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Listas abiertas, cerradas o desbloqueadas

Resulta cuando menos curioso comprobar que ha sido una presidenta de un partido de centro derecha la que ha abierto el camino abogando por las listas abiertas –desbloqueadas- en su investidura en la Comunidad Autónoma mientras que la social democracia lo cuestiona, alegando que se tiene que llegar a un consenso en todo el país. Esas, básicamente, fueron las posturas de Esperanza Aguirre y Tomás Gómez durante el debate de la toma de posesión de la primera. Al día siguiente se sumó Gallardón argumentando que no descartaría que los concejales fueran elegidos por distritos.

Bien es verdad que Aguirre pedía el consenso –sin él no sería posible ese objetivo- y no avanzaba cuál era el camino hasta los próximos comicios para lograrlo. Las listas abiertas o desbloqueadas también tienen sus dificultades, como el conteo de las mismas, pero al menos evita que las diferentes administraciones sean lideradas por imputados o por aquellos que ya tienen fama de vagos o de inútiles. Nos podemos equivocar unos pocos, pero no si el rechazo es mayoritario, salvo que alguna campaña de desprestigio –este también podría ser un problema- ponga a una persona en la picota. ¿Se imaginan si Marta Domínguez, por ejemplo, hubiera ido de nuevo en las listas del PP al Ayuntamiento de Palencia y se hubiera tenido que votar con listas abiertas antes de la solución de su caso? Se hubiera generado una duda, posiblemente razonable, y podría haber sido tachada por algunos electores, suponiendo todo ello una gran injusticia. Si no hay tampoco algún tipo de medida correctora podría asimismo beneficiar a los mayoritarios, como ocurre en Inglaterra.

Aun así creo que tienen más factores positivos que negativos. Si las listas hubieran sido abiertas en las generales de 2008 seguro que nuestros diputados y senadores hubieran perdido más el culo por su circunscripción, en concreto Burgos, que lo que han hecho durante estos tres años, que es nada o menos que nada. También posiblemente conoceríamos a aquellos que quieren ser procuradores en las Cortes de Castilla y León, ya que hubiéramos leído todos sus nombres en vez de votar exclusivamente a unas siglas. Algo que ahora se ignora, y eso que les hemos podido meter en una papeleta hace un mes. ¿Saben quién era el segundo de la lista del PP tras Herrera o el segundo tras la candidata socialista, o incluso saben quién era la número 1 en la lista del PSOE? También en las municipales, no cabe la menor duda, el efecto hubiera sido positivo, porque al menos en este caso los propios ediles saben que además de encontrarse respaldados por su partido, lo están por los ciudadanos.

Una legislatura que debe ser para el empleo

El anuncio del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, de que esta sería su última legislatura creo que le liberó al político burgalés del peso que supone la sucesión en un partido donde los últimos encuentros electorales se suman en la región por mayorías absolutas y aplastantes. No hay más que echar un vistazo para comprender que no son situaciones fáciles y ahora el PP de la región, que también lidera Herrera, lo podrá hacer de forma paulatina y supuestamente tranquila –es lo que tiene estar gobernando con buenas perspectivas-, aunque no son pocos los que aspiran a sucederle, por lo que la lucha será previsiblemente sumergida. Cuando se gana, la ropa sucia, si existe, se lava en casa.

Un Herrera que en estos cuatro años querrá dejar lo mejor de sí mismo y de su política. Si en Burgos su tiempo de presidente pasará  como el de las grandes infraestructuras en estos dos cuatrienios, es ahora el momento de formar un Gobierno donde toda prioridad será el empleo, y lo que se deriva del mismo.  Y necesitaría contar con especialistas y auténticos expertos en una materia compleja, pero donde se ha demostrado en algunos países de Europa que de esta se sale. España sigue en la cola del crecimiento del empleo y gana en número de parados. Castilla y León, que se encuentra por debajo de la media, no se debe dejar arrastrar ante un futuro incierto.

Las prioridades del presidente de Castilla y León están claras desde la primera página hasta la última en el programa que presentó a las elecciones autonómicas, donde todo gira en torno a la creación de puestos de trabajo, desde el apoyo a las empresas y los autónomos (estos últimos suelen ser los grandes olvidados, y los que más empleo soportan), a la financiación para los emprendedores, o nuevas políticas relacionadas con las industrias emergentes como la agroalimentación y el turismo, junto a la puesta en disposición de suelo industrial y tecnológico accesible. Y es que, además, no hay políticas de igualdad si no hay empleo para las mujeres, como tampoco políticas juveniles si el 40 % de los chavales están en paro o acampados en una denuncia que les dignifica ante una sociedad anestesiada.

