los principales partidos han sido así. Y  otros que los representan se creen que están en el olimpo de los dioses, en lugar de en el limbo. Pero, pese a todos,  mi máximo respeto a los políticos. A esos que se dejan la piel por su pueblo, por su ciudad, por su autonomía e incluso por España. Y lo hacen con respeto por sus vecinos, por los ciudadanos, por sus contrincantes, que no enemigos.

La gran mayoría de nuestros representantes públicos no tienen el salario de un congresista o un diputado del Parlamento Europeo. Y trabajan más de las ocho horas que fijan los convenios de la empresa privada. Les falta , es cierto, capacidad de liderazgo. Pero les sobra laboriosidad y honradez a patadas. Es cierto que a algunos el cargo les cae un poco grande, pero el número de representantes públicos que tienen que buscar los partidos para completar las listas municipales, autonómicas, generales y europeas es enorme. Y ahí puede acabar cualquiera. También los que se creen más listos. También los soberbios. También los faltosos, los perezosos y los jetas.

Pero siguen siendo minoría frente a los que han llegado a la política con vocación de servicio. Personas que sacrifican su trabajo y su familia por el bien común. Quizá también un buen sueldo. Al menos durante una legislatura porque luego necesitan volver a su actividad privada.

Gente a la que no le gusta aparecer en las fotos, y que lo hace por obligación. Políticos preparados que conocen la historia de España para evitar caer de nuevo en los mismos errores de un país cainita. Que conocen la de Castilla y León para intentar ofrecer a sus administrados dosis de autoestima y amor propio. Que toman decisiones que no buscan votos, sino lo mejor para sus conciudadanos, y por eso pueden mirarles a la cara.

El asunto es que aquellos que tienen que confeccionar las listas algunas veces les da miedo buscar a los mejores porque les ensombrecerían. Y otras, que el ejemplo que han generado otros compañeros aleja de las mismas  a personas capaces y preparadas. Aun así, siguen siendo mayoría los que más allá de su puesto ven personas a las que llegar y buscan solucionar problemas de verdad, que los hay y muchos, al margen de los que aparecen en las tertulias, y no repetir la misma cantinela en cada programa, en cada cita electoral.

El próximo 26 de mayo, además de celebrar el cumpleaños, tocará ir a votar. Seguimos sin listas abiertas para eliminar a los poco fiables. Pero será una votación libre que decida quiénes queremos que nos gobiernen. Y modelos para valorar contamos con unos cuantos.

El candidato

Lleva meses anunciando Álvaro Melcón es Escaño Cero (Onda Cero, 13.15 horas) que Javier Lacalle no será el candidato del Partido Popular al Ayuntamiento de Burgos. Su cercanía al actual presidente regional de la formación política quizá le lleve por otros menesteres. Es cierto también que lleva muchos años en la Plaza Mayor, tanto como mano derecha de Aparicio o como principal edil, y eso además de quemarle suma decisiones controvertidas y hace olvidar las buenas, aunque todavía todo podría ocurrir.

Recuerdan estos momentos lo ocurrido en el último año y medio con Valentín Niño una vez anunciada su retirada. Fueron unos meses caóticos, donde inicialmente no había una alternativa clara a Niño ya que algunos de los designados no aceptaron la propuesta. Probablemente la causa fuera que no tenían clara una victoria por mayoría absoluta, como puede volver a suceder en el 2019, y no querían jugársela y pasar al menos cuatro años en la bancada de la oposición, algo a lo que no estaban acostumbrados en el centro derecha en la tradicional –entonces- capital castellana.

Ahora podría pasar lo mismo, que Lacalle anunciara pronto su abandono del sillón municipal y que no se conociera quién ocupase el primer puesto en la candidatura. Dicen que hay tres nombres que suenan más que otros, como es el caso de Carolina Blasco, Salvador de Foronda y Ángel Ibáñez, el tapado en Valladolid. Precisamente será el actual alcalde como responsable de organización del partido a nivel regional quien de el visto bueno definitivo con el aval de Mañueco, quien por cierto ha asegurado que los candidatos a las Cortes Regionales se conocerán antes del verano, pero que las listas municipales probablemente esperarán.

