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Pequeño comercio

A  pocos metros de mi casa hay una tienda de ultramarinos que regenta un joven chino. Es pequeña y pese a que a una distancia relativamente cercana se encuentran dos pequeñas superficies, es optimista y sigue abriendo su humilde comercio. Eso sí, ha decidido que solo vende lo que se demanda.  No se arriesga a incluir productos que no se vayan a comprar. Aunque en alguna estantería se exhiben alimentos de su país, que no parece que se consuman mucho. Tiene un buen elenco de todo tipo de aperitivos, dulces, chocolates. Artículos de primera necesidad a los que también suma agua, vino… Algo de limpieza, y fruta, bien escogida. Los precios, los de todas los establecimientos de comestibles. Y los horarios, casi como el resto de negocios, aunque es cierto que todavía abre los festivos, pero sin embargo –sorprendente para un chino– intenta mantener sus vacaciones anuales. Es simpático y atento, va manejando el castellano, y si no está ocupado, en su pequeño ordenador observa películas y series chinas. Y alguna vez puedes coincidir con dos pequeñajos divertidos, sus hijos. Comprar aquí tiene su aquel.

Qué quieren que les diga. Prefiero llegar a un lugar y que ya sepan que tomo descafeinado con leche, que otro donde se multiplican los cafés pero nunca lograrás que esté templado, siempre te lo sirven ardiendo por mucho que insistas. Saben, un estudio de Bank of America, el segundo banco más grande de Estados Unidos, acredita, en un trabajo que se ha conocido esta semana, que los españoles nos gastaremos este año en compras on line nada menos que 49.000 millones de euros (en pesetas 8.134.000.000.000). Casi a la par le sigue lo que compraremos en los centros comerciales, un total de 46.000 millones de euros. Es curioso, pero el sorprendente crecimiento de la venta por internet no ha hecho disminuir la de las grandes superficies, que también ha crecido al contrario, imagino, que las ventas de los pequeños o medianos comerciantes.

Precisamente, son estos profesionales, en su mayoría autónomos, los que acaban dando vida a nuestros centros históricos. Los que generan empleo más directamente, o tienen a una familia vinculada a un comercio durante toda su vida y con unos ingresos que suben y bajan, eso sí a cambio de muchas horas de trabajo pocas veces recompensadas. Nada menos que 18.000 autónomos ha perdido la Comunidad de Castilla y León en la última década, muchos procedentes de este sector, que intentan emplearse en otros cometidos. Claro está que en el mundo que nos ha tocado vivir, la competencia es un hecho, y frente a la oferta de la venta digital, en la que en un click cuentas con un gran escaparate , las tiendas más pequeñas deberán trabajar más por la atención, por la especialización, por aconsejar a sus clientes –quién no deja escuchar las sugerencias de su librero antes que Amazon- , por facilitar la devolución del producto, por proponer ofertas atractivas.

Publicado en DB el 23 de diciembre

6.900 héroes

Más de mil doscientos burgaleses al año optan por capitalizar la prestación que deberían recibir por el desempleo tras cerrar sus empresas o ser despedidos para reunir fondos y arriesgar montando su propio negocio. En total han sido 6.900 en los últimos cinco años, según contaba en DB el pasado viernes Guillermo Arce (Tiene twitter @lahojadelarce y les recomiendo su seguimiento, en un tuit reciente acaba de publicar precisamente una frase clara y contundente: “Los responsables de todas las administraciones públicas deben poner sobre la mesa todos sus sueldos antes de exigir austeridad a los demás”) en un artículo que no deja de sorprender, ya que por la fama que los propios ciudadanos de esta tierra se dan a sí mismos no pareciera que fueran precisamente demasiado emprendedores. La gran mayoría de esos miles de ex parados se han convertido en autónomos, la profesión más compleja, más dura y perseverante en la actualidad.  Lo curioso, según cuenta el periodista, es que muchos lo han hecho para realizar el mismo trabajo que ejecutaban antes de ser despedidos o el cierre de su empresa. Algo, efectivamente, no casa, porque si están negociando en el mismo sector, qué ocurrió para que causaran baja.

Son 6.900 héroes que sumar a los dos millones de autónomos que hay en España. Sorprendentemente nuestro país –no pudiera parecer así- es el quinto de la Unión Europea en número de ellos, detrás de Italia, Reino Unido, Alemania y Polonia, países mucho más poblados. Son ellos a los que más ha afectado la subida del IVA y de la retención del IRPF, junto con el hecho de tener que adelantar el pago del IVA a Hacienda sin haber cobrado las facturas.

Algunos pequeños emprendedores merecerían un monumento, habitualmente son los más desprotegidos ante los vaivenes económicos pero muchos han sabido con imaginación, profesionalidad y trabajo ir sorteando escollos que permitan mantener su empleo, o los de las pocas personas que colaboran y cooperan con ellos. Han recibido legislatura tras legislatura demasiadas promesas de todas las administraciones públicas y son los que pacientemente esperan cobrar sus facturas un tiempo más extenso de lo necesario. Cuentan con mayor dificultades para lograr financiación al tener un patrimonio personal limitado. Pagan religiosamente todos los meses, hayan obtenido ingresos o no, mientras viceversa ocurre lo contrario.

Las organizaciones empresariales, ya sean Cámaras de Comercio o patronales, saben que son legión ya y que son objetivos prioritarios para procurarles formación y ayudas, porque viven muchos en un riesgo permanente. Con esas perspectivas, no es extraño que en las encuestas entre estudiantes universitarios todavía la mayoría piense que lo mejor es convertirse en funcionario. Chavales, toca cambiar la perspectiva, de momento no se convocan oposiciones y hay muchos en lista de espera. Entre todos, debemos crear una comunidad donde precisamente ser emprendedor sea una ventaja y no un impedimento.

