No solo es la economía

Aproximadamente desde 2009 el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) viene mostrando que los ciudadanos piensan que la política y los políticos son uno de los principales problemas del país. Lo cierto es que no les ha costado mucho. Hay profesiones en que no es difícil caer en el desprestigio -la de periodista es una de ellas- y en la política algunos han puesto especial empeño y codicia, porque han desoído lo que venía siendo una llamada general de gente de todas las edades y toda condición. Y es que el dinero público es el dinero que todos aportamos, en muchas ocasiones con sangre, sudor y lágrimas. Ese fue el dinero que se han llevado durante muchos años y que en los últimos ha venido aflorando en los medios de comunicación.

No es difícil rememorar la campaña de Bill Clinton ante un George Bush que seguía ofreciendo más de lo mismo «It’s economy, stupid». No reniego, y quizá sea lo necesario un Gobierno de eficaces gestores para que el país marche, y salga de la crisis. Pero ese no es el mensaje que parece que quieren escuchar los ciudadanos, sino el de las personas, el de la humanidad. Y lo que se presenta, en general, es un ejecutivo distante. Problabemente lo contrario, pese a llevar todos los ERES encima y estar acorralada por la corrupción, es lo que le haya hecho ganar a la candidata socialista con holgura en Andalucía, pese a no alcanzar la mayoría absoluta.Y probablemente sea esa cercanía lo que pueda dar el impulso para que Juan Vicente Herrera venza también, y posiblemente con mayoría absoluta, en Castilla y León, el hecho de manifestarse y ser ‘un paisano’.

Porque aunque la imagen de que los políticos viven para sí mismos puede que no sea cierta en muchos casos, sí que es una de las conclusiones que sacan sus posibles votantes y por eso algunos se hayan dirigido a escuchar a los nuevos voceros de la cosa pública por si llegan a distintas conclusiones, y no solo a oírles sino a votar ese discurso del descontento cargado de motivos y razones. Pese a todo, el presidente de la nación sigue escuchando el oráculo de su agente demoscópico como si fuera el oráculo de Delfos.

La economía no es lo suficiente. Fundamental sí, pero no decisiva. Hay que hacer política, ideología, la palabreja que no les gusta escuchar a muchos, y más que nada que los ciudadanos les sientan cercanos. Para eso no es que la política de portavoces del Partido Popular hasta el momento haya sido la más adecuada sino lo contrario, aunque en el caso del palentino Pablo Casado quizá hayan acertado. Tampoco aquellos que en otras formaciones pretenden hacerse los simpáticos lograrán su objetivo. Y no solo tienen que parecer creíbles, sino serlos. No se pueden hacer promesas electorales que no se pueden cumplir, y ello probablemente puedan pagarlo en un futuro los partidos más noveles, aunque en estas elecciones que han pasado: europeas y andaluzas, el descontento haya sido mayor que el que podemos esperar en las siguientes. Quien no lo haya visto como un aviso claro y nítido se equivoca.

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