Podría ser que Lacalle encabezara esta lista en Burgos, para asegurar al menos su puesto de procurador, no fuera a ser que el PP no gobernase y el alcalde se quedara compuesto y sin novia, esperando un cargo que no llegaría. De eso también es consciente el presidente regional, quien sabe que probablemente si gana tendría que gobernar en minoría con pactos. Y también lo es Herrera, quien ha afirmado recientemente que Ciudadanos ha venido para quedarse, y que hay que contar con ellos.

Podríamos volver a tener en Castilla y León un gobierno con dos partidos y distribución de consejerías. No soy adivino, ni creo en las meigas, pero he llegado a soñar que Pocholo sería responsable de Cultura, y dado su pasado comunero se pueden imaginar hasta dónde llegaríamos.

También es verdad que no todos los nombres de la formación naranja son como Albert Rivera e Inés Arrimadas, y los votantes ya comienzan a tener experiencia sino de su forma de gobernar, sí de la manera de hacer oposición en municipios y autonomías, y de cómo se pueden alinear con la derecha y con la izquierda.

Aunque todavía faltan meses para resolver la cuadratura del círculo, pronto conoceremos los primeros pasos, y algunos puede que sean sorprendentes. De hecho, si de algo estoy casi seguro, es que no habrá ningún alcalde en capital de provincia en Castilla y León con mayoría suficiente para gobernar. Y, de nuevo, los pactos.

 

Cafés con sobresalto

Este año vamos a estar desayunando con encuestas casi cada semana, así que a más de uno se le va a atragantar el café de los domingos con los vaivenes electorales de las intenciones de voto.

La última ha sido la de Metroscopia de El País -hay que citar la empresa demoscópica porque habrá que ver también quién acierta al final- . En esta, además de la consolidación de Podemos como primera fuerza, presenta un notable avance Ciudadanos, con relación a otros comicios. Y por otro lado, Pablo Iglesias ya cuenta con más gente que le desaprueba la gestión que la aprueba.

Sin embargo, el PP es el partido que mantiene más fidelidad con su electorado, aunque todavía no llega al cincuenta por ciento de los que le votaron en 2011. Ahí parece que tiene que ejecutar su trabajo fundamental, con aquellos que ya han elegido su papeleta al menos una vez para que les representaran en el Congreso o en el Senado -aprovecho para insistir una vez más en la desaparición de la Cámara Baja que ahora mismo es un sin sentido para colocar a correligionarios de los partidos-, que no busque nuevos caladeros que en estaocasión no los encuentra.

Otra consecuencia de todas las encuestas parece que es la desaparición de la abstención, o al menos así pretenden hacernoslo ver, casi toda ella se va a nuevas formaciones políticas u otras emergentes. Con lo que van camino de ser las elecciones más representativas de la historia reciente, salvo con el voto de mi madre que me ha confesado ya su abstención pues está cansada de absolutamente todos los políticos.

Pocos saben, en verdad, lo que va a ocurrir en noviembre de 2015. También poco se conoce de lo que pasará a finales de mayo en municipios y autonomías. Por centrarnos en Burgos capital, la izquierda de la izquierda anda dividida: en IU han tenido desbandada y los que se han quedado quieren confluencia con otras listas; Ganemos reclama que sean ellos los que unifiquen esa lista, cuando todavía no han demostrado apenas nada en la ciudad; Burgos Decide también se postula para ser quienes lideren, pero quién decide en Burgos Decide; y Podemos se deja querer, sabiendo que ahora son la marca que vende, pero que también han optado, de momento, por no presentarse a municipales sino es en alguna gran ciudad o en lugares donde sean claros aspirantes a la victoria, pero también pueden variar pues Iglesias es dado a bamboleos varios.