De ahí que el nuevo Gobierno de Herrera, que solo el conoce y estará pasando por su mente estos días, parece que estará dedicado sobre todo a la Economía y al Empleo. Es el sustento del resto de políticas activas. Si logra el ‘paisano’ burgalés crecer en ello sin duda su paso por la administración regional será el que más haya aportado al crecimiento de la región.

Turismo, más y mejor

No es de extrañar que el debate sobre el turismo y su promoción fluya estos últimos meses en la provincia de Burgos. De hecho, este sector alcanza el 10 por ciento del PIB en Castilla y León, y en la situación económica que nos encontramos busca convertirse en un importante yacimiento de empleo. Además, en Burgos, la apertura del Museo de la Evolución Humana, supone una marca más que añadir para el impulso del mismo y da origen más si cabe a la controversia. Ocurre, sin embargo, que con el turismo parece deslizarse lo mismo que con el fútbol. A todos nos da por opinar sobre la promoción, la ciudad de los Congresos, las pernoctaciones, lo caro o barato de los hoteles, y pocos se sienten aludidos para profundizar en aquello que pueden y deben mejorar, desde los agentes implicados a los propios ciudadanos.

Hay quien ve la botella medio vacía (suelen ser los más, en este país ganan los pesimistas), otros medio llena. No sé si en el caso de los datos de turismo que afloran mensualmente preferiríamos menos visitas y más pernoctaciones, o más visitas y menos pernoctaciones. Si en vez de un millón de visitantes contáramos con dos millones, aunque se quedaran 1,6 días en la provincia de Burgos creo que nos daríamos por satisfechos, y no mantener un millón que se quedan 2,5 días. Lo mejor, claro, y a lo que todos aspiramos: los dos millones, 2,5 días entre nosotros.

Por comentar una cifra, Bilbao en 2010 tuvo 684.000 viajeros, muy por debajo del 1.028.259 con que contó Burgos y 1.281.521 pernoctaciones frente al 1.670.805 que tuvo Burgos. Y todavía son muchos a los que escucho que ojalá tuviésemos un Guggenheim olvidándose que para única la Catedral de Burgos. Sí es verdad que el Museo bilbaíno gozó de la presencia de 30.000 visitantes esta pasada Semana Santa, ganando por distancia al Museo de la Evolución burgalés y a la propia Catedral de Burgos más dedicada en esas fechas a los cultos propios que a las visitas turísticas. Pero Bilbao sí atrae mucho turista extranjero, procedentes sobre todo de Francia, Alemania y Reino Unido, además de un porcentaje importante de norteamericanos (por cierto en el Museo tendré ocasión de atender el sábado a una tour-operadora neoyorkina que espero disfrute de Burgos), que sí que nos interesaría que siguieran su ruta hacia Burgos en su entrada por España. De ahí que Bilbao nos afecte, al igual que Madrid o Barcelona, no solo para su población, sino para los millones de visitantes que tienen, que en el caso de la capital catalana alcanzan los 5 millones.

No debemos conformarnos con el que quien no llora no mama, porque si la competitividad empresarial con nuestro entorno es grande, en tiempos de bonanza y de crisis, en el caso del turismo la competencia es feroz, tremenda. No es momento para las lágrimas. Cada territorio, cada provincia, y hasta cada localidad, han visto en el potencial turístico que tiene España un nicho de mercado. Porque nuestro país, nuestra marca, es todavía uno de los primeros países en atraer viajeros, por detrás del coloso francés que vive del mítico París, de la Costa Azul, o de los castillos del Loira.

Ocurre, sin embargo, que en Francia las cadenas hoteleras sí han apostado por el turismo familiar, y muchas de ellas (no se trata de hacer publicidad) alquilan habitaciones por una noche donde una familia con dos hijos puede dormir por 40 ó 45 euros. Con lo que una semana viajando por aquel país podría costar unos 300 euros. En Burgos, en cambio, que es una de las provincias donde los precios de hoteles están más bajos y la calidad más alta, una semana, a una familia con dos hijos en dos habitaciones, el gasto le puede suponer 700 euros, más del doble que el modelo anterior, y eso solo en dormir.

