Cursos de verano

Se ha convertido ya en tradición que muchas de las universidades españolas asuman el mes de julio para la programación de los cursos de verano -y ahora con más razón cuando el plan Bolonia provoca el abandono de las aulas a mediados de mayo-, tanto para estudiantes como para personas ajenas a las aulas y que quieren profundizar sobre temas de actualidad.

La Universidad de Burgos recogió ya el reto hace ya 19 añso y desde hoy lunes las cuatro semanas que restan de este mes nos encontraremos en el campus del Hospital del Rey con temas como el emprendimiento personal, la ciencia y pseudociencia, la historia de los últimos papas de la Iglesia, la participación ciudadana, las enfermedades raras, la licitación electrónica, la oratoria o las habilidades empesariales.

Aranda, Miranda, Covarrubias y Medina de Pomar acogerán también propuestas como las relacionadas con el vino, la atención temprana, la sostenibilidad en la edificación, la dirección coral, las rutas del Emperador Carlos V o la pasión por comunicar. Incluso el monasterio de San Pedro de Cardeña será testigo de un curso sobre la historia de Castilla. Además hoy también comienzan unas jornadas sobre Castilla y León, sobre sus retos y oportunidades, que ojalá concluyan en un horizonte positivo para esta tierra.

Son diecinueve los años de estos cursos de verano, un año menos del que cumple la Universidad de Burgos. Y precisamente son veinte ofertas donde se puede compartir, debatir y participar. Es un buen lugar, el de las aulas universitarias, para hablar de asuntos de cuestiones que están pegadas a la actualidad, como ocurre en este caso con las propuestas para el campus burgalés, y otras que profundizan en nuestra propia historia.

La Universidad debe generar en sus alumnos, en sus asistentes, una gran capacidad de espíritu crítico, de debatir sobre ideas, de proyectar el futuro. De los cursos de doctorado que recuerdo en Periodismo, hace ya unos cuantos años, lo mejor fue ese intercambio de opiniones , y siempre intentando sumar más que dividir al llegar al final de las mismas. Da la sensación, sin embargo, que los alumnos universitarios que llegan a las aulas se encuentran ocupados por otras prioridades más que por conseguir después de cuatro años además de un mayor grado en el conocimiento de las asignaturas, una mayor capacidad para discernir, para participar en la sociedad o para intentar mejorarla.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Deja un comentario