Los ‘tradicionales’: pues el PSOE a salvar los muebles, complicado trabajo se le presenta a Daniel de la Rosa. UPyD mucho haría si renovara los tres ediles. Y el Partido Popular, pues podrían plantearse, todavía estamos a tiempo, realizar unas primarias, como le piden los propios votantes, y preocuparse más de lo que demandan los ciudadanos, no en infraestructuras exclusivamente, sino en valores y formas de actuar; quizá con eso pudieran recuperar ese electorado que parece que se les va. Mucho se va a escribir de política y políticos en las próximas semanas, pero no serán mucho los que acierten, o por falta de confianza o por excesiva.

El cambio abstencionista

Esta semana pasada han sido muchos los que han opinado sobre las dos encuestas conocidas de intención de voto; me quedo con una reflexión que me parece especialmente interesante, aquella que afirmaba que la abstención ha cambiado de lado: los que hasta ahora decidían no votar han optado por acercarse a las urnas, de momento virtualmente, y los que siempre votaban, pasan.

Los abstencionistas son un mercado flexible. El que más logró evitarla fue Felipe González, que en 1982, consiguió que la participación rozara el 80 por ciento. Algunos dicen que ahora hemos vuelto a aquellos tiempos, por el deseo de cambio. En general, en la abstención se unen pasotas con antisistemas, tipos quemados permanentemente, jóvenes desencantados … En el bando contrario, aquellos que son fieles a su cita con las urnas, suelen ser la gente de orden, que haberla hayla en el centro, la izquierda, y la derecha.

Parece pues que esa gente, la de ‘orden’ -entre los que puede encontararse usted, amigo lector- de momento ha decidido quedarse en casa, y está esperando algunos signos mejores que los que hasta ahora se manifiestan para volver a encontrarse con esos partidos tradicionales que tanto le han podido defraudar. Y no le falta razón a ese 20 por ciento de españoles que no sabe, y por ello no contesta, a quién depositar su confianza, porque se la han robado unos mangantes, lo que ocurre que esos mangantes, esos getas y corruptos, no son el todo de las formaciones políticas, aunque sí desgraciadamente su imagen actual.

El partido del Gobierno nos ha obligado a un esfuerzo extra durante estos años, a los funcionarios les ha congelado el salario, a todos nos han subido los impuestos, otros han visto rebajadas las ayudas que percibían. Bastantes han sobrevivido gracias a la familia -lo más valorado por el CIS-, los ahorros o un apretarse el cinturón en exceso.

Si quieren recuperar parte del voto que han perdido en los sondeos, el PP -le señalo a él por ser quien manda- debe realizar más acciones que las que promete. La semana pasada pedía en estas líneas la eliminación del Senado, era un ejemplo, quizá por ahora imposible, aunque no cejaré en la solicitud; pero hay decenas, cientos de actuaciones meridinamente claras, y algunos deben ir dirigidos también a cambiar los nombres de sus candidatos.

Parece como si estuvieran los partidos de siempre con la mente en plano. Cambien y despierten!

El ajuste fino

Si gana Mariano Rajoy las elecciones el próximo domingo toca ajuste fino, de apretarse el cinturón uno o dos agujeros más; si el que gana es Alfredo Pérez Rubalcaba será lo mismo. Por mucho que ambos intenten mirar hacia otro lado estos últimos días de campaña. De algo estamos seguros, sin embargo, que no serán los pensionistas los que en esta ocasión vean congeladas sus cuentas, ni quizá los funcionarios o asimilados que ya llevan un tiempo pagando el pato, ni tampoco las prestaciones de los más de cinco millones de parados que inundan en silencio nuestro país. El recorte está llegando a todas las administraciones para evitar una intervención que estaría cantada si no se redujeran esos miles de millones de euros en gasto que Europa nos impone. Se acabaron los planes E y los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas perfilan un 20 por ciento menos en sus presupuestos. Ya seamos del grupo de los fuertes o del de los más débiles.