Siento discrepar con las grandes cifras que se están manejando para Burgos si aspira a la Capitalidad Cultural Europea. Las grandes batallas se vencen en las pequeñas escaramuzas. Y de esas tenemos todos los días y habrá que ganarlas nos elijan o no para ser capital de 2016. Todavía hay millones de españoles que desconocen lo que puede ofrecer la provincia de Burgos, desde todas las aristas del prisma. Y millones de europeos que pueden encontrarse en esta tierra como en su casa.

Por otra parte, existen también miles de personas que viajan a través del ferrocarril y el avión;  del primero, parece que en Burgos nos hemos olvidado, y no solo por la distancia que debemos andar para llegar a la estación, sino por la poca frecuencia de sus servicios. Y del avión nos ocupamos más en enviar gente fuera que en traerla: los transportes, mejorables, sin duda.

Lo estamos haciendo, pero nos falta explotar lo excepcional que supone en muchos aspectos la provincia de Burgos. Más nos ocupamos de su patrimonio y de su uso, que del turismo en sí. Trabajo en el MEH y estoy rodeado de unos fósiles únicos en el mundo, que se intentan conservar a la temperatura y la luz requerida, pero soy consciente de que mi ocupación en el Museo se juzgará más por el número de turistas que atraiga, que por la imagen que del mismo se lleven los visitantes o la comunidad científica (aunque lo segundo logrará el aumento de lo primero). Porque es cierto que la inversión ha sido alta en todo el complejo de la Evolución Humana y ello ha de repercutir en beneficios para la propia ciudad y provincia.

Pero no solamente nos hacen excelentes y diferentes la Catedral y el Museo (que tengo mis dudas sobre la bondad o no de una entrada común, sí estoy seguro, en cambio, de que debe haber una venta global de la capital y la provincia), sino también lugares como la Cartuja o Las Huelgas, en la propia capital; o los yacimientos de Atapeurca, el Camino de Santiago, el Monasterio de Silos, las icnitas de Salas y Frías, por poner cuatro ejemplos de la provincia que también nos convierten en óptimos.

No hace muchos días, un amigo me comentó que basa sus viajes al extranjero con su familia buscando el Patrimonio de la Humanidad, y que encuentra grandes carteles en autopistas que le indican que está cerca de algún lugar con este reconocimiento. No estaría mal que en Burgos, donde sumamos tres y podemos alcanzar cuatro o cinco, si seguimos insistiendo en el Románico del Norte, en las huellas de los dinosaurios o en el casco histórico, también se señalen no solo en las circunvalaciones, sino en la distancia, para los que vengan o para que vuelvan los que pasan.

En Burgos podemos trabajar aún más por sumar esas potencialidades, que además con una buena gestión deberían convertir un Palacio de Congresos que es un auténtico coloso en un baluarte, según se puede comprobar si eres una de las personas que tienes la ocasión de visitar las obras. A ello lógicamente tenemos que sumar un medio ambiente increíble y una pujante gastronomía, y un enoturismo creciente que sumar a esta oferta. Solo nos falta la playa, pero París tampoco la tiene y cuenta con más de diez millones de turistas al año.

(Publicado en Diario de Burgos el 9 de mayo)

El Gobierno de los mejores

Ahora que nos encontramos a las puertas de unas elecciones municipales y autonómicas y en clave ya de las generales que tendrán lugar en 2012 (aunque algunos tertulianos abogan por su adelanto, pero no parece que sea esta la opinión de los implicados), estamos volviendo a escuchar de muchos candidatos que volverán a contar en su gobierno con los mejores para cada uno de los puestos, buenos profesionales y personas capacitadas para sacar el municipio, la comunidad autónoma o la nación adelante. Luego suele llegar la gran decepción para los votantes y es que se encuentran con que su vecino de al lado, aquel con el que tantos desencuentros ha tenido y al que tanto ha criticado, forma parte de ese equipo de gobierno local que supuestamente va a sacar la ciudad adelante en medio de una crisis de la que todavía no se atisba el final. O que los elegidos para formar parte del consejo de ministros son barones o miembros de familias históricas de ese partido político, o divididos por una cuota entre hombres y mujeres, sin tener en cuenta su idoneidad, siempre he pensado que para llevar las responsabilidades de una administración en materia de Sanidad lo inteligente sería que fuera un profesional de la Medicina o un economista quien se pusiera al frente. Ocurre también que algunos son elegidos por pertenecer a un territorio al que hay que hacer un guiño (que no solo hay cuotas por razón del sexo), para que luego no se lamente que su provincia, o su región no cuenta con grandes representantes en gobiernos regionales o centrales.

