El ajuste fino

Si gana Mariano Rajoy las elecciones el próximo domingo toca ajuste fino, de apretarse el cinturón uno o dos agujeros más; si el que gana es Alfredo Pérez Rubalcaba será lo mismo. Por mucho que ambos intenten mirar hacia otro lado estos últimos días de campaña. De algo estamos seguros, sin embargo, que no serán los pensionistas los que en esta ocasión vean congeladas sus cuentas, ni quizá los funcionarios o asimilados que ya llevan un tiempo pagando el pato, ni tampoco las prestaciones de los más de cinco millones de parados que inundan en silencio nuestro país. El recorte está llegando a todas las administraciones para evitar una intervención que estaría cantada si no se redujeran esos miles de millones de euros en gasto que Europa nos impone. Se acabaron los planes E y los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas perfilan un 20 por ciento menos en sus presupuestos. Ya seamos del grupo de los fuertes o del de los más débiles.

Cabe también la posibilidad de que las dosis de optimismo necesarias para España sean aportadas por el nutrido grupo de empresarios que prefiere un gobierno liberal de centro derecha que uno intervencionista de centro izquierda. En cualquier caso, la recuperación no vendrá en unos meses, ni en un año, y si el próximo presidente del Gobierno se plantea como hizo Aznar el déficit cero, estamos peor que entonces y para lograrlo se necesitarán muchos sacrificios y quizá demasiada imaginación.

Nadie ha aportado varitas mágicas al nuevo tiempo. Las declaraciones de Rubalcaba dejan entrever que durante dos años sería el Estado quien aportara los fondos que no tiene. Rajoy es cierto que no ha ofertado todavía sus medidas, salvo lo que siempre ha dicho el PP, en lugar de subir los impuestos, que haya más gente que los pague, y para eso más empleo. Parece una pescadilla que se muerde la cola, y desde luego las claves económicas no son ni parecidas para uno y otro candidato. Ya sabemos lo que han traído unas políticas, pero qué traerán las otras.

Lo que sí tiene en la cabeza el candidato popular es su esquema de Gobierno, ha sumado ya muchos días para si los ciudadanos le respaldan poner en pocas semanas un equipo sobre la mesa de técnicos y políticos que sean capaces de tomar decisiones sin arrugar el ceño y previendo una fuerte contestación sindical en la calle, no en vano llevan siete años sin apenas respuestas a un ciclo económico que ha subido en más de tres millones el desempleo y que ha supuesto que haya desaparecido el crédito para cualquier iniciativa, pequeña o grande, económica.

Y los ciudadanos. Pues si se fían de los políticos, deberían comenzar aquellos que tienen facturas pendientes con las administraciones empezar a cobrarlas. Ese ha sido su compromiso. Y los autónomos no pagar el IVA hasta que no reciban el dinero de las mismas. Y los trabajadores pactar con las empresas las condiciones para que esta siga adelante en tiempos de incertidumbre, sabiendo sin embargo que los derechos que se pierdan serán difíciles de recuperar. Parece una campaña triste, pesimista y alejada de las familias, de las necesidades reales. Y da pena.

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