Cabe también la posibilidad de que las dosis de optimismo necesarias para España sean aportadas por el nutrido grupo de empresarios que prefiere un gobierno liberal de centro derecha que uno intervencionista de centro izquierda. En cualquier caso, la recuperación no vendrá en unos meses, ni en un año, y si el próximo presidente del Gobierno se plantea como hizo Aznar el déficit cero, estamos peor que entonces y para lograrlo se necesitarán muchos sacrificios y quizá demasiada imaginación.

Nadie ha aportado varitas mágicas al nuevo tiempo. Las declaraciones de Rubalcaba dejan entrever que durante dos años sería el Estado quien aportara los fondos que no tiene. Rajoy es cierto que no ha ofertado todavía sus medidas, salvo lo que siempre ha dicho el PP, en lugar de subir los impuestos, que haya más gente que los pague, y para eso más empleo. Parece una pescadilla que se muerde la cola, y desde luego las claves económicas no son ni parecidas para uno y otro candidato. Ya sabemos lo que han traído unas políticas, pero qué traerán las otras.

Lo que sí tiene en la cabeza el candidato popular es su esquema de Gobierno, ha sumado ya muchos días para si los ciudadanos le respaldan poner en pocas semanas un equipo sobre la mesa de técnicos y políticos que sean capaces de tomar decisiones sin arrugar el ceño y previendo una fuerte contestación sindical en la calle, no en vano llevan siete años sin apenas respuestas a un ciclo económico que ha subido en más de tres millones el desempleo y que ha supuesto que haya desaparecido el crédito para cualquier iniciativa, pequeña o grande, económica.

Y los ciudadanos. Pues si se fían de los políticos, deberían comenzar aquellos que tienen facturas pendientes con las administraciones empezar a cobrarlas. Ese ha sido su compromiso. Y los autónomos no pagar el IVA hasta que no reciban el dinero de las mismas. Y los trabajadores pactar con las empresas las condiciones para que esta siga adelante en tiempos de incertidumbre, sabiendo sin embargo que los derechos que se pierdan serán difíciles de recuperar. Parece una campaña triste, pesimista y alejada de las familias, de las necesidades reales. Y da pena.

Viendo la tele

Como ante la televisión, casi nunca lo hago, pero la semana pasada ha sido un poco complicada, ya saben, obras en casa, líos en el trabajo. Veo La 1, cadena que por cierto me parece que no está tan politizada como aseguran algunos portavoces populares. Escucho que Corcuera, el exministro que se presentó por Burgos por su origen en Pradoluengo, y que no volvió a pisar las calles de esta tierra, se enfrentó con un policía local en Sevilla en plena Feria de Abril diciéndole que no sabía quién era él. Al de la patada en la puerta no le vas a pedir que guarde las formas. Pero él es un simple ciudadano como yo, debe respetar la autoridad y por eso le han juzgado. Recuerdo que al poco de llegar a Burgos también un respetable concejal en un pequeño incidente en la calle me dijo que no sabía quién era él. Le olvidé.
En otra noticia escucho a González Pons (la televisión pública peca de mucha política, pero casi lo prefiero a un encadenamiento de un suceso tras otro) afirmar que Rajoy cuando gobierne tendrá que escuchar a todos los grupos políticos. Evidente. Pons sigue en sus trece con la porción de soberbia que aleja a posibles votantes, y sobre todo con ninguna humildad que es la que merecen todos los ciudadanos antes de unas elecciones para afirmar quién será el próximo presidente del Gobierno. Pocos dudan que este país merece un cambio radical, pero eso no exime a algunos responsables populares a bajar al suelo y sentirse como muchos de los españoles lo hacen, sumidos en la crisis, en un ERE, en una bajada de sueldo, pendientes los autónomos de pagos de las administraciones…
Llega la noticia de salud y es el Día del Corazón. Sacan a un tipo que acaba de sufrir un infarto, a otro que dice que la solución es comer poco y andar mucho y a un médico que confirma que la obesidad lleva a la hipertensión y la diabetes. Me miro satisfecho por los avances producidos este año, pero lamento los que me quedan todavía para el resto de estos tres meses. Espero lograrlo. Otra noticia más de salud es sobre el consumo de alcohol entre los jóvenes. A la ministra de Sanidad no le preocupa que 6 de cada 10 menores de 18 años beban todas las semanas, lo que le intranquiliza es la cantidad de lo que beben. Ninguna de las administraciones, ni las locales -no hay más que comprobar el caso de Burgos-, ni las nacionales, han combatido el botellón, quizá sea ya el momento, porque mañana puede ser tarde.
Acaba el telediario con el Barcelona y con Messi, lamentablemente el próximo equipo al que se enfrentan es el Sporting. Recuerdo con nostalgia, mientras contemplo el gol de Villa en la Liga de Campeones, que el año pasado ganamos al Madrid y empatamos con este Barça de Guardiola y sueño de nuevo con la victoria sportinguista.