Y es que los partidos políticos, y los miembros que lo forman, vuelven a estar encuesta tras encuesta entre los temas peor valorados por los ciudadanos. Y no será fácil que escalen posiciones en ese ranking. El problema, el real, el que nos toca a todos, es que casi llegamos a los cinco millones de parados en España, a los 30.000 en Burgos y aunque haya responsables de tan altas cifras, la obligación de sacar este país, esta región o esta ciudad adelante no la tienen solo los que gobiernan, sino la oposición y todos los representantes públicos. Son ellos los que pueden tomar decisiones, generar confianza, de tal manera que avancemos en las soluciones necesarias.

Esos ciudadanos –que no necesariamente tienen que ser políticos de carrera, aunque tampoco hay que descartarlo, pero habrá que regenerar lo suficiente esta profesión- hay que buscarlos ahora antes de la primera cita electoral de mayo. Y no será un trabajo fácil, posiblemente los cabezas de lista se encuentren con algún desplante, pero si hay que dar optimismo a los ciudadanos –y sobre todo a los empresarios que son los que con su carácter emprendedor pueden hacer mucho por su tierra- estos posiblemente esperen encontrarse con personas solventes y que han demostrado ya su capacidad de trabajo. El problema de los partidos es que han crecido tanto y de tal manera que hay que ocupar a muchos miembros de los mismos. Y no hay lugar para el resto de españoles.

Autonomías sí

Quizá para los asturianos que nos creemos que Asturias es España y lo demás tierra reconquistada a los moros, o los que pensamos que el paraíso natural estuvo en tierras norteñas, o que disfrutamos y sufrimos con las subidas y bajadas del Sporting, con la Santina, con el orbayu que te moja como calabobos o para quienes decir que ¿Podrías explicármelo otra vez? supone ¡Cagun mi mantu nun tiendu na!, ser autonomistas no nos resulta necesario. Somos asturianos, grandones, y punto.
Pero las autonomías han traído a España un montón de beneficios, si se mantiene la caja única y si todos somos iguales. Es cierto que hay un cierto debate público en estos momentos en los que opinan expresidentes y ciudadanos de la calle sobre este Estado en el que llevamos ya treinta años y que ha visto peligrar su bienestar debido a la crisis económica y a su mala gestión. Y precisamente el uso y abuso de la multiplicación de administraciones hace que incluso se puedan observar razonamientos correctos en busca de la supresión de diversas instituciones en pos de rebajar la carga del gasto público. Para qué un ayuntamiento, una diputación, una delegación autonómica, un gobierno regional, cada uno con sus correspondientes órganos legislativos, si muchos de ellos tienen órganos duplicados y no se atreven a contarnos sus funciones.
Es cierto que todavía no ha acabado la segunda descentralización, y que la primera, la del Estado central a los entes autonómicos, ha creado profundas diferencias entre regiones que poco a poco se deben evitar. No es de cajón que un profesor, un médico, un polícia local o un funcionario de prisiones tenga distinto salario según el suelo que pise o la lengua que hable. Y tampoco es de recibo que de lo mismo la deuda que asume cada una de las autonomías. Las que han cumplido los deberes, como la nuestra, la de Castilla y León, podrán endeudarse más. Las otras, que se aprieten el cinturón. Y es en eso donde notamos los ciudadanos que no somos iguales y que para algunos hay barra libre. También es un despropósito la cantidad de puestos de trabajo que se han multiplicado en las administraciones sin conocer muy bien sus ocupaciones. Pues aclarenlo, para que los votantes sepamos si estamos creando un gran monstruo o si al contrario son necesarios.
Pero estoy seguro que a pesar de los pesares las autonomías han mejorado la sanidad, la atención social de nuestros mayores -a pesar de todo lo que queda por hacer y de la soledad de muchos-, la educación de nuestros hijos -pese a fomentar demasiadas universidades en vez de aumentar la calidad de las mismas-, la protección a los más desfavorecidos, la mejora del patrimonio y del medio ambiente… Evidentemente hay actuaciones que corresponden al Estado y otras a entes menores, pero igual que el asturiano no necesita mucho empeño para proclamar su procedencia, también me siento castellano por la sangre que corre por mis venas. Y esta Castilla merece la pena defenderla y protegerla.

