Nuevo Gobierno regional

En algunos momentos duros de la crisis económica que España está atravesando y con el objeto de dar un ejemplo de austeridad más manifiesto pasó por la cabeza del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, hacer una remodelación del Gobierno regional. Incluso llegó a preguntar en Consejo de Gobierno, ante todos los consejeros, por asuntos de ordinaria administración, como el gasto de los teléfonos móviles de cada departamento. Algunas decisiones se tomaron, relativas sobre todo al uso de personal y servicios comunes, pero poco se podía hacer en ese momento ante una administración autonómica de por sí austera, con pocos asesores en sus equipos, en comparación con otras regiones, y con unos altos cargos que apenas llegaban al medio centenar. Pero este tema ha rondado la cabeza permanentemente del presidente de la Comunidad Autónoma más extensa de España y a su vez una de las menos pobladas.
Parece que el trabajo se lo quisieran ir haciendo si gana las próximas elecciones del mes de mayo. Uno de sus hombres más fieles y leales, Alfonso Fernández Mañueco, buen político y buena gente, deja la Consejería de Interior y Justicia y se va a combatir por el Ayuntamiento de Salamanca. Podríamos asegurar que es una de las Consejerías que de esta manera quedaría amortizada. Ni avanzan las competencias en estos dos campos, ya que el Gobierno central no dispone de recursos para aportar a Castilla y León, y es cierto que de esta manera este departamento queda algo vacío. Previsiblemente otras consejerías se sumarán, y es probable -aunque con este presidente si revalida la mayoría absoluta lo probable no es sinónimo de seguro, aunque tampoco de todo lo contrario- que bajen de las 12 actuales a las 9, que para algunos todavía se manifiesta como un número elevado, pero menos sería complicado por el impulso que necesitan algunas áreas para salir de la crisis, y dado el PIB de este territorio. Reforzar el tema industrial, la agricultura -con todo el área agroalimentaria-, las consejerías sociales, las infraestructuras y las nuevas tecnologías, la cultura y el turismo como nuevo valor puesto en pie, sobre todo tras las grandes inversiones acometidas, y la Hacienda, que ejerce como transversal y más en tiempos de escasez económica, parece que deben velar permanentemente. Puede que se prescinda de Administración Autonómica -que bien podría ser asumida por Presidencia, o si esta asume Interior, por Hacienda- o Medio Ambiente, que podría ir a parar a los manos de Agricultura y Ganadería. No queda mucho más, salvo reforzar las dos vicepresidencias con un perfil más político.
Otro tema sería el asunto de los consejeros, pero uno que no es alto cargo, ni le pagan para ello, sino un salario normal de la administración, no llega a descubrir lo que pasa por el cerebro del Presidente de la Junta, que algo pasará, aunque ahora tenga su primer objetivo tras aprobar los presupuestos de 2011 en ganar las elecciones. De momento el ticket burgalés cambia a Herrera-Lacalle, este último ha crecido bajo el amparo del propio presidente, pero la pareja es nueva y en este caso como siempre se esperarán con incertidumbre los resultados.

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