El Gobierno de los mejores

Ahora que nos encontramos a las puertas de unas elecciones municipales y autonómicas y en clave ya de las generales que tendrán lugar en 2012 (aunque algunos tertulianos abogan por su adelanto, pero no parece que sea esta la opinión de los implicados), estamos volviendo a escuchar de muchos candidatos que volverán a contar en su gobierno con los mejores para cada uno de los puestos, buenos profesionales y personas capacitadas para sacar el municipio, la comunidad autónoma o la nación adelante. Luego suele llegar la gran decepción para los votantes y es que se encuentran con que su vecino de al lado, aquel con el que tantos desencuentros ha tenido y al que tanto ha criticado, forma parte de ese equipo de gobierno local que supuestamente va a sacar la ciudad adelante en medio de una crisis de la que todavía no se atisba el final. O que los elegidos para formar parte del consejo de ministros son barones o miembros de familias históricas de ese partido político, o divididos por una cuota entre hombres y mujeres, sin tener en cuenta su idoneidad, siempre he pensado que para llevar las responsabilidades de una administración en materia de Sanidad lo inteligente sería que fuera un profesional de la Medicina o un economista quien se pusiera al frente. Ocurre también que algunos son elegidos por pertenecer a un territorio al que hay que hacer un guiño (que no solo hay cuotas por razón del sexo), para que luego no se lamente que su provincia, o su región no cuenta con grandes representantes en gobiernos regionales o centrales.

Y es que los partidos políticos, y los miembros que lo forman, vuelven a estar encuesta tras encuesta entre los temas peor valorados por los ciudadanos. Y no será fácil que escalen posiciones en ese ranking. El problema, el real, el que nos toca a todos, es que casi llegamos a los cinco millones de parados en España, a los 30.000 en Burgos y aunque haya responsables de tan altas cifras, la obligación de sacar este país, esta región o esta ciudad adelante no la tienen solo los que gobiernan, sino la oposición y todos los representantes públicos. Son ellos los que pueden tomar decisiones, generar confianza, de tal manera que avancemos en las soluciones necesarias.

Esos ciudadanos –que no necesariamente tienen que ser políticos de carrera, aunque tampoco hay que descartarlo, pero habrá que regenerar lo suficiente esta profesión- hay que buscarlos ahora antes de la primera cita electoral de mayo. Y no será un trabajo fácil, posiblemente los cabezas de lista se encuentren con algún desplante, pero si hay que dar optimismo a los ciudadanos –y sobre todo a los empresarios que son los que con su carácter emprendedor pueden hacer mucho por su tierra- estos posiblemente esperen encontrarse con personas solventes y que han demostrado ya su capacidad de trabajo. El problema de los partidos es que han crecido tanto y de tal manera que hay que ocupar a muchos miembros de los mismos. Y no hay lugar para el resto de españoles.