Nuevo Gobierno regional

En algunos momentos duros de la crisis económica que España está atravesando y con el objeto de dar un ejemplo de austeridad más manifiesto pasó por la cabeza del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, hacer una remodelación del Gobierno regional. Incluso llegó a preguntar en Consejo de Gobierno, ante todos los consejeros, por asuntos de ordinaria administración, como el gasto de los teléfonos móviles de cada departamento. Algunas decisiones se tomaron, relativas sobre todo al uso de personal y servicios comunes, pero poco se podía hacer en ese momento ante una administración autonómica de por sí austera, con pocos asesores en sus equipos, en comparación con otras regiones, y con unos altos cargos que apenas llegaban al medio centenar. Pero este tema ha rondado la cabeza permanentemente del presidente de la Comunidad Autónoma más extensa de España y a su vez una de las menos pobladas.
Parece que el trabajo se lo quisieran ir haciendo si gana las próximas elecciones del mes de mayo. Uno de sus hombres más fieles y leales, Alfonso Fernández Mañueco, buen político y buena gente, deja la Consejería de Interior y Justicia y se va a combatir por el Ayuntamiento de Salamanca. Podríamos asegurar que es una de las Consejerías que de esta manera quedaría amortizada. Ni avanzan las competencias en estos dos campos, ya que el Gobierno central no dispone de recursos para aportar a Castilla y León, y es cierto que de esta manera este departamento queda algo vacío. Previsiblemente otras consejerías se sumarán, y es probable -aunque con este presidente si revalida la mayoría absoluta lo probable no es sinónimo de seguro, aunque tampoco de todo lo contrario- que bajen de las 12 actuales a las 9, que para algunos todavía se manifiesta como un número elevado, pero menos sería complicado por el impulso que necesitan algunas áreas para salir de la crisis, y dado el PIB de este territorio. Reforzar el tema industrial, la agricultura -con todo el área agroalimentaria-, las consejerías sociales, las infraestructuras y las nuevas tecnologías, la cultura y el turismo como nuevo valor puesto en pie, sobre todo tras las grandes inversiones acometidas, y la Hacienda, que ejerce como transversal y más en tiempos de escasez económica, parece que deben velar permanentemente. Puede que se prescinda de Administración Autonómica -que bien podría ser asumida por Presidencia, o si esta asume Interior, por Hacienda- o Medio Ambiente, que podría ir a parar a los manos de Agricultura y Ganadería. No queda mucho más, salvo reforzar las dos vicepresidencias con un perfil más político.
Otro tema sería el asunto de los consejeros, pero uno que no es alto cargo, ni le pagan para ello, sino un salario normal de la administración, no llega a descubrir lo que pasa por el cerebro del Presidente de la Junta, que algo pasará, aunque ahora tenga su primer objetivo tras aprobar los presupuestos de 2011 en ganar las elecciones. De momento el ticket burgalés cambia a Herrera-Lacalle, este último ha crecido bajo el amparo del propio presidente, pero la pareja es nueva y en este caso como siempre se esperarán con incertidumbre los resultados.

Cuenta atrás electoral

La reunión que ha mantenido el presidente del Partido Popular en Castilla y León, Juan Vicente Herrera, con cada uno de los responsables provinciales de la formación política; y las peticiones de audiencia entre los propios parlamentarios regionales para ser recibidos por su jefe a lo largo de la semana pasada, sobre todo de la provincia de Burgos, han sido dos hechos que no por habituales pueden pasar desapercibidos. Herrera parece haber marcado ya la línea de salida para las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo y a buen seguro que en pocas semanas conoceremos los números 1 de cada una de las candidaturas de las principales localidades de este territorio.

