Archivo de la etiqueta: san juan de Dios

Paliativos con conciencia

En marzo y abril de este 2021  volvió el parlamento francés a debatir un proyecto de ley de eutanasia. El ministro de Sanidad se había mostrado contrario porque aseguraba que la ley vigente permitía resolver la inmensa mayoría de las situaciones difíciles remarcando que la verdadera prioridad es reforzar los cuidados paliativos. En Francia la legislación aprobada en 2016 autoriza la sedación profunda de pacientes terminales pero cierra la puerta a la eutanasia activa.

El ministro cumplió lo prometido y presentó un plan quinquenal de cuidados paliativos y soporte al final de la vida. Aunque han aumentado de 139 a 164 en cinco años las unidades paliativas, todavía no existen en 24 departamentos (provincias). También la previsión para 2025 es que haya 350 médicos especialistas más para cubrir las necesidades de este área, por lo que habrá una especialización universitaria en medicina paliativa.

Los cuidados paliativos son un derecho del paciente, y deben estar accesibles para todos y en todas partes. No es la primera vez que esta Página par se ocupa de esta situación ya sea de una forma directa, o indirecta y en Burgos lamentablemente el desacuerdo existente entre el Sacyl y el Hospital San Juan de Dios, el lugar donde más paliativos se atienden en nuestra provincia, hace que este servicio que realizan pueda desaparecer por el cierre de la clínica. Y aunque desde el servicio público de Sanidad se asegura que el Complejo Hospitalario (HUBU y Valles) asumirían este trabajo, con los problemas que existen de listas de espera, etc. no parece que nuestros ancianos enfermos permanentes vayan a convertirse por una vez en urgente prioridad.

Otra patata caliente en la que muchas veces lo que falta es cariño más que medios técnicos. Una buena alimentación y una delicada atención, que cumplen la mayoría de profesionales sanitarios. Más nada se oye de presupuestos, estrategia o planificación cara al posible cierre o finalización del convenio con el hospital del paseo de la Isla. Puede que ambos tengan razón, y el acuerdo sea escaso financieramente, o que los hermanos no cumplan con los objetivos marcados en operaciones y consultas. Y que solo para la atención de paliativos no se mantenga abierto todo el centro por los costes que supone.

¿Existe ya un estudio para conocer hasta dónde se podría llegar en el Divino Valles con estas unidades de cuidados paliativos con el mismo coste del convenio? ¿De cuántas camas estaríamos hablando? ¿Cuántos médicos, enfermeras, auxiliares se podrían contratar? ¿Queremos darles a los mayores la dignidad que merecen y agradecerles los servicios prestados para que sus últimos meses o días sufran –en el corazón y en el cuerpo- lo menos posible? Ya hay asociaciones de voluntarios que acompañan a ancianos y enfermos solos ¿se va a contar con ellos? Algo habrá que hacer, y pronto.

 

 

 

 

75 años, y en paz

¿Qué es lo que pasa por la cabeza de una persona de 75 años, con algún problema médico, para trasladarse al centro del origen del ébola? Justino Izquierdo había vivido en Liberia casi 40 años, durante más de 10 había sido director del hospital que los hermanos de San Juan de Dios habían levantado en su capital, Monrovia, fruto, sobre todo, de mucho esfuerzo personal y económico.

Un hospital que ha conocido muy de cerca el hermano Justino, así como sus dos compañeros de orden fallecidos por el maldito virus, que ha acabado con la vida de casi 5.000 personas en el corazón de África. Pero ese hospital estaba cerrado y Justino quería reabrirlo, junto a dos compañeros de la ONG que precisamente con miras al tercer mundo han organizado los hermanos de San Juan de Dios.

Justino, cuando escribo estas líneas no se ha confirmado todavía como negativa la segunda prueba de ébola, aunque es lo previsible, tiene que tener un corazón muy grande, para lanzarse a viajar hasta Liberia, pese a las dificultades personales. Sus propios compañeros le fijaron el tiempo que debería estar allí. Un mes. E incluso el viaje tenía la fecha de billete de vuelta cerrada.

Y se lanzó al vuelo. Al final los gobernantes liberianos no permitieron la reapertura del Hospital de San José, pese a sus insistencia, mientras convivía con otros misioneros. Probablemente todo su esfuerzo, el traslado, el vuelo, la miseria que volvió a comprobar con sus ojos, menoscabó la salud del hermano y en el viaje alcanzó unas décimas de fiebre, aquellas por las que fue ingresado en el hospital Carlos III para su observación y dónde todavía sigue.

Hay que estar muy en paz consigo mismo, con los demás y con Dios, para afrontar lo que ha hecho Justino, y no solo Justino, sino -como lo hicieron previamente- Manuel García y Miguel Pajares, sus dos compañeros muertos por el virus, o las decenas de misioneros que todavía se encuentran en Sierra Leona, Liberia, Nigeria… En Burgos sabemos mucho de entrega sin condiciones, de hermanos Maristas asesinados a machetazos en Zaire, mientras atendían un campo de refugiados atacados por la milicia ruandesa; de jesuitas, dedicados a la educación, a tiros en El Salvador por militares de ese país centroamericano. O el trabajo abnegado de miembros de ONGs que se encuentran también en países del Tercer Mundo intentando prevenir y limitar los efectos de enfermedades infeccionsas, jugándose su propia vida.

Pero no hay que acercarse necesariamente a África, a Asía o a algún país americano. En España, en el primer mundo, todavía hay gente que vive y muere sola, personas que necesitan tener cerca a un ser humano que le fortalezca en esas últimas horas, o en momentos difíciles de su vida. En esto también Burgos es solidaria, y son muchos los jóvenes y mayores que pertenecen a organizaciones solidarias que nos elevan el alma y nos hacen más humanos.