Lo primero, pagar las facturas a autónomos y empresas

Burgos cuenta con unas 25.000 personas que trabajan como autónomos, aproximadamente el mismo número que el de funcionarios de esta provincia. En Castilla y León, los trabajadores que lo hacen por cuenta propia ascienden a 180.000 y son sin duda los que cada día se sacan las castañas del fuego, los que no pueden perderse enfermos, y a los que la crisis les está zarandeando, aunque también son momentos para oportunidades y unos cuantos han logrado salir adelante, aunque no lo hayan hecho precisamente gracias a las administraciones, porque uno de cada tres tiene pendiente el cobro de facturas de los entes públicos.

En Burgos, por ejemplo, en torno a 17.000 autónomos andan buscando la forma de que les paguen, y eso pese a que con la reforma de Ley de Morosidad se redujo a 50 días el plazo que en 2011 tenían las administraciones para pagar a sus proveedores, 40 a partir del 1 de enero de 2012, pero la media se cifró en 162 días (casi seis meses, y si hacen cálculos si a algunos les pagan en tres, a otros en nueve).

Es por ello que pocos dudan que una de las principales acciones que deben hacer los responsables de las administraciones es pagar las facturas no solamente a los autónomos sino también a las empresas que cuentan con empleados a los que abonan su salario puntualmente. Indudablemente, muchos se han empeñado en que lo necesario en una economía en crisis es la reforma del mercado de trabajo. Y habrá que darle quizá algo más de cien días al Gobierno para demostrar que va por el buen camino, y sino en su momento silenciarle en las urnas. Parecen  razonables las medidas que conllevan por ejemplo la bonificación de las cotizaciones sociales para la contratación de menores de 30 años o la reforma del IVA para que no haya que pagarlo hasta que se cobren las facturas, pues por este punto el año pasado los autónomos adelantaron más de 2.000 millones de euros antes de cobrarlos. Pero de momento son más declaraciones a los medios de comunicación que realidades, y cualquier autónomo sigue abonando sus 250 euros mensuales a margen de si tiene trabajo o no, no podría hacerlo en función de sus ingresos reales, como parece que ocurre en otros países?

Sin duda los votantes del gobierno municipal de Burgos estarán también más de acuerdo en que sus responsables paguen todas las facturas antes que la construcción de mega infraestructuras que lo único que suponían era aumentar la deuda y los impagos en un momento precisamente de vacas flacas. No es la primera vez que escribo que el Pabellón Arena (eso sí con otro nombre) es necesario en una ciudad que pretende como Burgos convertirse en referente de eventos y congresos, pero lo primero es lo primero, servir a los ciudadanos.

El ajuste fino

Si gana Mariano Rajoy las elecciones el próximo domingo toca ajuste fino, de apretarse el cinturón uno o dos agujeros más; si el que gana es Alfredo Pérez Rubalcaba será lo mismo. Por mucho que ambos intenten mirar hacia otro lado estos últimos días de campaña. De algo estamos seguros, sin embargo, que no serán los pensionistas los que en esta ocasión vean congeladas sus cuentas, ni quizá los funcionarios o asimilados que ya llevan un tiempo pagando el pato, ni tampoco las prestaciones de los más de cinco millones de parados que inundan en silencio nuestro país. El recorte está llegando a todas las administraciones para evitar una intervención que estaría cantada si no se redujeran esos miles de millones de euros en gasto que Europa nos impone. Se acabaron los planes E y los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas perfilan un 20 por ciento menos en sus presupuestos. Ya seamos del grupo de los fuertes o del de los más débiles.

Cabe también la posibilidad de que las dosis de optimismo necesarias para España sean aportadas por el nutrido grupo de empresarios que prefiere un gobierno liberal de centro derecha que uno intervencionista de centro izquierda. En cualquier caso, la recuperación no vendrá en unos meses, ni en un año, y si el próximo presidente del Gobierno se plantea como hizo Aznar el déficit cero, estamos peor que entonces y para lograrlo se necesitarán muchos sacrificios y quizá demasiada imaginación.

Nadie ha aportado varitas mágicas al nuevo tiempo. Las declaraciones de Rubalcaba dejan entrever que durante dos años sería el Estado quien aportara los fondos que no tiene. Rajoy es cierto que no ha ofertado todavía sus medidas, salvo lo que siempre ha dicho el PP, en lugar de subir los impuestos, que haya más gente que los pague, y para eso más empleo. Parece una pescadilla que se muerde la cola, y desde luego las claves económicas no son ni parecidas para uno y otro candidato. Ya sabemos lo que han traído unas políticas, pero qué traerán las otras.

Lo que sí tiene en la cabeza el candidato popular es su esquema de Gobierno, ha sumado ya muchos días para si los ciudadanos le respaldan poner en pocas semanas un equipo sobre la mesa de técnicos y políticos que sean capaces de tomar decisiones sin arrugar el ceño y previendo una fuerte contestación sindical en la calle, no en vano llevan siete años sin apenas respuestas a un ciclo económico que ha subido en más de tres millones el desempleo y que ha supuesto que haya desaparecido el crédito para cualquier iniciativa, pequeña o grande, económica.

Y los ciudadanos. Pues si se fían de los políticos, deberían comenzar aquellos que tienen facturas pendientes con las administraciones empezar a cobrarlas. Ese ha sido su compromiso. Y los autónomos no pagar el IVA hasta que no reciban el dinero de las mismas. Y los trabajadores pactar con las empresas las condiciones para que esta siga adelante en tiempos de incertidumbre, sabiendo sin embargo que los derechos que se pierdan serán difíciles de recuperar. Parece una campaña triste, pesimista y alejada de las familias, de las necesidades reales. Y da pena.