La configuración de listas, comenzando por el candidato de cada una, es la tarea más compleja para un político con mando en plaza. Son muchos los que desean subirse al carro ganador -y en esta ocasión parece que el PP, según afirman las encuestas, está en la mejor posición- y otros tantos los que aspiran mejorar en su valoración política y ascender. De momento, solo hay un hecho claro en el partido de centro derecha (en la izquierda han aprendido hace tiempo que la ropa sucia se lava en casa, y transcienden cada vez menos informaciones al público), que la lista de Burgos a las Cortes la presidirá Herrera, y conociendo su forma de configurarlas el resto de personas representarán diversas comarcas de la provincia burgalesa; además, como la ley exige paridad, pues entre los ocho primeros habrá cuatro mujeres y cuatro hombres; de estos últimos hay algunos que parecen abonados a la Cámara vallisoletana, así que más cambios podrían encontrarse entre el bando femenino. Veremos, porque siempre Herrera se ha caracterizado por sorprender en algún puesto a los militantes.

Si me dejara el presidente que le hiciera una recomendación, que no creo, incluiría en el puesto 7 de la lista de procuradores a aquel que no queda más remedio -por lo que sea- para que se lo trabaje un poco, se recorra kilómetros y pierda el culo. Y en el 8, que sería un milagro pero que podría llegar a conseguirlo si el panorama para los socialistas sigue tan negro, a alguna joven promesa, para que también se lo curre más que el resto, y tengan su oportunidad, aunque sea tan difícil y milagrosa. Y sobre todo que no se crean tan fácil la victoria como para rifarse los puestos, esos todos los de la lista, porque el suelo electoral tanto del PP como del PSOE suele estar bastante amarrado, presenten a quien presenten, y hasta el propio recuento de las votaciones no habrá nada seguro en cuanto al número de escaños conseguidos.

Pero donde parece que puede estar la batalla es en Miranda y en Aranda. En la primera, Borja Suárez se encuentra en la mejor situación posible para destronar a Fernando Campo. Tampoco lo tendrá fácil, pero será más difícil aún si suenan veleidades posibles sobre su responsabilidad en la Diputación Provincial. La ciudad del Ebro es una plaza difícil para la derecha, pero en la que ya tuvo ocasión de gobernar, y si presenta una alternativa sobre todo fiable podría vencer. Y para mí que en Aranda la derecha es la que pierde, no es la izquierda quien gana. No presentan candidatos coherentes, no realizan campañas honestas, y tienen al partido dividido. En esta ocasión parten de la base de la mala situación económica de España y que los ciudadanos buscarán alternativas, pero en un comicio local el candidato suma votos o los resta. Mucho me temo que para los populares ha ocurrido más esto último que lo primero. Lograr sacar un nuevo número 1 de la chistera no será fácil. Pero igual podrían mirar hacia las Cortes autonómicas en este momento y hacia su representante en las filas populares o buscar un perfil diferente en la propia localidad ribereña, pero como quienes tienen que hacer eso son los mismos que quieren seguir amarrados a la poltrona, el reto me parece complicado.

El tercer punto en conflicto electoral es Burgos. Aparicio debería dejar ya de deshojar la margarita y cortar de raíz todas las conversaciones de café donde le achacan que no se presentará porque no le gusta la Alcaldía. La imagen que denota es nefasta y aunque no le gustara tendría que mostrarse encantado de haberse conocido, porque qué mejor que ser el alcalde de tu ciudad, o al menos de ello deberíamos sentirnos orgullosos todos. Y si lo que pretende -por otra parte razonable- es dejar el puesto tras dos legislaturas, siguiendo la recomendación del que es su amigo Aznar, pues que lo anuncie y lo deje y se busque o le busquen una nueva alternativa laboral, pero el puesto de alcalde, por la propia institución y por respeto a los ciudadanos, debe permanecer inmaculado.

Hablar de la Diputación a estas alturas puede llegar a producir agotamiento. Orden Vigara dejará el mando de la plaza y son muchos los que se postulan para el puesto. A ellos les pediría que hubieran demostrado antes en sus respectivas localidades o en elecciones previas su capacidad de liderazgo, sus ganas de trabajar, su innovación. Entiendo que si las Diputaciones parece que van a pervivir -si por más de uno fuera, desaparecerían- al menos habría que darles un aire nuevo en unos tiempos diferentes y complejos. Si es un mero intermediario de ayudas y subvenciones, que lo haga la Delegación de la Junta. Y el candidato de la Diputación nunca debería estar en las listas de Burgos, Aranda y Miranda, que no están incluidas en los presupuestos provinciales. Gente en la provincia hay y buena, y solo hay que dar un repaso a las páginas de este periódico para mostrar a aquellos ediles que se mueven y a los que no. Y hablando de la Delegación de la Junta, si necesitan buscar, aquí encuentran.